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Nacional

11 de Febrero de 2014

Los indignados de Marbella

Aburridos de los cortes de agua y el olor a caca, el lujoso condominio Marbella ya lleva más de cuatro años dando pelea a uno de los grupos inmobiliarios más poderosos del país. A pesar de los reclamos, y sin siquiera tener una matriz de agua potable en el sector, la empresa ya planea un nuevo proyecto con una laguna de más de dos hectáreas: Costa Laguna. Mientras el desarrollador Marbella Chile avanza en conseguir los permisos, las autoridades vacilan y los copropietarios luchan por lograr una organización fuerte que busca la solución en tribunales.

Daniela Yáñez
Daniela Yáñez
Por

Fotos: Alejandro Olivares

“Yo soy momio, acá la mayoría lo somos. Y como es Marbella, no vamos a salir a protestar a la calle ni haríamos una toma, por favor. Pero somos iguales que todo el mundo, nos preguntamos por qué pasan estas cosas”, dice con voz golpeada, un residente del exclusivo condominio ubicado en lo alto de Maitencillo.

Hace cuatro años que este reconocido empresario se autodefine como indignado. Una indignación ABC1 que desde el año 2009 tiene a varios propietarios alegando porque han pasado veranos sin agua, les falla el calefón para ducharse y el olor a mierda que sale de las dos plantas de tratamiento que tiene el condominio, no los deja salir ni al patio de sus carísimas viviendas que oscilan entre las 7 mil y 25 mil UF. Buscar soluciones a sus problemas no ha sido fácil. Las relaciones económicas y familiares entre dueños confabulan para mantener en silencio los conflictos. Hoy, sin embargo, existen dos denuncias en la justicia y arrancarse con los tarros no resulta tan descabellado. En Marbella convive lo más granado de nuestra elite económica como Giorgio Maschietto, ex gerente de Unilever; Manuel Labra, ex consultor del Banco Mundial; Juan Carlos Yarur, socio de Forum y de la familia de empresarios fundadores del Banco BCI; Marta Pfeil, gerente general de Hotel Kennedy, entre otros. También algunos políticos como Ximena Rincón y Juan Carlos Latorre. Todos acuden a jugar golf los fines de semana, en la exclusiva cancha del condominio, junto a estrellas criollas de nuestra televisión como Kike Morandé, Fernando Paulsen, Antonio Vodanovic y Pablo Mackenna y su familia.

Pamela Langton vive en Marbella desde el año 1994 y ha visto como el proyecto que partió con 40 propiedades hoy llega casi a mil. Un crecimiento exponencial que ha provocado graves problemas en materia sanitaria debido a la existencia de dos plantas de tratamiento aún no regularizadas por el Seremi de Salud. Situación que ha hecho convivir a sus habitantes con un fuerte olor a mierda y una gran escasez de agua debido a la inexistencia de una matriz de agua potable.

“Este verano hubo un rebalse y cayó agua semi tratada a Maitencillo, se hizo insoportable la caca en las lagunas del campo de golf, se llenaron de aguas servidas. Una cosa espantosa porque con el calor que había, el olor a caca estuvo todo el verano”, cuenta Pamela Langton.

Los problemas se han mantenido inalterables. Tanto así que hace tres años varios propietarios decidieron enfrentarse al directorio de Marbella S.A. conformado por puros peces gordos: Jorge Carey, presidente del más grande estudio de abogados de Chile; Jaime y Óscar Lería, representando a inversionistas Lería-Uribe y Alfonso Swett y Guillermo Carey por el grupo Swett-Moller.

La pelea entre el directorio y los vecinos del condominio es asumida como desigual. “Con este directorio, con Jorge Carey entremedio, te dicen nosotros tenemos 200 abogados. Te tratan de poner la pata encima, desmoralizarte”, resume Pamela Langton. En la actualidad existen dos denuncias en la justicia a cargo del estudio Hermosilla & Compañía. “Acá vive gente de clase alta acomodada y privilegiada. Pero de qué sirven todas las comodidades si de una casa con cuatro baños, con cueva podemos usar uno”, alega otra preocupada veraneante del condominio.

