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Opinión

11 de Noviembre de 2009

Weblo en armas • Piñerismo puro… sólo una reflexión

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“La diferencia entre democracia y dictadura es que en democracia vas a votar antes de recibir órdenes. En una dictadura no pierdes el tiempo votando.” Bukowski

Por Pavlo (*)
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Tenemos un derecho a sufragio que raya en lo absurdo al traducirse en un derecho a escoger el mal menor. Así sea, desmarañemos un poco.

A todas luces el señor Piñera no es un buen candidato a la presidencia por diversos motivos que no viene al caso volver a nombrar, de hecho: olvidemos por un segundo que es un millonario que se hizo de su riqueza en dictadura, olvidemos la naturaleza irrisoria y matemáticamente imposible de las promesas que realiza para su futuro gobierno, y olvidemos incluso su exasperante incapacidad para contestar directamente las preguntas que se le hacen, y en lugar de eso arreglárselas para terminar siempre hablando del famoso candado en la puerta giratoria, sin importar cual haya sido la pregunta.

Dejemos todo eso de lado y tomemos en cuenta sólo el asunto que me impulsó a darme el tedio de escribir estas líneas: La cultura.

La verdad es que no hacía falta pensarlo mucho para adivinar que en un futuro gobierno de Piñera no encontraríamos precisamente el auge de las artes chilenas. Era de suponer que en dicha eventualidad las artes quedarían un poco marginadas de la agenda gubernamental, pero muchos no contaban con que además hubiese planes de someter nuestra cultura a un retroceso y una solapada censura.
Piñera intentó cubrir un poco la naturaleza fascista de su propuesta con respecto a los libros con eso de “la gente elige”, concepto que ya había aplicado anteriormente en su idea de plebiscitar el FONDART.

Además de la estupidez que representa el hecho de dejar dichas decisiones en manos de un público que llena las salas de cine para ver las películas del Rumpy y que revienta los raitings viendo Pelotón, lo que me llama la atención es la evidente imposibilidad de llevar a cabo dicho proceso, es decir, con suerte la gente se informa lo suficiente como para votar entre cuatro candidatos a la presidencia ¿Suponemos que esa misma gente va a elegir a conciencia entre los cientos de proyectos que se presentan al FONDART? ¿o entre los millones de libros cuya lectura se podría fomentar? Por supuesto que la idea es absurda. Entonces, ¿Habrá alguna entidad a cargo de elegir entre los cientos y millones para presentar a la gente algunas cuantas opciones por las cuales votar? ¿Esa entidad entonces decide y nos da la ilusión de estar eligiendo? Lo grotesco de todo esto es el populismo que se esconde tras eso de “la gente elige”, y que queda al descubierto cuando entendemos lo infactible que es la propuesta.

¿Qué más puede querer un hombre que ya lo tiene todo? Al menos en lo que ha su economía personal se refiere. La respuesta es tan lógica como aterradora: Poder. Y sé que esto puede sonar un poco a teoría conspirativa para algunos, pero la dificultad de entender el ansia de poder yace en el simple hecho de que nuestras obsesiones y tamaño de nuestras cuentas bancarias no se acercan ni remotamente a las del señor en cuestión.

El señor Piñera compró Chilevisión, ¿Porqué? ¿Es Chilevisión un canal popular que necesitaba ser salvado de la quiebra? No. ¿Necesita Piñera expandir sus inversiones? No. El único motivo aparente queda expuesto si comprendemos el peso del poder mediático. Tomemos en cuenta los canales de televisión abierta de mayor difusión del país, eso sería: Canal 13, Mega, TVN y Chilevisión. De estos cuatro, los dos primeros son de corte derechista, el tipo de canales que se niega a pasar campañas para el uso de condones y que hasta la fecha le da pantalla a personajes como el cura Hasbún. Eso nos deja a TVN Y Chilevisión, el primero refleja la tendencia política del gobierno de turno y el segundo no ha cambiado mayormente su línea editorial desde la compra del magnate, salvo por la frecuencia ridículamente notoria con que el candidato en cuestión es invitado a entrevistas. Sin embargo, en un futuro gobierno de Piñera, TVN pasaría a ser un panfleto más de la derecha y nuestro entonces presidente guardaría aún bajo la manga la posibilidad de cambiar a su antojo la línea editorial de Chilevisión. Esto nos dejaría sin ningún medio de difusión masiva para trasmitir libremente el sentir de una eventual oposición.

Piñera podrá ser muchas cosas, pero no es huevón. Detrás de estos planes aparentemente mal concebidos se esconde algo más. Personalmente haré uso de mi derecho a sufragio, de mi ridículo derecho a elegir el mal menor, y en la eventualidad de un futuro gobierno de Piñera simplemente me reiré, pensando en que toda esa gente que le llevó a la presidencia con sus votos se tiene más que merecidas las raciones de pan, agua e ignorancia que recibirán de parte de su nuevo gobierno.

* Weblo en Armas es una selección de opiniones posteadas por nuestros lectores.

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