Cartas al director: Voces Católicas sobre Especial Aborto de The Clinic Online

Señor Director:

Ayer leí en www.theclinic.cl esta historia: “Tamara tenía 11 años en 2011 cuando, tras reiterados abusos sexuales de la pareja de su abuela, quedó embarazada. Calló, como lo hizo durante los años en que fue violada una y otra vez, hasta que su vientre abultado reveló una verdad que ya no podía pasar desapercibida: cinco meses de gestación eran demasiado visibles en el cuerpo de la niña”. Sigue con todos los problemas y el dolor que vivió la niña por la decisión de su madre de hacerle un aborto.

Me horroriza que la única ayuda que estemos pensando en ofrecer a las cientos de niñas como Tamara sea el aborto, personas permanentemente violadas y, ¿no hacemos nada?

Hago un llamado a presentar un proyecto de ley que tenga el objetivo evitar de una vez por todas las violaciones que se comenten a niñas y niños. Necesitamos una legislación, que por un lado, descubra, persiga y castigue a los violadores, y que por otro eduque, y que se les enseñe a los niños que no deben soportar que se los maltrate, ni siquiera por sus familiares; y también que a los adultos se les enseñe que los menores no son objetos para satisfacer instintos. Un violador ve a su víctima como un objeto de placer, no como una persona valiosa y con dignidad.

Sé que este problema ha ocurrido en Chile desde siempre, pero es tiempo de hacer todo lo que podamos para que no ocurra nunca más.

María Eugenia Verderau
Fundación Voces Católicas

NOTA DE LA REDACCIÓN
Estimada María Eugenia, el jueves 12 de junio The Clinic Online realizó una Edición Especial sobre el aborto y en él fue publicado, junto a otros 35 temas, el reportaje al que usted hace mención.

Como consignaron las editoriales del director Patricio Fernández y del editor Pablo Basadre se buscó darle voz a las mujeres que se han practicado un aborto y, como medio, establecer la visión sobre este tema. Nuestro director lo resumió así: “No se puede comparar una vida, con la idea de una vida. Una experiencia, con una fantasía. El tema es teóricamente vasto, interesante y complejo, pero disculpen la llaneza: es que tengo una hija. Y por quitarle un dolor sería capaz de todo. Ni Cristo en persona podría distraerme de sus ojos. Ella es mi niña, y ninguna ley la va a someter a los destinos de un violador”.

En cuanto a la crónica “Cómo opera la justicia en los casos de aborto: La historia de tres condenadas por el ‘delito de las mujeres pobres’”, donde aparece la historia de Tamara, fue una investigación a fondo donde se visibilizó que quienes llegan a ser condenas por la interrupción del embarazo -por abortar o por ser cómplices- son personas pertenecientes a las clases sociales más vulnerables.

Coincidimos con usted en que la violación, en particular de una niña, es un hecho horroroso y deplorable que debe ser prevenido y castigado. Sin embargo, ninguna ley, ni aún la más drástica, puede garantizar que no exista este tipo de delitos y que tenga como consecuencia un embarazo. Sí podemos evitar que la interrupción de éste se dé en las miserables condiciones que vivió Tamara. Estimamos, por lo tanto, que es preciso realizar una discusión como sociedad sobre el derecho de la mujer a abortar, en particular en casos tan dramáticos como el de la niña que usted menciona.  Al respecto, nuestra postura es clara: de un lado están quienes condenan el aborto; del otro, como aseveró el director de este medio, “nosotros, los vulgares, los faltos de imaginación y grandeza, incapaces de ver algo más conmovedor que una mujer que sufre y pide ayuda”.