Mi cabañita

En su oficina ubicada en Las Condes, con el compromiso de resguardar su identidad, un poderoso empresario comparte los resquemores de un estrato que le cuesta sacar la voz cuando se tratan de asuntos domésticos. “Lo más importante en mi medio es cuidar las relaciones personales. Como todos saben, cualquier drama o escándalo, afecta la economía”, dice con una gran sonrisa.

Fue en febrero cuando este empresario inmobiliario vivió su día de furia. Como nunca, se había tomado una semana de vacaciones en su “cabañita”, refiriéndose a su propiedad en Marbella avaluada en más de 10.000 UF. Todo estaba preparado para celebrar un gran almuerzo con amigos, eventuales contactos y su familia, pero el mismo día del viaje, uno de sus trabajadores le dio la primera advertencia: “jefe, tráigase al menos 15 litros de agua embotellada”.


Apreciación lógica considerando que el condominio no está conectado a una matriz de agua potable y se abastece a través de pozos subterráneos que no dan abasto para cubrir las necesidades de más de 5 mil personas que acuden cada verano.
Cerca de las 1 de la tarde llegaron sus invitados. Todos pasaron a la terraza. “No esperábamos que ese día el olor fuera tan fuerte, podías estar comiendo cordero y todo sabía a mierda. Fue horroroso… Hubo días que ni siquiera pudimos bañarnos por la presión del agua. I-nau-di-to”, alega separando las sílabas. Tiempo después el mismo empresario se enteró que ese día la planta de tratamiento se había rebalsado, provocando un escurrimiento que llegó a Maitencillo y el mar. La autoridad marítima tuvo que clausurar el ducto marino que venía de Marbella, y en Maitencillo, el río de caca llegó incluso a la casa de uno de los miembros de la Junta de Vecinos, botando uno de sus muros y transformando su terreno en un vertedero del exclusivo resort.

Al enterarse de lo ocurrido el Seremi de Salud de Valparaíso, Jaime Jamett, presentó dos sumarios sanitarios -uno en el año 2012 y otro el 2013- por los rebalses de aguas servidas que escurrieron hasta Maitencillo. Los sumarios, validados por la Contraloría General de la República, establecen que el condominio no es capaz de sostener su infraestructura sanitaria ni mucho menos su propio crecimiento. “Tenemos varias denuncias reiteradas sobre la incapacidad de la empresa Sesamar – sanitaria que pertenece a los mismos dueños de Marbella S.A.- para surtir cantidad y calidad de agua potable del recinto y plantas de tratamiento. De hecho hay dos, pero ninguna tiene la formalización ni permisos correspondientes, es decir, son plantas clandestinas”, comenta el Seremi.

La principal preocupación de los vecinos es que la situación derive en alguna emergencia sanitaria. “Con los días más soleados, sale un olor atroz y con los rebalses se junta la caca de todos ahí en una zanja donde se seca. Es como una zanja de contención de caca por si se les rebalsa”, cuenta asqueada Pamela Langton.

A pesar que la Seremi de Salud ha fiscalizado en dos oportunidades las plantas, creen estar con las manos atadas. La medida más drástica, asegura el Seremi Jaime Jamett, sería la clausura de la instalación y con ella el cierre de todo el recinto. “Como ministerio de Salud no podemos obligar a la planta a ingresar al Sistema de Impacto Ambiental. El organismo que puede pronunciarse es la Superintendencia de Medio ambiente, a quienes hemos oficiado y también lo han hecho los vecinos del recinto”, asegura Jaime Jamett.

Al ser consultada, la Superintendencia de Medio ambiente (SMA) confirmó que la denuncia se encuentra en trámite y que no pueden dar información al respecto debido a un reciente fallo del Consejo para la Transparencia.

“Puras pillerías”

Max Guillet fue el administrador de Marbella, durante 15 años, hasta que por razones personales decidió renunciar en diciembre. Nunca vivió en el resort, pero durante los últimos cuatro años fue el rostro visible de los disidentes. Primero fue el agua, luego los malos olores en la planta de tratamiento y la tala indiscriminada de un bosque de pinos al interior del condominio. “Lo que pasa es que el desarrollador tiene sus ideas preconcebidas y va en esa dirección.

