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Cultura

30 de Julio de 2011

Canales comunitarios quedan botados

Sienten que no hay cabida para sus propuestas en el proyecto de Ley de Televisión Digital que actualmente se discute en comisiones del Senado, y no es para menos: el actual diseño ni siquiera contempla la categoría de comunitario dentro de sus párrafos, por lo que para algunos emisores, como Canal 3 de La Victoria, el proyecto ya está cocinado y negociado, hecho a mano para los grandes consorcios comunicacionales. Aquí, los descargos de los canales chicos.

Por

Paula Gálvez, del Canal 6 de Pichilemu, televisora comunitaria gestionada por periodistas profesionales, piensa que la falta de claridad que encierra el Proyecto de Televisión Digital que se encuentra en el Congreso es lo que deja la sensación de exclusión y falta de participación: “Está todavía todo muy mezclado, no hay claridad sobre los distintos tipos de canales a nivel nacional, canales regionales, comunitarios, locales, etc. De eso no hay nada claro, nos meten a todos en una misma bolsa, no hay una diferenciación. No se distinguen los que quieren lucrar de los que no buscan lucro, hay poca claridad con lo que es realmente un canal comunitario”, dice.

Esto quedó de manifiesto en una reunión que Luis Lillo, uno de los fundadores del Canal 3 de La Victoria, sostuvo a principios de año con el entonces ministro de Transportes Felipe Morandé y el subsecretario de la cartera Juan Atton. Ahí, el otrora ministro los citó para pedirles su plan de negocio, y cuando le contaron en qué consistía el financiamiento del canal, la sonrisa se le esfumó del rostro al ex ministro: “Nos pidieron un plan de negocios y nosotros le contamos que la manera que tenemos de financiarnos es ir con un tarrito a la feria los domingos a pedirle plata a la gente, le hacemos publicidad por 10 mil pesos al negocio de la esquina o a la botillería, a tocatas o actividades, en pocas palabras: autogestión. Ahí se le deformó la cara al ministro, nosotros solamente le aclaramos nuestra forma de funcionar sin fines de lucro y con cercanía a la comunidad”.

Ese tipo de gestos es lo que inquieta a las televisoras comunitarias; el poco interés y la falta de información sobre el futuro de los canales es una bomba de tiempo para muchas de las personas que trabajan en estos medios, quienes no ven proyección ni apoyo por parte del Estado. Román Rubilar, de Parinacota TV de Quilicura, afirma que esto se da por un no reconocimiento a la diversidad de los canales comunitarios, cuya articulación bien pensada podría ser muy beneficiosa para la sociedad chilena: “Nada de la diversidad presente ni de lo que vemos cotidianamente en nuestras poblaciones y comunidades es considerado en el Proyecto de Televisión Digital. Esta ley está siendo acomodada para hacer desaparecer cualquier iniciativa que venga desde abajo, desde la ciudadanía y las comunidades”.

CDF y porno
El Canal 3 de La Victoria es uno de los primeros canales comunitarios de Chile, lleva más de 15 años funcionando y es un símbolo de perseverancia dentro de la población. Con cuatro programas dentro de la parrilla tratan de arreglárselas para entregar una programación que llegue a todos los vecinos; sin embargo cada día se les hace más difícil sacar adelante su proyecto por falta de equipos o apoyo. Incluso, han llegado a colgarse de la señal del CDF para transmitir algunos partidos del torneo. También a pasar películas porno en la madrugada.

Luis Lillo abordó esta precariedad en una conversación que sostuvo con una estudiante que preparaba su tesis universitaria sobre los canales comunitarios. En ese contexto, explicó que todo ese tipo de iniciativas -colgarse del CDF, transmitir porno- nace por la necesidad de ofrecer una mejor programación para la comunidad. “¿Y cuál es el problema? -dijo-. Los pobres también necesitan los eventos más esenciales del deporte nacional. Es más, deberían ser pasados a toda la gente, como en Argentina. Yo creo que la gente está feliz con el CDF gratis. Y lo de las películas porno lo hicimos para ayudar a las parejas. Teníamos canje publicitario con un video club del barrio. De vez en cuando poníamos películas como a las tres de la mañana. Ahí la rompimos en términos de sintonía. La gente nos llamaba para pedir películas más fuertes. Estoy de acuerdo con este tipo de contenidos, porque son un bien a la comunidad”.

A pesar de todos los intentos por mantenerse a flote, la falta de reconocimiento que las televisoras comunitarias viven a diario las ha llevado casi a la desaparición y esto, según Luis Lillo, se agudizará aún más con la aplicación de la Ley de Televisión Digital: “Está todo arreglado, nunca se ha hecho contacto con las televisoras comunitarias porque realmente no les interesa que hayan más actores. Desde el tiempo de la Concertación creo que los canales comunitarios vamos camino a la perdición o a la clandestinidad”.

Por ahora, los canales comunitarios –de cuyas propuestas puede el lector de The Clinic interiorizarse pinchando en www.ciudadaniatv.cl- se están organizando en una mesa ciudadana de TV digital que está elaborando varias propuestas, sin tener mucho eco aún en el parlamento. No obstante, están a la espera de que el Senado pueda revertir la bochornosa actuación de la Cámara de Diputados y se incline por un proyecto más inclusivo para las televisoras comunitarias del país.

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