Texto de Proceso.com.mx Ya han pasado 25 años desde que Duro de matar irrumpió en los cines, con un héroe cinematográfico sencillo, John McClane, interpretado por Bruce Willis, que cambió el paradigma de las películas de acción. McClane es un hombre ordinario obligado por las circunstancias a emprender una tarea extraordinaria. Esta es una diferencia […]
Compartir
Texto de Proceso.com.mx
Ya han pasado 25 años desde que Duro de matar irrumpió en los cines, con un héroe cinematográfico sencillo, John McClane, interpretado por Bruce Willis, que cambió el paradigma de las películas de acción.
McClane es un hombre ordinario obligado por las circunstancias a emprender una tarea extraordinaria. Esta es una diferencia entre los héroes de cómics y la mayoría de las películas de acción.
20th Century Fox celebra los 25 años de la proyección de esa película que dio pauta a varias secuelas: Duro de matar 2 (1990), Duro de matar 3: La venganza (1995), Duro de matar 4 (2007) y el próximo 14 de febrero se estrena Duro de matar: Un buen día para morir.
Willis repite en esta última cinta su papel como el detective McClane. Se desarrolla en medio de un mortífero acto de corrupción y una venganza política en Rusia. McClane llega a Moscú a localizar a su hijo, Jack (Jai Courtney), y queda asombrado al descubrir que éste trabaja de manera encubierta para proteger a Komarov, un informante del gobierno.
Con sus propias vidas en riesgo, los McClane se ven obligados a superar sus diferencias para poder salvaguardar a Komarov y frustrar un crimen potencialmente desastroso en el lugar más desolado del planeta, Chernóbil.
Willis aprecia la oportunidad de volver a visitar al personaje que tiene un hábito por estar en el lugar equivocado en el momento correcto. ¿Acaso los problemas encuentran a John McClane o es él quien los busca? “Bueno, ciertamente tiene una atracción hacia los problemas, pero sí, los problemas parecen estar decididos a encontrarlo”, ha señalado el actor.
También ha declarado que esta historia se encuentra en un momento en el que los hombres tienden a reflexionar acerca de su pasado:
“Para McClane, es la relación distanciada que tiene con su hijo. No han hablado en algún tiempo y la primera noticia que ha recibido de él es de su arresto en Moscú.”
El guión lo escribieron Skip Woods y Jason Séller y surgió a partir de una idea de Willis, quien estaba interesado en explorar una historia padre-hijo, teniendo como fondo un escenario peligroso que los obliga a encontrar una manera de superar sus diferencias para sobrevivir.
El productor Alex Young comenta que “la cuestión se convirtió en cómo podíamos tomar la médula de esto, la relación entre un padre y un hijo, quienes están cortados con la misma tijera, pero tienen un pasado tenso y grandes malentendidos, y colocarlos en un lugar donde están atrapados y no pueden pedir ayuda”.
Al igual que las previas películas de Duro de matar, Duro de matar: Un buen día para morir gira en torno a los miembros familiares en peligro, y la disposición de John McClane para hacer lo que sea para salvarlos. En las primeras dos películas era su esposa; en la cuarta, su hija. Ahora su hijo está en problemas.
El irlandés John Moore es el director de este relato y aprecia la oportunidad de dirigir una nueva película de Duro de matar y de trabajar con Willis:
“Bruce es el guardián más entusiasta en cuanto a saber qué es correcto para John McClane y para Duro de matar. Nadie conoce mejor al personaje y a la franquicia que Bruce.”
El hijo
El papel de Jack McClane fue para el joven actor australiano Jai Courtney, quien en la temporada del 2010 fue el coprotagonista de la serie Spartacus: Blood and sand, y como el imponente adversario de Tom Cruise en Jack Reacher. Ha manifestado:
“Hice un par de audiciones para el papel de Jack McClane y desde luego no esperaba que saliera nada de ninguna de ellas, porque sabía que estaban haciendo un casting muy vasto. Acababa de terminar Jack Reacher en Pittsburgh y me dirigía a Sydney. Literalmente, estaba caminando por los pasillos del aeropuerto en Los Ángeles para tomar mi vuelo de conexión cuando mi agente me llamó y me dijo: ‘No te vayas, ¡quieren que leas el guión con Bruce!’. Una semana más tarde hice una prueba con él y tiempo después me llegó la buena noticia. Ha sido una experiencia fantástica. Bruce es uno de esos tipos que vi en la pantalla mientras crecía, además de que la franquicia de Duro de matar es muy icónica”.