No ha asumido que existen mil propiedades y nunca han escuchado a los propietarios más antiguos”, cuenta Max Guillet.

Hace cuatro años que los propietarios decidieron organizarse. Todo empezó en las reuniones donde participaba Max Guillet con los presidentes de cada uno de los condominios para definir tareas pendientes. En ese tiempo, un grupo de copropietarios dieron cuenta de su incómoda situación sanitaria. Fue ahí cuando decidieron asistir a una de las reuniones y exponer lo que estaba pasando. No fue fácil convencer a otros vecinos.

-Hay gente que dice que es de roto discutir, lo último. Pero cuando ves que te dejan sin agua, los malos olores, o sea, perdóname. Ellos no cumplen con esto, quieren hacer obras, terminar su negocio y dejarnos los problemas-, asegura Pamela.

En un mundo donde la vida social lo es todo hay quienes realmente han perdido la compostura. En una reunión uno de los vecinos le paró el carro frente a todos a Jaime Lería, ex presidente de Marbella Chile, advirtiéndole que no iban a tolerar la ausencia de soluciones concretas. Algunos se alegraron y aplaudieron, otros prefirieron ironizar: “somos como momios en contra del empresariado, una nueva clase política”.

-Marbella Chile es bien conocida, acá hay un quiebre de relaciones, ha sido bien latero por la vida social. Los Lería, los Larraín, Swett y todos conocidos. Qué fantástico. Nosotros pensamos que, como grupo, iban a hacer bien todo el desarrollo. Y de repente te encuentras con todo esto. Es rasca, puras pillerías- asegura Pamela Langton.

Para Max Guillet las cosas se están haciendo mal. “Si hay una población de mil propiedades, debemos tener una planta para mil propiedades”, reflexiona Max Guillet.

A mediados de 2012 el estudio Hermosilla & Compañía asumió la representación de los indignados vecinos. “Los problemas que tienen acá deben solucionarse de una vez, porque llevan varios años buscando respuestas. Acá hay permisos de edificación en un lugar donde el servicio sanitario es absolutamente irregular. Marbella tiene que entrar al Sistema de Evaluación ambiental para que tenga un desarrollo orgánico, que tenga la infraestructura que se requiera para que la gente que habite ahí, esté en un buen lugar. Es la única forma de arreglar esto y funcione de forma razonable”, explica Samuel Donoso, abogado del estudio.

La mocha por el agua

A diferencia de ciudades aledañas, como Quintero o Zapallar, Maitencillo no está bajo la concesión de Esval, lo que implica que Marbella no puede albergar a más de 5.000 personas diarias sin colapsar sanitariamente. Además, los derechos del recurso hídrico los tiene Sesamar, empresa controlada por los mismos dueños del condominio. En otras palabras, Marbella S.A. se auto otorga permisos de factibilidad sanitaria (agua y plantas de tratamiento) a través de su propia empresa filial, Sesamar. “De esta manera se complica bastante la fiscalización”, explica Pamela Langton.
A Langton el tema la colapsó hace tiempo. En su casa tiene tres baños y sólo puede ocupar uno. Incluso una vez, cuenta, tuvo que salir con el pelo mojado, aún con champú, a pedir una ducha a otros condominios, luego que se le cortara el agua. Hoy dice que no tiene ningún reparo en volver a hacerlo. “Yo le aseguro que voy a ir y le tocaré la puerta de la casa a uno de los socios importantes que tienen departamentos acá, con el champú en el pelo y le voy a pedir la ducha”, cuenta Pamela.

-En los veranos el agua era un tema porque en los horarios peak (mañana y noche) la presión era ínfima. Por lo que tenían que cortar el agua durante la noche para acumular agua y poder tener a las 9 de la mañana una presión decente”, cuenta Max Guillet, ex administrador del condominio.

La situación de los pozos subterráneos que abastecen Marbella es directamente proporcional a la escasez hídrica. Hasta el año pasado el condominio tenía adjudicados 37,5 litros de agua por segundo, ocupando en verano casi la totalidad de la capacidad del acuífero y provocando cortes en algunos sectores del Resort.

