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Nacional

27 de Septiembre de 2017

Caso Haeger: Jaime Anguita se encomienda a Dios a un día de la lectura del veredicto

“Soy absolutamente inocente y no tengo relación alguna con los hechos. Yo amaba a mi esposa y era feliz con ella. Qué pasó, no lo sé”, clama el viudo de Viviana Haeger, apuntado como la persona que pagó al carpintero José Pérez para que concretara el crimen.

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Este jueves, a eso de las 8:30 de la mañana, en el Tribunal Oral en lo Penal de Puerto Montt se dará comienzo a la lectura del veredicto por el llamado caso Haeger, el crimen de la contadora Viviana Haeger, quien fuera encontrada muerta en el ático de su casa 42 días después de notificarse su desaparición el 29 de junio de 2010 en Puerto Varas.

“Soy absolutamente inocente y no tengo relación alguna con los hechos. Yo amaba a mi esposa y era feliz con ella. Qué pasó, no lo sé”, clama su viudo Jaime Anguita, imputado en el asesinato junto con el carpintero José Pérez, supuesto asesino.

A Anguita se le acusa de parricidio por el presunto pago a Pérez para que ultimara a la mujer.

 

“Espero que dios ilumine sus mentes (a los jueces) y sus corazones y hagan justicia como corresponde, nada más”, dice además Jaime Anguita.

A un día de la resolución y tras casi un mes de juicio oral, Anguita sostiene que “si hago abstracción de todo lo que he conocido, lo que yo me he podido formar como idea de lo que he conocido de la investigación, tengo una gran confusión. No sé qué es lo que ha pasado con mi señora. Yo tengo una convicción de lo que conocí; pero, no quiero insistir sobre eso porque no lo veo reflejado en todo lo que se ha dicho acá”.

El año pasado “Informe Especial” de TVN transmitió un programa en el que Pérez relataba la escena del crimen. Decía que en el cuarto matrimonial la había hecho arrodillar a Viviana Haeger frente a su cama boca abajo con los brazos atrás. “Ahí vacié una bolsa, siempre afirmándola y le coloqué la bolsa dentro de la boca y la asfixié. Descansó su cabeza y se orinó”.

El hombre sindicado como sicario diría además que Anguita lo llama entonces para decirle que “le tenía una peguita”.  “Pensé que era una broma, y (Anguita) me respondió que me pagaba cinco millones”.

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