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Poder

7 de Abril de 2013

Carlos Peña contra el simplismo de la calle y los movimientos sociales

En su habitual columna de los domingos en El Mercurio, el actual rector de la Universidad Diego Portales, cuestionó la “simplificación” que los movimientos sociales y la gente de a pie -en definitiva, la calle- hacen de los problemas sociales. “La calle tiende a simplificar. Todos los problemas sociales se reducirían a la mala educación; […]

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En su habitual columna de los domingos en El Mercurio, el actual rector de la Universidad Diego Portales, cuestionó la “simplificación” que los movimientos sociales y la gente de a pie -en definitiva, la calle- hacen de los problemas sociales.

“La calle tiende a simplificar. Todos los problemas sociales se reducirían a la mala educación; la mala educación, al lucro; el lucro, a la mala conducta de un ministro. ¿adónde se llegará con tamañas simplificaciones?…” dice Carlos Peña, apuntando directamente a los movimientos sociales.

“Desde luego, la calle (ese espacio habitado por un individuo impersonal que es todos y es nadie) tiende a reducir las complejas causas de los fenómenos sociales, a simplificar en demasía los problemas, a estilizarlos hasta casi la irrealidad. Los ejemplos sobran. Las causas del desempleo pueden ser reducidas a la presencia de inmigrantes (es lo que ocurre en algunas partes de Europa); el atraso económico de décadas, deberse a la falta de mar (como arguye Bolivia cuando se ve necesitada de ajizar los ánimos); los problemas financieros o económicos a la corrupción (y no a los defectos propios del capitalismo como sistema), etcétera”, agregó.

Para Peña, la acusación constitucional contra Beyer obedece a una simplificación proveniente desde una calle cuya ley es “la simplificación a ultranza”.

“Primero, la totalidad de los problemas de la vida social fueron reducidos a uno solo (que sustituyó a las clases, a la dominación y al capital): la educación. Luego, siguió una segunda simplificación. No era la educación, era el lucro. Siguió una tercera: tampoco es el lucro, ahora es que, simplemente, un ministro no quiso controlarlo” prosiguió Peña.

En todo caso, el rector de la UDP empata las posiciones al manifestar que la solución tampoco está en que las “elites técnicas” elijan cómo abordar las necesidades de la población. En cambio, propone una salida hacia el diálogo. “Es necesario construir una cultura deliberativa, un ámbito público en el que los ciudadanos puedan confrontar sus intereses y puntos de vista a fin de que, luego de esa deliberación, puedan decidir adónde dirigirse” concluyó el columnista.

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