Marcelo Bachelet, gerente general de Marbella y Sesamar, aseguró el 20 de octubre del año pasado, en una entrevista aparecida en El Mercurio, que los problemas que tuvieron en el verano fueron producto de la falta de un estanque con mayor capacidad de almacenamiento. Explicación que no convence a los vecinos. Sobre todo luego de enterarse que los dueños de Marbella vendieron, a través de Sesamar, 5 litros de agua por segundo en 40 millones de dólares a Costa Laguna, el nuevo proyecto que la empresa junto a Besalco implementarán en un predio aledaño.

Debido al traspaso, la actual cifra de derechos de agua para el condominio quedó en 32,7 litros por segundo, una cifra mucho más cercana al peak que se ocupa en verano. “Acá se está buscando, sin ningún tipo de vergüenza, que nadie les pueda reclamar sobre los traspasos de agua para el nuevo proyecto Costa Laguna. Es inaceptable que empresarios que conozco, sean así de cochinos para hacer negocios. Y dando la espalda a los huevones que les compraron propiedades y los hicieron ricos”, comenta indignado uno de los vecinos.

Costa Laguna

Costa Laguna pertenece en el 30% a Marbella Chile y 70% a Besalco. El proyecto consta de 304 departamentos repartidos en 21 edificios que rodearán una laguna artificial de 2,3 hectáreas desarrollada por Crystal Lagoons, la misma empresa que realizó la enorme piscina de San Alfonso del Mar que ha sumado denuncias, problemas de contaminación e incluso la muerte de un menor por un problema de mantenimiento.

Los vecinos de Maitencillo, luego de enterarse del nuevo proyecto, decidieron oponerse “Marbella ya tiene problemas de agua, traspasarle derechos de agua a otro proyecto es una locura. Va a terminar colapsando el sistema de agua que tiene Maitencillo”, declara Alfredo Parra, vecino y asesor legal de los habitantes de Maitencillo.

La venta de los derechos de agua de Marbella Chile a Costa Laguna -5 litros por segundo- fue por un valor de 58 millones de pesos. “Una cifra irrisoria. Es prácticamente regalar agua”, dice Edgardo Gutiérrez, abogado de Gutiérrez & Silva, estudio que lleva la causa de los vecinos de Maitencillo. El traspaso, sin embargo, contempla una promesa de compraventa por tres litros por segundo adicionales para el resto de las etapas del proyecto.

Eduardo Nestler, gerente general de Inmobiliaria Besalco y socia del proyecto, asegura que Costa Laguna, en vez de mermar la cantidad de agua, ayudará a mantener el recurso. “La laguna es de agua que fluye, que se repone con las lluvias y que de no ser usada se va al mar. Así, en este sentido, al igual como lo son las represas, la laguna se convierte en un importante reservorio de agua natural en caso de emergencia”, comenta.

Antes de ser aprobado el proyecto Costa Laguna presentó una Declaración de Impacto Ambiental al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA). La Dirección General de Aguas fue uno de los organismos cuestionados por los vecinos de Maitencillo luego de aprobar, sin esperar el plazo de entrega de un informe hidrológico que solicitó a Costa Laguna. “No puedo entender ni interpretarlo de otra forma. Ellos (la DGA) obviaron el informe hidrológico y asumieron que lo que decía la Declaración de Impacto Ambiental era real”, comenta el abogado Edgardo Gutiérrez.

Desde la Dirección General de Aguas, sin embargo, niegan el hecho. “La DGA no solicitó un informe, si no un control de niveles de pozo y también de los cercanos, con el fin de tomar medidas en caso que la extracción consuma lo almacenable en el acuífero”, declara la DGA por medio de un comunicado.

