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Opinión

19 de Abril de 2017

Jon Lee Anderson y la intervención de Estados Unidos en Siria: “Hace rato, de algún modo u otro, estamos en la tercera guerra mundial”

El destacado escritor de la revista New Yorker conoce de conflictos bélicos. Hace años que ha deambulado por varios de éstos, entre ellos Siria, desentrañando la madeja a ratos incomprensible de una guerra plagada de actores, que asegura se aproxima a una contienda mayor que por primera vez, desde el término de la Guerra Fría, tiene enfrentados a Rusia y Estados Unidos. “Siria se ha vuelto el campo de batalla para una conflagracion internacional”, dice.

Claudio Pizarro
Claudio Pizarro
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Por qué el gobierno sirio, habiendo recuperado Alepo con la ayuda de Rusia, decide realizar un ataque con armas químicas. Te lo pregunto porque en algunos sectores ha generado suspicacias…
Hay cosas que todavía no huelen bien. Yo no soy teórico de conspiraciones pero, ojo, en las guerras todo es conspiración. Dicho esto, no creo que haya sido inventado. Imágenes con niños asfixiándose son muy difíciles de fabricar. Hay voces, algunas de inteligencia y otras de algunos medios, que han entregado un cuadro creíble. O sea, habían armas químicas y fueron utilizadas, aunque sirios y rusos hayan negado hace tres años su existencia, después de haberlas usado en Guta, en las afueras de Damasco. Acto seguido, con la discreción y cooperación del gobierno de Obama y la ONU, se procedió a remover las armas químicas que tenía el gobierno. La pregunta que uno se hace ahora es si las removieron todas y la respuesta es que probablemente no. Mi conclusión, entonces, es que lo hicieron para probar si un ataque así tendría el efecto de aterrorizar a la base civil de los combatientes y crear un nuevo campo de batalla más libre para operar.

El terror siempre ha sido el gran negocio de las guerras…
Con 80 personas que matas con gas sarin, aterrorizas a millones, eso a mí me consta. En el verano del año 2012, cuando los rebeldes atacaron Alepo, me encontré con una comunidad, cerca de la frontera turca, que había huido y ocupado una escuela pública de una aldea. Estaban muy atemorizados y recelosos porque habían escuchado que Bashar al Assad iba a atacar con armas químicas. Parece que era algo que había sucedido en el pasado y era como una reacción pavloviana: su terror era vívido y obvio.

¿Cuáles son los cálculos de Trump al atacar Siria? Durante su campaña argumentó que si Obama lo hacía sería un grave error. Otra vuelta de carnero más.
He tratado de desentrañar esa pregunta y no hay una respuesta sencilla. Una parte de mí opina que Trump simplemente reaccionó a las imágenes televisivas de los niños asfixiándose, así como Europa reaccionó a la foto de Alan Kurdi, el niño que apareció ahogado en una playa de Grecia. Vivimos en momentos en que la performance, para no restarle realidad a estos hechos, es casi todo. Pudo haber reaccionado impulsivamente, incluso con falta de juicio analítico, pero si sus asesores militares abogaban por ir en contra de Asad y estaban con los planes hechos, la decisión era más fácil para él. Por otro lado, Trump siempre mira las encuestas y estaba apenas en 36%, dos meses después del juramento. Él está obsesionado con los rating y tiene un ojo puesto en las investigaciones sobre su supuesta complicidad con los rusos, en minar la campaña de Hillary Clinton, y el tufo de traición que eso conlleva. Puede que haya pensado que si se agarraba de los rusos, esa sensación de alguna manera menguaría, y actuaría a su favor en los resultados de las investigaciones que lleva a cabo el FBI y el comité de defensa del Senado. Entonces es probable que haya sacado cuentas al respecto.

¿Y qué cuentas saca Putin? Rusia es el proveedor más importantes de armas en Siria.
Todas las armas sirias son rusas, pero el dinero que recibe ni siquiera es suficiente para solventar los gastos del fin de semana de Putin. Esto es es más simbólico y tiene que ver con la pinga de Vladimir Putin, con la masculinidad y la necesidad explícita del régimen ruso de mantener su orgullo intacto en el juego duro de las naciones. De hecho, es el único lugar donde puede operar, porque cuando la OTAN pidió intervenir en Libia, un Estado cliente de los rusos tradicionalmente, Putin no vetó la resolución sino que se abstuvo. Así fue la cosa. A partir de ahí las potencias de la OTAN, principalmente Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, realizaron múltiples ataques sobre muchos blancos del régimen, intentando neutralizar sus mandos militares, pero también intentando matar a Muamar Gadafi. A partir de ese momento, Putin se maleó, porque tomó la muerte de Gadafi como una humillación. Si miras su comportamiento anterior te das cuenta que Occidente le hizo espacio en los G-20, los G8, los G no sé cuánto. Pero luego de la muerte de Gadafi comienza a aferrarse a Bashar al Asar, luego se mete en Ucrania, perdiendo el respeto de los líderes occidentales porque pensaba que era más zorro que ellos.

Ahora con Rusia y Estados Unidos en bandos opuestos, poco se habla de Bashar al Asad. ¿Cuál es su rol en este conflicto?
Imagínate… es hijo de Háfez al Asad, el dictador sirio desde el año 70. Este chico ha estado en la cúpula del poder desde entonces, proveniente de una secta alauita minoritaria en su país. La Siria de su padre, fue un satélite soviético con una estructura política hipernacionalista, muy de mediados del siglo viente, modelado en los totalitarismos europeos de la época, como lo que hizo Mussolini y Stalin. Un país casi ermitaño, con muy poco acceso a Occidente, sin un flujo ida y vuelta de ideas, muy hostil a Estados Unidos y patrón de grupos palestinos que atacaban a Israel. Siempre armado, adiestrado por los rusos, y como todos los regímenes en el medio oriente, también monárquico y herencial. Por esto, a fines de los noventa, los hijos de estos jerarcas comenzaron a heredar el poder. Bashar al Asad lo hizo en Siria, Gamal Mubarak lo iba a heredar en Egipto y en Libia sucedería algo similar. Bashar intentó una suerte de apertura para contentar a la mayoría, pero sus primos fueron los que se beneficiaron con las privatizaciones. Luego estalla la primavera árabe y la mayoría de los líderes occidentales le ordenan que deje el poder. Pero el día en que vio como asesinaron a instancias de la OTAN a Muamar Gadafi, que ya había hecho las paces y había pagado dote a Occidente por lo que había hecho en el pasado, él y Putin vieron la pintura completa y dijeron “de aquí no nos saca nadie, que se jodan”. Y así fue.

El primer ministro Ruso, Dmitri Medvédev, dijo que el eventual envío de tropas extranjeras a Siria, llevaría a una guerra mundial. ¿Crees que una invasión a Siria es inminente?
No podría aseverar eso, pero sí creo que desde que Rusia y Estados Unidos comenzaron a apoyar a bandos opuestos, en Siria hemos estado cerca de una contienda mayor. Y esto tiene ya varios años, aunque es primera vez que sucede desde la guerra fría. Siria se ha vuelto el campo de batalla para una conflagración internacional. Ese es el gran peligro. Todo el mundo está metido, y eso que estuvieron 15 años en Irak y Afganistán, y nada aún está resuelto. No es un cuadro bonito ni halagüeño. Si no resolvemos esta contienda de manera negociada, lo que veo difícil, tiene un riesgo importante. Desde hace rato, de algún modo u otro, estamos en la tercera guerra mundial.

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