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Opinión

8 de Diciembre de 2011

Ballenas muertas

Sería majadero referirse una vez más a las movilizaciones y marchas callejeras que marcaron este año, pero quizás no lo sea tanto adentrarse nuevamente en las conversaciones que detonaron al interior de las casas, en los bares, los parques o las redes sociales. Ni siquiera se trata de un fenómeno estrictamente chileno. Los distintos rincones […]

Patricio Fernández
Patricio Fernández
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Sería majadero referirse una vez más a las movilizaciones y marchas callejeras que marcaron este año, pero quizás no lo sea tanto adentrarse nuevamente en las conversaciones que detonaron al interior de
las casas, en los bares, los parques o las redes sociales. Ni siquiera se trata de un fenómeno estrictamente chileno. Los distintos rincones del mundo, estos últimos veintitantos meses, parece que se
hubieran acercado.

Las revueltas en Medio Oriente y Libia -con la caída de algunos de sus respectivos tiranos-, los indignados de España, los que ocuparon Wall Street y sus replicantes en varias ciudades
norteamericanas, el colapso económico que tiene a Grecia al borde de la quiebra, a Berlusconi en su casa y a la península ibérica en un túnel, hablan de crisis y de un giro en la manera que nos habíamos
acostumbrado a ver las cosas. Son todos fenómenos distintos, pero no aislados. Distintos, pero no tanto. Tienen en común el haberle sacado la voz a pueblos que llevaban largo tiempo en silencio, considerando el acontecer como fatalidad o, para ser menos dramático, como un hecho de la causa regido por fuerzas que los excluían de la toma de decisiones. Han sido multitudes las que han salido a gritar para escuchadas.

Los gringos lo han planteado así: el 99% que reclama por los privilegios que se lleva el 1% restante. A Chile, la ecuación le calza como a la Cenicienta su zapatito de cristal. Conglomerados empresariales que se cuentan con los dedos de las manos son dueños de cerca del 80% de la riqueza del país. Las justificaciones macroeconómicas pueden ser muchas, pero el sentido común se rebela ante semejante “cordura”. Han pasado por acá periodistas de diversas latitudes para ver cómo evoluciona nuestra ola de protestas ciudadanas, y prácticamente con todos los que he tenido ocasión de dialogar, están de acuerdo en que el meollo del asunto es el mismo, o casi, que en sus respectivas sociedades.

El caso chileno es paradigmático, porque nuestra economía no está creciendo mal, no existen niveles de desempleo alarmantes, el nivel de vida (si de plata se trata) no ha descendido, el comercio se halla
activo, no reina la depresión, ni se percibe terror alguno. Y no obstante, cunde el descontento. Hay deudas, es verdad, y asfixia por la fragilidad del estatus alcanzado a punta de riesgos y esfuerzos
desmedidos, pero también es cierto que en los diálogos domésticos y amistosos, los logros personales le han cedido un espacio considerable a las preocupaciones comunitarias. Es como si la idea de felicidad
estuviera mutando de domicilio, y ninguna cuenta corriente bastara para solventarla.

Lo que ayer se consideraba el centro de nuestras preocupaciones –el emprendimiento individual, la empresa privada, la carrera por el éxito, etc.-, sin para nada desaparecer, renguea, como un cuerpo con una pierna musculosa que comienza a percibir la falta que le hace una compañera. Solos no podemos llegar muy lejos. No es simplemente un asunto de justicia –detalle nada despreciable, obviamente-, sino también de buen vivir. Un cuerpo con sus miembros desproporcionados cuando mucho consigue triunfos parciales.

La Teletón, sin ir más lejos, por caminos discutibles, lo entiende bien al nivel de la fisiología del individuo. Su meta es reunir dinero para completar las falencias de los esqueletos. ¿Y el cuerpo social, quién lo
arregla? ¿Quién se hace cargo de fortalecer sus miembros débiles? Pero, como decía Gregorio Amunátegui en un programa de televisión a finales de la dictadura: seamos concretos.