Finalmente, 7 de octubre del 2013, se aprobó Costa Laguna. Para Marbella S.A. la solución de todos los males es que Esval, que no cuenta con una matriz de agua potable en Maitencillo, resuelva poner una en la localidad. Solución que, en rigor, la empresa endosa a otra compañía y que hace dudar a la misma Seremi de Salud. “No hay antecedentes que sostengan esa información”, explica Jaime Jamett. Opinión que comparte Genoveva Rozeto, directora del SEA: “El tema de Esval es un tema aparte y no me corresponde referirme al respecto. No es un proyecto que actualmente esté en tramitación”.

wáter salado

Maitencillo está al borde de la sequía. A la hora de almuerzo la cantidad de agua que sale por el grifo es ínfima y solo mejora a las ocho de la mañana del otro día. A diferencia de Marbella, la gente que vive aquí durante el año son principalmente familias de pescadores que no tienen dinero para comprar un tanque de 100 litros de agua para solucionar sus problemas. Tan grave es el panorama este año, que más de 150 casas se quedaron sin suministro, o sea, más de 20% de las casas del balneario. Tanto así que algunas tienen que buscar agua de mar para poder tirar la cadena del baño.

-Yo tengo la suerte que mi casa da al mar, por lo que voy y busco baldes con agua y con eso tiro la cadena del wáter. Pero eso puede dañar tuberías y acá tenemos puros pozos sépticos que se llenan más rápido, pero no tenemos otra opción- cuenta Javiera Allendes, hija de vecinos de Maitencillo que habitan en el balneario desde 1940.

Los pozos también han sufrido una merma importante. “Han bajado tanto de nivel que en el verano no hay agua, las máquinas no alcanzan a chupar y los fondos de los pozos se traban. Al producir este efecto se sigue chupando la napa y entra agua de mar al pozo”, cuenta Alfredo Parra, asesor legal y vecino de Maitencillo.

Ricardo Silva ha vivido toda su vida como pescador. Hoy es presidente del Sindicato de Pescadores y también dirigente en una Junta de Vecinos. Para él, las razones de la crisis están en el lucro del agua, que tiene a nuestro país ad portas de un colapso hídrico. “Está mal pelao el chancho. Esval es una empresa y el agua es su negocio. No van a poner una matriz de agua potable en Maitencillo porque mide 5 km de largo. Y el alcantarillado tiene un costo súper alto. Claro que ahora con Marbella, y quizás este proyecto Costa Laguna, ven una ganancia”, reflexiona Ricardo.

-Cuando yo era chica la vertiente llegaba hasta el mar. Este año es patético, el pozo no tiene más de 50 cm de agua y eso que tiene una profundidad de 20 metros. Tuvimos que comprar un estanque que costó 2 millones de pesos y llenarlo sale 100 lucas semanales”, cuenta Javiera.

Costa Laguna, sin embargo, aún está en problemas. A pesar que fue aprobado por el Comité Técnico del SEA, en enero de este año, la Municipalidad de Puchuncaví le negó todos los permisos. La Seremi de Salud de Valparaíso, en tanto, a través de una resolución del 20 de enero 2014, les rechazó los proyectos de agua potable y alcantarillado en los proyectos sectoriales, o sea, la segunda etapa.

Hoy, Pamela Langton se encuentra un poco más tranquila. En enero ha tenido pocas bajas de presión y está contenta de poder prender el calefón. “Pensé que empezaba la pesadilla de nuevo, pero gracias a Dios no. El tema de las plantas está igual, no le han metido ni un peso a esa cuestión. Los hoyos negros están igual”, cuenta.

Un rumor ha corrido los últimos días por el condominio. Un rumor que se transformó en realidad: la empresa sanitaria Sesamar le estaba comprando agua a Esval. “Compraron unos litros por segundo a Esval y la usan para regar, porque Esval no puede repartir agua sin tener la licitación del lugar. Como su matriz pasa por fuera, ellos buscaron una solución para no tener problemas durante el verano”, cuenta Alfredo Parra, quien repara en la maniobra al borde de la ilegalidad. “Fue una solución extrema para poder salvar la temporada. Se la sacan con que es sólo para regar la cancha de golf, porque si se la entregan a los vecinos ahí estaríamos en problemas”, agrega el abogado.

El agua, en definitiva, ha afectado a peces grandes y chicos. Ricos y pobres. Habitantes de condominios y humildes casas de pescadores. “¿Qué importa si tienes un Mercedes o una citroneta si no tienes agua?”, se pregunta un vecino de Marbella.

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