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Cultura

13 de Marzo de 2013

Los misterios detrás de la exhumación de Pablo Neruda

“Hay cementerios solos, tumbas llenas de huesos sin sonido”, escribía el poeta y premio Nobel chileno Pablo Neruda. No es su caso. Su tumba tiene vista al mar y frente a ella desfilan cada año las miles de personas que visitan su casa más querida, en Isla Negra –en la costa central chilena-, donde descansan […]

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“Hay cementerios solos, tumbas llenas de huesos sin sonido”, escribía el poeta y premio Nobel chileno Pablo Neruda.

No es su caso.

Su tumba tiene vista al mar y frente a ella desfilan cada año las miles de personas que visitan su casa más querida, en Isla Negra –en la costa central chilena-, donde descansan sus restos juntos a los de su última mujer, Matilde Urrutia.

La versión oficial sobre su muerte, aquella que nadie cuestionó por casi 40 años y figura hasta en las biografías literarias más respetadas, decía que el poeta murió de cáncer a la próstata el 23 de septiembre de 1973, 12 días después del golpe de Estado que lideró Augusto Pinochet.

Sin embargo, el surgimiento de un testigo clave de los últimos días de Neruda podría hacer reescribir los libros de historia: su chofer y hombre de confianza asegura que el poeta fue envenenado con una inyección en la clínica donde estaba internado.

La versión de Manuel Araya fue presentada en una querella por homicidio y asociación ilícita por el Partido Comunista chileno, en el cual Neruda militaba y por el cual fue senador y embajador. Y el juez a cargo de la investigación, Mario Carroza, la determinó plausible.

Según le contó el magistrado a BBC Mundo, lo primero era probar la viabilidad del testimonio de Araya. Lo segundo, verificar que después de tanto tiempo era posible obtener algún tipo de información de la exhumación. Ambos puntos resultaron positivos.

La tranquilidad costera de los restos del autor de “Canto General” será interrumpida el próximo 8 de abril, el día elegido para su exhumarlo. A cargo de ella estará un grupo multidisciplinario e internacional, que incluye unos 15 profesionales, entre médicos legistas, toxicólogos, arqueólogos, fotógrafos forenses y antropólogos.

Entre la enfermedad y el exilio

La razón oficial para el traslado de Neruda desde Isla Negra a la Clínica Santa María en Santiago el 19 de septiembre era su delicado estado de salud.

Pero según Araya y algunos de los más cercanos al poeta, en realidad existía un plan para sacarlo lo antes posible hacia México, potencial blanco de la represión del gobierno de facto por su liderazgo político y cultural.

En su testimonio, el exchofer asegura que el embajador mexicano en Santiago, Gonzalo Martínez, se había conseguido una habitación en la Clínica Santa María donde el poeta podía esperar seguro hasta que llegara el avión que lo llevaría a tierra azteca.

Sin embargo, nunca llegaría a abordarlo.

El 23 de septiembre de 1973 el premio Nobel de literatura moría de “caquexia cancerosa”, como resultado de un cáncer de próstata, según consta en su certificado de defunción.
Sin embargo, una desnutrición severa –básicamente, lo que es la caquexia- producto del cáncer en un hombre que pesaba alrededor de 100 kilos es algo algo que le pareció dudoso a su círculo cercano.

¿Inyección letal?

El sábado 22 de septiembre, Martínez visitó a Neruda y “conversó largamente con él los detalles del vuelo. Hablaron acerca de su visa ya lista y de cómo trasladar manuscritos de sus próximos libros y cuadros originales”, se lee en la querella, basada en el testimonio de Araya.

El vuelo se realizaría dos días después por lo que el domingo Matilde Urrutia, mujer de Neruda y el chofer viajaron a Isla Negra a buscar las últimas cosas antes de partir al exilio, según consta en la querella.

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