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Mundo

14 de Febrero de 2011

Crónica de la matanza de San Valentín ordenada por Al Capone

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El 14 de febrero de 1929, la ciudad de Chicago fue testigo de uno de los acontecimientos más atroces dentro del mundo criminal de aquel entonces: la Matanza de San Valentín, con la cual se llegó a un nivel de violencia nunca antes visto.

Al Capone, su orquestador, se impuso como el principal distribuidor de alcohol, a la vez que puso punto final a una cadena de venganzas iniciada cinco años antes, a raíz de la Ley Seca. Originalmente, ni Capone ni Bugs Moran, líder de la banda exterminada, tenían nada que ver, sino los jefes de ambos: John Torrio, mentor de Capone, y Dion O’Banion, quien dividía su tiempo entre contrabandear alcohol y confeccionar arreglos florales.

Todo se inició cuando Torrio, en su intento por apaciguar el conflicto que sostenía O’Banion con los hermanos Genna, le propuso al primero comprar su cervecería con tal de que abandonara Chicago. Aceptó, a sabiendas de que en la cervecería habría una redada en los próximos días. Era un negocio seguro.

SANGRE

O’Banion se rió en la cara de Torrio, aunque por poco tiempo, pues el 10 de noviembre de 1924, fue acribillado por tres hombres. Lo encontraron nadando en su propia sangre… Con la muerte de O´Banion quedaba un espacio libre que sus hombres no dudaron en ocupar. Un tal Hymie Weiss y Bugs Moran fueron los nuevos lideres, y desde entonces los atentados contra Capone se sucedieron uno tras otro. Torrio decidió alejarse por unos meses de Chicago y dejó a Al Capone al frente de los negocios de alcohol y prostitución.

Los roces siguieron entre ambas bandas; sin embargo Al Capone tenía un punto a su favor: era carismático. Los periódicos lo trataban como héroe. En general, los gansters no eran vistos como una amenaza, sino como unos benefactores que combatían una absurda Ley Seca. Con todo, Al Capone intentó negociar con Hymie Weiss, pero éste se negó y terminó muerto a la edad de 28 años. Sólo faltaba Bugs Moran y ya planeaba algo para él…

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