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Cultura

8 de Abril de 2009

Iván Valenzuela: “En muchas cosas puedo ser el portavoz de la Iglesia Católica”

Por Ana María Sanhueza. Foto: Alejandro Olivares Aunque desde que empezó el nuevo formato de Teletrece todas las noches uno de sus dos conductores recita un editorial, la apasionada frase que la otrora voz de la radio Rock & Pop se despachó contra el aborto terapéutico -y el aborto en general- dejó a no pocos […]

Archivo The Clinic
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Por Ana María Sanhueza. Foto: Alejandro Olivares

Aunque desde que empezó el nuevo formato de Teletrece todas las noches uno de sus dos conductores recita un editorial, la apasionada frase que la otrora voz de la radio Rock & Pop se despachó contra el aborto terapéutico -y el aborto en general- dejó a no pocos marcando ocupado y repletó distintos foros en internet, donde por lo bajo lo trataron de cartucho. En ésta, su primera entrevista con The Clinic, Valenzuela cuenta cómo pasó de querer ser cantante, economista y cura, a periodista de rock y hombre ancla de Canal 13. Hoy las cifras le sonríen y su noticiario va primero en sintonía.

“Lindo, precioso!”. La voz de Carolina Arregui retumba en uno de los patios de Canal 13 y el piropo hace enrojecer la cara de Iván Valenzuela mientras posa para su primera foto con The Clinic.
Tiene 42 años, dos matrimonios, ha entrevistado a los rockeros más duros y fue gerente antes de los 30 de Canal 2, pero en circunstancias como éstas, sigue igual de tímido que cuando estaba en pastoral en el Colegio La Salle de Santiago y se le acercaba una mujer. “Tiritaba. No sabía qué decir”, dice.
Hoy, Valenzuela lee las noticias del canal católico -que empiezan cada vez más tarde por su teleserie- y se ha convertido en rostro principal del canal de Los Simpson y del angelito. Fue en ese rol que, sin mostrar ni un poco de timidez, hace un par de semanas, editorializó apasionadamente en contra del aborto terapéutico justo cuando por fin el tema había entrado en la agenda noticiosa. Pero él lo zanjó de un plumazo a sus televidentes: “La controversia por el aborto terapéutico es política, pero también obviamente es ética. Hoy, la ciencia casi eliminó los casos donde hay que decidir entre la vida de la madre o la del niño. Por eso, el dilema real es si aceptamos una ley de aborto que contemple, por ejemplo, el daño sicológico a la madre o que el embarazo sea producto de una violación, o que la madre sea muy joven. Si esas causas son válidas para decidir que una vida vale más que otra, una ley así parece inaceptable”, dijo sin tintubear.

¿Estás consciente de las olitas que se armaron con tus dichos?

-Sí, además yo no vengo bajando el cerro, cachaba que era un tema súper complicado, y acá adentro (en Canal 13) también lo era. Pero nosotros nos propusimos un modelo de noticiaro que fuera con actitud y al que le importaran las cosas que pasan. Y cuando ese modelo fue consensuado con el canal, hubo una petición muy clara y evidente, y es que los propietarios del canal quieren que su opinión esté bien representada, ¿cachai? Y yo normalmente comparto las opiniones del propietario, que no es lo mismo que las opiniones de algunos que se creen el propietario. Son cosas distintas.

¿Qué te pidieron los dueños para el aborto?

-Me pidieron que en este caso fuera un poco más taxativo. Y en esa cuestión yo sabía que se iban a agregar más olitas precisamente porque el tema del aborto a la Iglesia Católica le importa.

¿Y a tí te importa?

-A mí me importa.

Tú opinón se leyó muy conservadora y calcada a la de la Iglesia Católica. ¿Iván Valenzuela piensa lo mismo que la Iglesia Católica del aborto?-Básicamente sí. Pero ¿cuál es la opinión de la Iglesia Católica?

No al aborto en todas sus formas.