La película cuenta con arduos efectos especiales, por ejemplo, hacen estallar un edificio y hay secuencias de persecución espectaculares.
Según el director, pasaron 82 días filmándola sobre autopistas, a través de calles angostas, encima de puentes, destruyendo en su totalidad docenas de automóviles de lujo.
Se ven dobles de riesgo que cuelgan de cuerdas de alambre, son lanzados a través de las ventanas y arrojados 25 metros hacia el piso. Los incontables dispositivos con alambres los diseñó el coordinador de acrobacias Steve Davison. Hubo más de 50 dobles de riesgo, estadounidenses, húngaros, checoslovacos y eslovacos, y trabajaron en secuencias específicas, desde caídas libres a acrobacias con cuerdas de alambre, hasta la monumental secuencia de persecución y ataques en helicóptero.
Davison presume:
“Tenemos a varios de los mejores dobles de riesgo que hay en el mundo en esta película y todo el equipo es de primer nivel. Los espectáculos de Duro de matar son como el Súper Tazón de las películas de acción, y cada uno de los dobles de riesgo en el negocio quieren formar parte de él”.
Toda la película se rodó en Budapest. Se crearon 58 sets, 30 eran de tamaño medio y diez significantemente grandes. 4.6 hectáreas de sets se estaban construyendo al mismo tiempo. Tres de los sets más grandes fueron construidos en foros de los estudios Raleigh, en Budapest, incluyendo un juzgado, que después de su demolición, fue reconstruido para erigir el salón de baile del Hotel Ukrainia.
Una preocupación en particular fueron los vehículos de los héroes conducidos por los personajes Jack y Komarov (una van Sprinter) y John McClane (un Unimog y una G Wagon). Varias versiones de cada vehículo de estos personajes fueron requeridas, algunas con cabinas de manejo exteriores especialmente diseñadas en la parte frontal para los conductores de riesgo, que les permitían a las cámaras filmar a los actores en las cabinas de los camiones sin tener obstrucción alguna.
Moore ha señalado que Willis estableció los estándares de hace 25 años con Duro de matar, saltando de edificios, atravesando cristales y haciendo que todo se viera muy real:
“Queríamos continuar con esa obligación de filmar de manera realista y de que la acción fuera épica y divertida.”
Willis ha hecho una variedad de personajes, como de boxeador en Pulp fiction (Tiempos violentos) , de Quentin Tarantino; el contratista coqueto en Nobody’s fool (Reencuentro con la vida), de Robert Benton; el heroico viajero del tiempo en 12 monkeys (Doce monos), de Terry William; el traumatizado veterano de Vietnam en In country (Cenizas de guerra), de Norman Jewison, y el compasivo psicólogo infantil en la película nominada al óscar The sixth sense (El sexto sentido), de M. Night Shyamalan.
Estudio teatro en la Universidad Estatal de Montclair. Luego, el oriundo de Nueva Jersey pulió su oficio en varias obras de teatro y en incontables comerciales de televisión, antes de haber obtenido en 1984 el papel protagónico en el drama escénico “Fool for love”, original de Sam Shepard, cuya corrida alcanzó las cien representaciones fuera-de-Broadway.
Willis después alcanzó el estrellato internacional y recibió varios premios de actuación, incluyendo un Emmy y un Globo de Oro, por su papel protagónico como el detective David Addison en la exitosa serie de televisión Moonlighting (Luz de luna). Un papel que obtuvo de entre tres mil contendientes. Al mismo tiempo, hizo su debut cinematográfico al lado de Kim Basinger en la comedia romántica Blind date (Cita a ciegas), de Blake Edwards.
En 1988, interpretó el papel de John McClane en el exitazo taquillero Die hard (Duro de matar), una de las películas que más dinero recabó en taquilla ese año.