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13 de Agosto de 2009

Bendito Chile: El conflicto mapuche

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Por Pablo Rojas

El dirigente de la Organización Nacional del Pueblo Mapuche (Admapu) Santos Millao argumenta en sus declaraciones algo que todos saben pero que prefieren obviar: Arauco esta cercado por fuerzas militares. Carabineros ha sido abiertamente reemplazado por milicos de tomo y lomo, para enfrentar un conflicto al cual el gobierno prefiere dejar bajo la palestra, y esconderse tras el fantasma dictatorial donde nadie osa referirse al tema. Los mapuches están siendo desplazados cada vez más, los fundos de los terratenientes del sur se hacen cada día más grande y las comunidades mapuches son aplastadas contra los cerros con las bayonetas en la frente. El terrorismo de estado siempre ha sido una imagen latente en la retina nacional, pero el trauma de la dictadura empuja cada noticia del conflicto mapuche a la última página del diario, a la entrevista corta y al destierro informativo. Los noticiarios siempre han preferido referirse a un Santiago limpio y cada vez más cerca del progreso de juguete. Nunca antes el conflicto estuvo tan vivo, ni siquiera cuando fueron los colonizadores españoles los que intentaron extinguir al pueblo guerrero. La muerte del comunero mapuche, no es más que el punto aparte que el gobierno pretende dar para que las comunidades indígenas se retraigan y acepten las tierras infértiles ofrecidas por un estado represor y en una tétrica medida antiambientalista. El sur siempre ha sido mapuche a pesar de sus ciudades y sus estadios de futbol remodelados. Cual Escuadrones de la Muerte, las fuerzas militarizadas ya no tiemblan a la hora de sacar las armas de fuego, ya no tienen miedo a las represalias por que claro, el gobierno les ha dado chipe libre para acabar con la insurgencia borracha de un pueblo desarmado. Santos Millao, tiene razón en sus tarzanicas palabras: El terrorismo es del estado. El terrorismo siempre ha sido del estado. El terrorismo mapuche es la última esperanza pobre para un grupo de personas con palos y piedras que luchan contra un tanque de metal recién comprado a países que ya los subastan a sociedades bananeras para divertirse. Quizás sea el mismo tanque de la plaza de Tiananmen. Sin más armas en la mano que la bandera multicolor, el escudo diezmado de los mapuches obliga a las fuerzas especiales a reprimirlos cada vez con más fuerzas, cada vez más seguros de que las comunidades terroristas y famélicas son un delirio del pasado pobre. Que ya esta bueno que estos indios pasen a ser parte de la historia. De la linda historia de los libros Santillana, del Mestizo Alejo y las hazañas de Caupolican, donde de seguro serán recordados con mucho cariño. El estado chilensis trata de asesinar a destajo, pero a destajo cerrado. Cierra la puerta al dialogo con llave, y la petición mapuche es una utopia regalada en navidad por el colonialismo de moda. El asesinato del comunero mapuche es, el único que sale en los diarios producto de ser un asesinato ya sin culpas. Los militares en el sur, ya no sufren de culpas, de esas culpas que jamás han tenido y que son todas justificables. Por que aquí y en la quebrada del ají, los militares siempre han sido esos milicos rasos que se divierten con un par de balas. ¿Cuantos mapuches muertos pasaran al olvido? Quizás muchos mas de los que nos enteramos, sino todos. Por que los poderes fácticos siguen existiendo y la desvergüenza es cada vez más grande y sin piedad. Ya no serán lumazos ni escupitajos, ahora será fuego que llueve sobre las cabezas de las machis y los toquis. Ya las comunidades mapuches no se calientan las manos alrededor de la rustica y mítica hoguera. Ahora lo harán con el fuego del hombre blanco. Que los viene a colonizar por última vez y que no aceptara ya más su negativa. Donde quiera que sea, los mapuches serán expulsados contra sus propios miedos. Donde el triste exilio pasara al olvido con su derrota póstuma, y las muertes serán algo menos que una estadística en el país de todos. Donde avalamos cada uno de los actos del estado, con alegría y compañerismo. A estos indios hay que acallarlos, y no aceptaremos sus reclamos por que el libro de reclamos del Gobierno de Chile, sea quien sea el payaso de turno, estará cerrado para siempre como las grandes represas de agua que inundan la tierra que alguna lejana vez fue suya. Para el futuro esplendor de Chile, ese que lo espera con los brazos abiertos, espera que los mapuches desistan y se nieguen de una vez a seguir sobreviviendo. Como sea habrá que destronarlos del sitial que les corresponde por derecho propio. Donde una vez la pachamama firmo un pacto eterno que solo se romperá con la ultima gota de sangre.

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