Claro. Pero en el aborto terapéutico hay una opinión más o menos clara. Yo para escribir esa editorial hablé con dos sacerdotes a los que les tengo bastante confianza. Y hablé con tres doctores a los que también les tengo harta confianza. Y no todos son católicos. Además, es más o menos dificil sintetizar en 70 segundos, porque fueron dos intervenciones, una de 30 y otra de 40 segundos, lo que tenís que decir sobre un tema extremadamente complejo. Pero básicamente, si tú me decís que va a ver una intervención donde el fin va a ser intervenir un embarazo, o sea, matar una guagua, no estoy de acuerdo. Pero si cuando el fin es hacerle un tratamiento a una mujer que está en riesgo de morir o el feto muere, eso no es un aborto. O es un aborto terapéutico. Porque desde el punto de vista de la ética, lo que estai haciendo es tratar de salvar una vida. Y si es para tratar de salvar una vida, el ejemplo clásico es el del gallo que está disparando en el Paseo Ahumada con una ametralladora y si te ponís a pensar que a lo mejor lo podemos capturar sin matarlo y en ese rato mata a cuatro personas más, hay que llegar y dispararle. Chao. Ahí no hay mucho que hacer. Y en la ética y la moral católica, ese tipo de juicios están sumamente pensados y desde hace años. La Iglesia no tiene 2.000 años porque sea una entidad que no haya reflexionado sobre sí misma y su esencia. Éste es un debate extremadamente sensible, porque el hecho esencial es dolorosísimo y provoca una enorme proliferación de pasión.Y cuando prolifera la pasión, las cosas se van a los extremos.

Dijiste no al aborto en cámara. ¿Cuál es tu opinión al fin?

-Es que si me planteai una legislación donde las causales para el aborto son el daño sicológico a la madre, para mí eso de verdad no es aceptable. No estoy de acuerdo en legislar sobre el aborto. Y eso fue lo que dije ese día.

¿Y del divorcio qué pensabas? ¿Te cambió la percepción cuando te separaste en tu primer matrimonio?

-No, no me cambió nada. O sea, yo estoy a favor que los matrimonios permanezcan unidos lo más posible, pero la gente tiene derecho a separarse.

¿Qué piensas de la píldora del día después?

-Que el Estado tiene perfecto derecho a repartirla y que no pueden influir las creencias religiosas de los alcaldes si los consultorios la reparten o no. Yo creo que la píldora no es abortiva y pa que veai, yo en este canal defendí la tesis que las convicciones religiosas de los funcionarios públicos no pueden interferir en ese tipo de materias. Porque si hubiese un alcalde Testigo de Jehová, podría oponerse a las transfusiones de sangre en los consultorios siguiendo la misma lógica y eso sería ridículo.

Ahí no seguiste la misma línea de la Iglesia Católica.

-¡Pero si yo no soy el portavoz! Pero en muchas cosas puedo ser el portavoz de la Iglesia Católica, no me cabe duda. Además, depende de que te toque ser el portavoz… Por ejemplo, un día vi un chiste de un editorial de El Mercurio que era evidentemente peyorativo con la gente pobre, y yo también creo que represento la posición católica si digo: ¿sabes qué? Que el principal diario del país ponga este chiste, me parece inaceptable. Yo ahí me lleno de gloria… Entiendo que son temas distintos y que hay temas más populares que otros. Y si me preguntai, me siento tan portavoz de la postura de la Iglesia tanto en eso como en la cuestión del aborto.

¿Hay algo que te haya molestado de las críticas que te han hecho?

-Que finalmente mi intervención en Teletrece, que yo entiendo que tiene un poderío masivo que no es el mismo que tenía en la radio o lo que yo hacía en el En Boca de Todos, sea de tal potencia. He visto foros en internet donde me han tergiversado. Me molesta que me saquen la cresta por algo que no dije.

Dicen que eres cartucho y conservador.