Acaba un año de revueltas, ¿qué viene para el próximo? Los estudiantes continuarán movilizados. Salvo que calibren muy bien sus objetivos y pasiones, les costará volver a generar el entusiasmo ciudadano que alcanzaron el 2011, menos aún si caen en la torpeza de recurrir a definiciones gastadas para postular al encanto. Los más competitivos candidatos a encabezar la FECH se definieron como marxistas, y alguno por ahí hasta como marxista-leninista. No alcanzo a comprender por qué ni para qué se presentan como tales. Por las calles de Santiago, la gente ignora esas iglesias. Educación pública sí, prédicas aburridas no. Justicia sí, monsergas no. Libros sí, frases hechas no.

El vocero del gobierno aseguró que se trataría de un año de reformas políticas. Se supone que están comprometidos con el voto voluntario y se han mostrado dispuestos a poner sobre la mesa la reforma al sistema binominal. En el seno de la alianza gobernante, sin embargo, conviven fuerzas muy disímiles. Su ala conservadora, mayoritaria en los partidos que la componen, no comparte estas iniciativas. Está por verse si La Moneda se pone los pantalones largos o se deja mecer en brazos de sus abuelos reaccionarios. Hay un claro paralelo entre lo que le sucede al gobierno y a los dirigentes estudiantiles: el universo de sus respectivos seguidores es infinitamente más abierto y menos doctrinario que sus cabecillas. Las discusiones de la CONFECH tienen poca relación con las que han despertado entre los chilenos, y lo mismo sucede con varios de los litigios en que están atrapados los políticos profesionales. En ambos casos, grupos de muy baja representatividad se han encargado de correr el foco desde los grandes temas a los pequeños intereses.

La Concertación es un reptil que sólo piensa en estrategias. No está dispuesta a perder tiempo en averiguar lo que considera mejor para Chile. Sus ojos están vendados con el rostro de Bachelet. Ella, por su parte, ya debiera ir mostrando sus cartas. Si pretende ser candidata, lueguito tendríamos que saber quiénes serán cercanos esta vez. Si no vemos luego caras frescas en torno suyo, es un hecho que de postularse, será con los mismos de siempre. No es posible generar confianzas y proyectos nuevos minutos antes del estreno. Ante la urgencia, se recurre a lo conocido. Y de ser así, ufff, será como despertar años atrás.

Hidroaysén debiera saltar nuevamente a la palestra. La matriz energética que apliquemos es, en alguna medida, la síntesis de la sociedad que elijamos construir. ¿Sólo grandes centros de poder, o muy diversos generadores? ¿Concentración o regionalización? ¿Crecimiento a toda costa o evolución armoniosa? ¿El hombre como parte de la naturaleza o la naturaleza al servicio del hombre? Un árbol milenario, al fin y al cabo, en algo se parece a un ser humano indefenso; hay quienes lo talan en nombre de la fortuna, y quienes ven en él un misterio incomerciable. Supongo que a eso se refiere, en último término, la discusión sobre el “modelo”. No es precisamente un debate de economistas. Ellos están para gerentear un boliche que nos pertenece a todos por igual y que sólo la democracia decide en qué consiste. “Individualistas del mundo, uníos, antes de que sea demasiado tarde”, escribió Nicanor Parra. Dicho sea de paso, que Parra haya ganado el Premio Cervantes este año podría ser visto como otro síntoma del triunfo del habla de todos. No la voz del pueblo, pero sí de cada uno de los viandantes, sin excepción.

Se acercan las elecciones municipales. Las rencillas internas de los partidos y coaliciones colmarán las páginas de los diarios. ¿Asomarán candidatos nuevos por los bordes? ¿Labbé, el amigo de
Krassnoff, será reelecto?

Aproximadamente un mes atrás, fue descubierto cerca de Caldera un enorme cementerio de ballenas. Ciento cincuenta ballenas de 5.000.000 de años de edad, una al lado de la otra, con sus esqueletos casi intactos, a varios kilómetros del mar. ¿Por qué fueron a enterrarse allí? ¿Qué pasó que murieron juntas? Los arqueólogos a cargo las están recién exhumando, una por una, con el cuidado que requiere la limpieza de una mariposa. Ese campo santo bordea el trazado de una carretera. ¿Se desvía el cemento o arrasamos con las muertas?

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