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Deportes

30 de Mayo de 2017

En Argentina desclasifican sabrosas historias de la vida de Sampaoli

Además de cajero bancario, Sampaoli trabajó como secretario de un juez. Siempre andaba apurado, siempre imaginando centro llovidos y otras cosas relacionadas con el fútbol.

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A Jorge Sampaoli le decían Maradona, sus amigos cuentan que siempre fue mentiroso, y bueno para la talla.

Esas cosas y otras más son las que relata sobre el nuevo seleccionador argentino el diario La Nación, esto en un artículo que escribe el periodista Cristian Grosso.

El apodo de Maradona

En su etapa como cajero bancario, que duró más de 20 años, Sampaoli era escurridizo, pasaba poco tiempo en el banco. “Para encontrarlo había que caminar una cuadra por el boulevard Lisandro de la Torre hasta el bar Sarmiento, el refugio favorito para tomar café y discutir de fútbol”, dice el texto.

Maradona es como lo llamaban sus compañeros de trabajo. Esto porque decían que no estaba nunca y que andaba siempre apurado, inquieto. “Resolvía todo en poco tiempo… y partía”, recuerdan.

Rememoran que además de aquel apodo, o de “zurdo”, lo nombraban el “zapato de vidriera”, porque “¡no estaba nunca en la caja.!”.

Un futbolista rústico

Como futbolista, él dice que era gambeteador y encarador, pero sus amigos afirman otra cosa. “Como futbolista era un rústico, un picapiedra”, dispara Sergio Abdala, amigo de infancia.

“Quizá de chico fue un poco más habilidoso, pero siempre fue un camorrero y con los años se llenó de mañas”, agrega.

De todos modos lo recuerdan como el motor de Alumni, equipo que pagó 5.000 pesos argentinos por su pase. Unos 25 sueldos mínimos de la época.

El juez Sampaoli

Además de cajero y futbolista discreto, Sampaoli hizo las veces de juez cuando trabajó como secretario del juez de Paz de Los Molinos, un pueblito de 3000 habitantes a 15 kilómetros de Casilda.

“Cuando el juez Juan José Morelli no concurría, Sampaoli firmaba las actas de defunción y entre chanzas certificaba los nuevos matrimonios. Con una caligrafía polémica que desataba algunos enredos, resolvía cada asunto a toda velocidad. Iba y venía a dedo, y se marchaba lo antes posible porque una rutina de centros al segundo palo siempre era más importante. Cuentan que algunos papeles se extraviaban y otros aparecían con el bosquejo de algún equipo que Sampaoli tenía en sus planes”.

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