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Humor

26 de Noviembre de 2013

Las 12 peores weás que te pueden pasar en la disco que demuestran que es mejor carretear en la casa

Ir a la disco es la experiencia cúlmine del espectáculo juvenil, donde las pintas y poses son los planetas más importantes del sistema solar del ego y el arribismo hormonal. ¿Arribar a qué? A comerte minas ricas para ser Zlatan. A comerte minos ricos para ser un poco más Diana Bolocco. A continuación, las diez peores cosas que te pueden pasar en la ceremonial visita a una casa con luces que -algunos más, otros menos- casi todos hemos realizado.

Por

1- Ser hombre y llegar tarde a la lista. Asumido el absurdo de que una entrada a una disco de medio pelo cueste 5 lucas (¡10 DÓLARES!), el paso siguiente es aceptar el método sexista usado por los RRPP -una especie de gerente de la lujuria- para dejar entrar a quienes nacieron con pene y testículos (porque las minas, obvio, entran gratis hasta la 1). Los métodos más usuales son 1- ENVIAR LISTA y 2- IMPRIMIR FREEPASS. Como el 99% de Chile no tiene impresora en la casa, la opción es el ciber del barrio. Si está cerrado -porque obvio que te decidiste ir a última hora-, intentas entrar con la lista, rezando que el DIOS RRPP haya alcanzado a incluir tu nombre. Una vez vaciada la última gota de One/Antonio Banderas en tu camisa, caminas urgido a tu Claxon/Exalibur/Luxor más cercana. Con dos cervezas en el cuerpo -porque obvio, la previa se alargó- llegas al filo de la hora límite para la gratuidad de los hombres. Son la 01:02, tienes dos minutos de retraso. Pronuncias con candidez tu nombre antes de recibir las palabras del rechazo: Terminó el horario de listas/Tu nombre no está en la lista. En la plaza verás el amanecer.

Que el pueblo baile.

2- Ser mujer, haber ido con tus amigas y estar pasándolo la raja imaginando a Daddy Yankee a tus pies. En un minuto, sientes que un galán te está rozando por la espalda hace un buen rato. Es casi imperceptible, nadie mira. Hasta que el roce pasa a casi punteo. Tú, hermosa, te espantas y giras esperanzada en que sea el Cangri el sobrepasado. Y no. Se trata de un cincuentón en estado de intemperancia esperando el momento oportuno para abusar de tu inocencia. Tras huir espantada junto a tus amiwas, el grito es drástico: TÍO ÉNTRESE. #NoEsJocelynHolt

¿Bailemos?

3- Que cambien el reggaeton cuando estai a punto de comerte a quien llevas horas trabajando. El perreo está hirviendo cuando de pronto al Dj le baja la nostalgia pachanguera. Vicentico y sus amigos se adueñan de la pista y la masa a coro llama a Raquel. Agregarl@ a Facebook es tu única victoria.

¡PUSILÁNIMES!

4- Mientras más veces vayas a la disco, más desazón te dará comprobar que los tours de “¿Queris bailar conmigo?” no sirven de nada. Pronto una universidad de un estado penca de Estados Unidos comprobará que no es proporcional las vueltas que te des por una disco con aceptaciones a propuestas de baile. Como escenario más puro de naturaleza sexual, en la disco no hay doble lectura: o te crees el cuento o eres rico. Pero preguntar diez veces como weón “¿bailemos?” no te hará campeón.

5- Ser mijita rica y aceptar la invitación a bailar de uno de los dos mil jotes que te lo han preguntado en la media hora que llevas en la pista. La mala suerte te llevó a adquirir, antes de llegar al coro de tu canción favorita, un nuevo pretendiente psicópata; quien con la habilidad del inspector Vallejo ya te sacó el wasap, Facebook, Twitter e Instagram. Te seguirá al baño, te esperará afuera del baño, te pagará guardarropía, te comprará copete, se ofrecerá pagarte un taxi y te invitará a salir. DE AQUÍ HASTA LA ETERNIDAD.

SECRETOS EN EL JARDÍN

6- Que la geometría te juegue en contra. Para todo hombre es de cultura general que para convertir en una disco es fundamental ir en pares. Dos, cuatro o seis amigos. Si la cifra se cumple, estará todo bien para arrojarse al cacerío. Ahora lo único que te puede jugar en contra es que los astros se hayan alineado de tal manera que en todos los grupos de minas, la formación sea de una línea de tres. Siempre hay dos que quieren bailar, pero no pueden dejar sola a la tercera involucrada. “Es que estamos bailando entre nosotras”. Pa la casa.

OJO: NO SON EXTRAS DE TELESERIES

7- Que todos anden vestidos con la última colección de Zara y tú con tu polera cuello piqué, tono amarillo-pollito temporada Pijamas 1999. Más que sexo casual, ternura encontrará tu destino. En invierno, el golpe es darte cuenta que no hay nadie más con pantalón de cotelé a dos cuadras a la redonda. Si estás corto de plata, ojo con las 10 cuotas precio contado.

NO VA MÁS

8- Comerte a la mina de un narco. O AL NARCO. Aunque no estamos en Ciudad Juárez -como nos quieren hacer creer los matinales- la violencia es tema central de las dicoteques. Por eso, mucho cuidado con el objeto de tu calentura en la pista de baile. Entre Limbo y la Danza Kuduro no te darás ni cuenta cuando estés en pleno ósculo con la pareja de un Pablo Escobar. O CON EL MISMÍSIMO PABLO ESCOBAR. Si no quieres terminar en la Posta central o aparecer en la próxima serie de Mega, selecciona tus objetivos.

¡Con ella no!

9- SER RECURSO para la rutina del invitado de la jornada. A eso de las 2 de la mañana, cuando Leo Opazo (el Pato Laguna de las nuevas generaciones) sube a hacer su show a a la Estación 21, lo mejor es quedarte bien lejos de la performance. No vaya a ser que sin querer queriendo de pronto aparezcas haciendo el koala con el 2° Mister Universo 2010. DIRECTO AL FEINBUN.

10- SER RECURSO para el animador caliente en el concurso “EL BAILE MAS HOT DE LA NOCHE”. Tú habías ido a algo piola con tus amigos, te ibas a tomar unos tragos y te ibas a devolver temprano para la casa. Empero, las Corona se te subieron a la cabeza y la encantadora (?) voz del maestro de ceremonias del local te llevó a quedar en calzoncillos y/o sostenes, para aparecer al otro día como Trending Topic en Twitter.

11- SER RECURSO de un notero de región e imponer una nueva forma de felación de Chile para el Mundo.

“Inexplicable ante cámara”

12- Ser discriminado por andar vestido a lo deportivo. Si bien la idea no es ir con la tenida de Michael Schumacher ni con el buzo completo de Sampaoli, es de una injusticia absoluta que no te dejen entrar e INCLUSO SER EXPULSADO del local por andar con zapatillas bLancas o alguna prenda clasificada como “flaite” por el guardia a cargo de la presunta elegancia del lugar. ¿Acaso echarían a Messi -a quien casi nunca se le ha visto sin su indumentaria deportiva- si un día se le ocurre pasar un fin de semana en la Kamasú? ¿O A RONALDO POR GORDO?

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