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Nacional

3 de Septiembre de 2012

Fuerzas Especiales: pegando palos de ciego

Los policías que reprimen a los estudiantes, las FF.EE. de Carabineros, podrían decir que están tan mal preparados como los escolares que reclaman por mala educación. The Clinic conversó con algunos de ellos durante la semana y conoció de primera mano la crisis que se vive dentro de los guanacos y zorrillos.

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“Nos entrenan para garantizar la seguridad social, no para mantener la paz social”, dice un policía. Es de las Fuerzas Especiales de Carabineros y se ha pasado los últimos meses movilizado, como los estudiantes. Pintura, piedras y palos durante semanas. No va a dar su nombre. Para qué más golpes.

Es uno de muchos. Aunque son minoría, en FF.EE. hay gente que está preocupada de lo que está pasando. Y que tiene un diagnóstico crítico que se extiende hasta a cómo se están formando hoy los policías en sus escuelas: “le están dando un énfasis a la formación para enfrentar desórdenes, por sobre la prevención”, dice uno de ellos.

Pero la formación es problema del futuro. Y a los policías de FF.EE. les interesa uno más próximo. Por ejemplo, el que se enfrentan todas las mañanas de movilización en que –sorpresa- no saben a qué van cuando se suben al bus verde y enrejado que los lleva adonde el mando lo dispone.

Lo vivieron el año pasado. Dice uno: “no había una planificación de los turnos, porque agarraban a los polis y los subían a la micro, pero no les decían donde iban. Muchas veces llegaban a un lugar y se pasaban horas sin hacer nada. Sólo esperando, sin comer y durmiendo arriba del bus”.

Este año no ha sido distinto. No hay planificación de “los servicios”, como llaman en Carabineros a los planes operativos. Y si la hay, apunta otra fuente de la policía, se hace sólo para un resguardo burocrático –a veces hasta después de ocurridos los hechos. En cualquier caso, nunca los ejecutores de un plan llegan a saberlo.
“Nos forman y nos dividen por grupos. Nada más”, explica un policía.

Sólo así, apuntan, se pueden explicar los fracasos en el lanzamiento del documental de Pinochet y en la última marcha de los escolares, que dejó tres buses quemados. Para ambos chascarros hubo semanas para planificar pero, en el caso del evento pinochetista, no se establecieron formas para que la gente saliera con seguridad y, con los estudiantes, la preocupación estuvo en mantener controlada Plaza Baquedano, sin fijarse en lo que ocurría a escasas cuadras, en Bustamante.

-Lo del lunes en el Nacional es lo mismo. Les dijeron que cuidaran el liceo y no hallaron nada mejor que meter un bus adentro –agrega otro policía.

Para qué hablar de las condiciones. Los policías se quejan de trabajar en exceso y de mala alimentación. Cuando hay disturbios, no comen. Acá y en regiones, donde suelen trasladarlos. “A muchos de los FF.EE. de Santiago se los llevaron al sur y allá también la pasaron mal. En Ercilla, muchas veces sólo se comen una vienesa al día y nada más. Además no tienen dónde ir al baño”, acusa otro.

En la calle, cuando están ocurriendo las cosas, las críticas apuntan al mando. En Santiago, esas críticas tienen nombre: el coronel Víctor Tapia Huenchullán, prefecto central que antes estaba a cargo de las FF.EE. y que hoy suele presentarse en terreno como un policía más, interfiriendo a los oficiales que hoy se encuentran al mando de las FF.EE. En Youtube existe un video del año pasado que lo muestra disparando una carabina lanza gases en la Alameda. “El prefecto debiera estar mirando las cosas desde otra perspectiva, dirigiendo. No tirando lacrimógenas al voleo”, dice un ex policía. El video se llama Carabinero enajenado y en él aparece otro funcionario de Carabineros que por estos días ha tomado triste fama: Baris Ratkevicius.

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