-Eso me da lo mismo. Pero no me da lo mismo que haya foros en que citan entre comillas cosas que no he dicho. La imagen queda como que yo no quiero debate y que estoy en la misma tesis del obispo de San Bernardo. Entiendo que eso ocurra porque las dos cosas pasaron el mismo día, el titular de La Segunda y nuestra editorial de la noche. Pero yo no dije eso. Nunca diría que la niñita de Recife, en Brasil, tenía que irse al infierno. Eso es tergiversar, mentir y dar una idea tan pobre… Mira, yo no tengo demasiada buena idea de mí, pero sí tengo una mejor idea que esa. Me molestan los medios y las personas que siempre están sospechando y no creen que pueda haber buenas intenciones o pura bondad en algunas cosas. No somos ángeles, pero tampoco conspiradores. Ponte tú, el otro día apareció en un blog un gallo diciendo “a ver si son tan choritos y hoy día parten con lo de las farmacias”. ¿Cachai? Y yo después no partí con las farmacias, ni lo decidimos en el equipo, porque un huevón puso un posteo pa picarnos. ¿Cachai?

Te fuiste al cuello de las farmacias por la colusión.

-Es que ponerse de acuerdo para subir los precios para hacer pedazos a tus clientes, no tiene nombre. Es indignante porque tú no tenís ninguna defensa. Y cuando digo que no tenís defensa es porque, por ejemplo, a mí me va más o menos bien, me pagan bien, tengo pitutos, soy conocido, osea tengo millones de maneras de defenderme. Pero la gallada no tiene cómo defenderse y eso es tan miserable e injusto… Porque si a eso le sumas que esta gente tiene más del 90 % del mercado y le venden a prácticamente a todo el país, el panorama es francamene increíble. Además, son los mismos que defienden la libertad de mercado a ultranza y que se molestan cuando el Estado quiere poner, por ejemplo, almacenes farmacéuticos y hacen lobby para evitarlo.

¿Te dio gusto dar esa noticia? Muy pocas veces la prensa le pega a peces grandes.

-Jajaja. Me da gusto cuando hay causas que son justas, cuando habiendo reporteado estamos súper seguros de lo que estamos hablando y cuando sabís que estai defendiendo tan claramente el bien común. Porque hay veces en que defiendes el bien común y la gente no pesca mucho.
¿No pensaron en el avisaje de publicidad de las farmacias como otros medios?
-A nadie se le ocurrió, a nadie se le pasó por la mente.

MUJERES Y PASTORAL

¿Cómo eras de escolar? Dicen que eras igual que ahora.

-Fui monitor de pastoral muchos años y para mí, las comunidades fueron una salvación, porque cuando erís tímido necesitai vínculos de sociabilidad obligatoria. Entonces, para mí los retiros de pastoral fueron súper relevantes.

¿Cuan tímido llegaste a ser?

-Con las mujeres, muchísimo. Empecé a pololear tarde, como a los 17 ó 18 años. Nunca en mi curso hubo mujeres, y aunque estuve en colegio mixto, mi curso era de puros hombres. Entonces, cuando en segundo medio se me acercaba una mujer, yo tiritaba. No sabía qué hacer. Y si me gustaba, ya era un desmayo. Pero con la pastoral me relajé. También me ayudó a tener de esos amigos que uno tiene a los 15, amigos que aún tengo.

También tuviste vocación religiosa.

-Sí. No alcancé a estar en el seminario, pero sí en un proceso de discernimiento. Y ahí estai mucho rato con los curas y los seminaristas y vas a retiros. Tenía 20 años y había pasado a tercer año de periodismo.

¿Y cómo pasaste de estudiar periodismo a ser casi cura?

-Es que tuve cuatro crisis en el paso de la adolescencia a la adultez. Tuve una crisis cuando salí del colegio, porque salí muy chico. Y entré a Economía a la Chile con 16 años el 83 y ahí tuve una crisis súper grande. Me sentía mucho más chico que mis compañeros de universidad, sin herramientas, sin experiencia, sin nada. Todo se me volvió como película gringa, o sea, infernal. Muy heavy. Abandoné esa carrera y como quería estudiar periodismo, tuve la excusa perfecta. Estuve fuera de la universidad un año. Después, al año volví, entré a trabajar en El Mercurio y renuncié porque me puse a estudiar piano.

