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LA CALLE

20 de Octubre de 2013

Diez errores de una dieta de adelgazamiento

Vía Hola.com Saltarse algunas comidas, dejarnos seducir por regímenes milagrosos… estas son algunas de las equivocaciones más frecuentes cuando de echarle un pulso a la báscula se trata Nadie dijo que lucir bien fuera fácil. Lo que ocurre es que, en ocasiones, con el fin conseguirlo cometemos verdaderas locuras nada beneficiosas para el organismo. He […]

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Vía Hola.com

Saltarse algunas comidas, dejarnos seducir por regímenes milagrosos… estas son algunas de las equivocaciones más frecuentes cuando de echarle un pulso a la báscula se trata

Nadie dijo que lucir bien fuera fácil. Lo que ocurre es que, en ocasiones, con el fin conseguirlo cometemos verdaderas locuras nada beneficiosas para el organismo. He aquí un decálogo básico con algunos de los errores más frecuentes durante una dieta de adelgazamiento:

Hacer un desayuno demasiado escaso y cenar en abundancia. Los nutricionista recomienda exactamente lo contrario: el desayuno debe aportar buena parte de las calorías del día, mientras que la cena ha de ser ligera.

Ponernos a régimen solamente en determinadas épocas: después del verano, de Navidad…. La clave está en aprender a comer bien y, una vez alcanzado el peso deseado, mantenerlo durante todo el año.

Pesarnos cada día si estamos a dieta. Con una vez a la semana, basta. Eso sí, siempre en la misma báscula, en el mismo momento del día y, a ser posible, sin nada de ropa.

No realizar ningún deporte. Aunque sea media hora al día debemos dedicarla a hacer ejercicio, ya sea en un gimnasio o siguiendo en casa una sencilla tabla gimnástica.

No beber suficiente agua. De forma general, se debe tomar como mínimo de litro y medio a dos litros, aunque esto dependerá de cada caso.

Confiar en los laxantes y en los diuréticos para adelgazar. Abusar de estos productos puede llevarnos a no asimilar los nutrientes necesarios para el organismo.

Dejarnos ‘conquistar’ por dietas rápidas y engañosas. Favorecen la aparición de estrías y producen importantes pérdidas de vitaminas, además del conocido efecto ‘yoyó’.

Tomar píldoras que disminuyen el apetito sin prescripción médica. La administración de estos medicamentos siempre debe hacerse bajo control médico. En algunos casos pueden no ser necesarios y en otros, estar contraindicados.

Saltarnos alguna comida. Con esto lo único que se consigue es acumular grasas para resistir las horas sin alimentos.

Preparar unos platos de régimen aburridos e insípidos. Para que la comida de una dieta nos resulte apetitosa lo mejor es echarle imaginación a la hora de servirla.

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