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Poder

11 de Octubre de 2012

Heredero de Marcial Maciel deja la testera de los Legionarios de Cristo abrumado por el oscuro legado de su mentor

Texto de Vatican Insider e Infocatólica.com Sucedió al inmoral fundador Marcial Maciel Degollado. Le tocaron los años más difíciles de la congregación, intervenida y en vías de reforma por orden del Papa Benedicto XVI. Tras siete duros años el director general de los Legionarios de Cristo, Álvaro Corcuera, decidió finalmente dejar su puesto. No pudo […]

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Texto de Vatican Insider e Infocatólica.com

Sucedió al inmoral fundador Marcial Maciel Degollado. Le tocaron los años más difíciles de la congregación, intervenida y en vías de reforma por orden del Papa Benedicto XVI. Tras siete duros años el director general de los Legionarios de Cristo, Álvaro Corcuera, decidió finalmente dejar su puesto. No pudo con la presión, en los últimos meses su salud comenzó a claudicar. “No cuento con las energías para gobernar”, explicó en una sentida carta. Ahora un sacerdote de apenas 38 años tomará las riendas de la traumatizada orden.

Corría el mes de enero de 2005 y la Legión se aprestaba a celebrar un Capítulo General. El fundador todavía controlaba con firmeza la obra por él iniciada, 64 años antes. Pese a las graves denuncias públicas que desde 1998 contra él habían lanzado ex legionarios, las cuales incluían abusos sexuales contra menores, dentro de la congregación todavía lo consideraban un santo en vida, un mártir que afrontaba con humildad su calvario.

Pero en esos días la Congregación para la Doctrina de la Fe ya investigaba a Maciel. Por eso y pese a haber sido reelegido por unanimidad en el puesto de director general, el fundador dio un paso al costado, como se lo habían solicitado desde El Vaticano. Aún así no renunció a indicar a un joven sucesor. Se trataba de Álvaro Corcuera.

Hoy, siete años después, las cosas son totalmente distintas. El fundador ha fallecido y su memoria cancelada, luego que la Santa Sede reconoció sus delitos. En el proceso de reforma interna de la congregación, conducido por el delegado pontificio Velasio De Paolis, una de las grandes interrogantes corresponde a la responsabilidad de sus más cercanos colaboradores en el encubrimiento de sus actos.

Esto minó sensiblemente la credibilidad de Corcuera. Varios de sus subordinados esperaban su alejamiento del cargo hace tiempo, algunos incluso lo consideraban un “cómplice” de las inmoralidades de su superior. Otros aseguraban que era imposible que él no conociera las andanzas de Maciel. Finalmente la renuncia llegó, aunque no se trata de una dimisión ni un despido, sino de un “año sabático”.

La noticia fue dada a conocer a todos los miembros de la Legión y del movimiento de laicos Regnum Christi con una carta de De Paolis fechada el 10 de octubre. Esa misiva estuvo acompañada por un texto redactado por el propio Corcuera un día antes, el martes 9, en el cual explicó con sus palabras las razones de la renuncia.

“No me es fácil reconocerlo, pero por lo mucho que quiero a cada uno de ustedes, a la Legión y al movimiento, he visto delante de Dios que no cuento con la salud y las energías necesarias para enfrentar de manera responsable las exigencias del gobierno general en el momento histórico actual. Aunque no tengo una enfermedad grave, hace falta alguien que esté en plenas facultades de salud”, escribió.

Además indicó que, temporalmente y hasta la celebración de un próximo Capítulo General, sus funciones las asumirá el vicario general de la Legión, Sylvester Hereeman, de 38 años.

En su carta De Paolis advirtió que los 12 años, establecidos por las Constituciones como periodo de gobierno para el director general, resulta demasiado largo y anticipó que será modificado. Este cambio se incluirá en las nuevas Constituciones que serán aprobadas en el próximo Capítulo General el cual, estimó, tendrá lugar a fines de 2013 o inicios de 2014.

Reconoció que el trabajo del director saliente se desarrolló “en un clima, a menudo, de sufrimiento y de incomprensión”, lo cual “debilitó sus energías” al punto de despertar el temor que si hubiese continuado su empeño, “habría podido comprometer su salud”.

“Como se puede notar no se trata de una dimisión del cargo y, tampoco, del nombramiento de un director general sustituto, sino simplemente de una especie de año sabático solicitado y concedido al director general, el cual permanece como tal pero cesa en sus funciones. Es una decisión dolorosa que ha llevado al sufrimiento de todos, pero se estimó necesaria por el bien de la Legión y del mismo padre Álvaro”, estableció.

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