Estabas bien perdido.

-Y después seguí trabajando…Todas esas veces tuve que retirarme y volver a mi casa.

¿Por qué decidiste no ser cura?

-Porque me gustaban demasiado las mujeres. Ese era el problema y me dije: “esto no lo voy a poder superar”. Pero también después caché que mi acercamiento a la religión era equivocado. De hecho, estuve muchos años distanciado de la Iglesia porque sentí que había mucha preponderancia de esta idea que aún molesta mucho, que es de una Iglesia juzgadora y casi cruel.

¿Dijiste sí o no al sexo antes del matrimonio cuando vino el Papa el 87?

-Jajaja…No alcancé a contestar eso, porque me reí. Es que eso fue muy gracioso. Después de eso el Papa hizo un pronunciamiento muy feroz en contra de los homosexuales y consideré que eso estaba más allá de lo que yo podía aceptar y que yo no podía pagar las cuotas de un club en que el presidente del club me dijera esas cosas. Esa crisis me duró varios años y me volví a encariñar el 2000, cuando me volví a casar.

¿Te casaste las dos veces por la Iglesia?

-Sí, porque se me hizo importante cuando me volví a casar. Ahí me acerqué a los jesuitas y conocí Un techo para Chile. Me convidaron un día a construir una mediagua y yo, pese a todo el trabajo de pastoral juvenil, nunca había ido a un campamento. Y si es posible usar la palabra, ahí me volví a acercar ideológicanente y a encontrar certezas y respuestas que me satisfacían en las posiciones de la Iglesia.

¿Cómo fuiste en la universidad? ¿Estuviste en las protestas contra Pinochet?

-Esa época fue gloriosa, súper poderosa. Estábamos seguros que íbamos a botar a Pinochet pasado mañana y nos sabíamos de memoria los paros. Pero como siempre he sido conservador, yo no tiraba piedras ni hacía barricadas. En general, me daban miedo los pacos. Estuve preso un par de veces y no fue una experiencia placentera.

¿Y fumaste marihuana?

-Nunca fumé cuando chico, porque yo quería ser cantante. Por eso nunca aprendí. A los 13 años, cuando empezaron mis amigos a hacerlo con cigarros, como soy medio obsesivo se me metió que si fumaba, me iba a cagar la garganta. Es que yo quería ser cantante, un artista nacional. Antes quería ser Luis Jara, y después del Canto Nuevo, yo ya quería ser Hugo Moraga. Fumé marihuana algunas veces, pero con escaso éxito.

¿Te daba susto?

-No, no me daba susto. Pero creo que me debo haber volado como una vez. Porque no sé fumar y no sé si realmente aspiro lo que se fuma.

Ahora está en debate si hay que legalizar o no la marihuana para evitar el narcotráfico, ¿qué crees? Lagos y Cardoso ya se pronunciaron.

-No me he metido en el tema, pero teóricamente hablando, yo creo en el mercado libre. O sea, si tú liberai un mercado y regulas con ciertas normas por ejemplo, que el alcohol no se venda a menores de 18 años, en general el consumo debería regularse a los niveles óptimos de una sociedad. Esto es lo mismo que le pasa a los gallos cuando trabajan en una fábrica de chocolate. Cuando esos gallos están en el proceso de inducción, les dicen que coman todo el chocolate que quieran. Si yo trabajara en una fábrica, me comería un chocolate al día, pero al octavo creo que vomito. Lo mismo opera teróricamente si se legalizara (la marihuana), se regulara el mercado y pagaran impuestos altos. No es una idea tan loca, pero creo que hay muchos prejuicios ideológicos para pensarlo. Si tuviera que reportear esto, me gustaría saber qué piensa el Pablo Egenau, que es un gallo que no se preocupa del mercado libre, sino de los efectos que tiene la droga en los cabros que él rehabilita. Esa opinión es mucho más importante que la mía y que la de cualquier teórico.

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