Un explosivo en una iglesia, otro en el Metro de Santiago y hasta frente a un jardín infantil… Así hasta una veintena de bombas de baja intensidad colocadas en lo que va de año en Santiago de Chile que han sembrado la incertidumbre en el país. La mayoría de los artefactos no estallaron y los […]
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Un explosivo en una iglesia, otro en el Metro de Santiago y hasta frente a un jardín infantil… Así hasta una veintena de bombas de baja intensidad colocadas en lo que va de año en Santiago de Chile que han sembrado la incertidumbre en el país.
La mayoría de los artefactos no estallaron y los que lo hicieron no causaron heridos, pero la colocación de tres bombas en lugares públicos en las últimas dos semanas fueron suficientes para poner en alerta a las autoridades.
“He pedido a la policía aumentar el trabajo preventivo de manera importante y, por otro lado, lo que tenga que ver con el trabajo de inteligencia, fortalecerlo”, dijo el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo.
Y el vocero de La Moneda, Alvaro Elizalde, afirmó que “las bombas de los últimos días, en un vagón del Metro, en una iglesia y ahora en un jardín infantil, son hechos gravísimos que el gobierno condena enérgicamente”.
Los encargados del Metro de Santiago anunciaron que intensificarían la vigilancia en los vagones y estaciones y el Ejecutivo informó que se aumentarán las tareas de investigación, prevención y patrullaje en espacios públicos.
¿Quién está detrás?
Quizás lo que más dudas han generado los “bombazos” de Santiago, como se bautizó en el país a estos ataques, es no saber exactamente quién los provocó ni por qué.
Se está “trabajando con la policía para que Inteligencia sea capaz de descubrir pronto quiénes están detrás de estos artefactos explosivos”, aseguró el ministro Peñailillo.
Según la Fiscalía Nacional y reportes de medios chilenos, grupos antisistema y anarquistas podrían ser los responsables de los ataques, de los que tampoco se sabe con exactitud cuántos han sido.
Aunque la fiscalía habla de más de 15, el gobierno señala que podrían ser incluso más.
En algunos de los lugares donde se produjeron los bombazos, como el frontis de la iglesia Santa Ana, en el centro de Santiago, aparecieron panfletos alusivos a dos chilenos –Mónica Caballero y Francisco Solar- acusados por la justicia de España de haber colocado un artefacto explosivo en la basílica del Pilar de Zaragoza.
Una organización que se hace llamar “Célula Revolucionaria Felice Orsini” se responsabilizó del ataque a la iglesia de Santiago a través de un comunicado en una página web, pero rechazó que colocara la bomba junto al jardín infantil de manera premeditada.
“Nuestros valores nunca han pretendido atacar a civiles, ni herir, ni causar daño a ciudadanos. Nuestros valores no son el terrorismo. Quienes enarbolan el terrorismo son el Estado y el capital a través de sus brazos armados”, reza su aviso.
“Niñxs bichxs”
Mientras, cinco vehículos particulares fueron quemados en los últimos días en diferentes barrios de Santiago y Viña del Mar.
Si bien no es infrecuente la quema de vehículos agrícolas en el sur del país en actos atribuidos a radicales mapuches, la quema de autos es algo poco habitual en esta zona del país.
“Visualizamos los autos, las micros (autobuses) y todos los medios de transporte de la civilización como un pedazo del sistema imperante y que merece todo nuestro odio y rabia”
Además, no se sabe si estas acciones guardan alguna relación con los bombazos.
Para mayor confusión, junto a los vehículos se encontraron panfletos de una organización que se hace llamar Enjambre Vandálico de los Niñxs Bichxs que dice luchar “por la anarquía y la vida salvaje”.
“Visualizamos los autos, las micros (autobuses) y todos los medios de transporte de la civilización como un pedazo del sistema imperante y que merece todo nuestro odio y rabia, celulares, consolas de juego, todos los aparatos que día a día merman la creatividad de lxs niñxs y convierten lentamente nuestra cotidianidad en una robótica secuencia de hechos que ni siquiera pasan por nuestra decisión sino por una predeterminación constante de la sociedad, los poderes fácticos y los estados”, rezan sus panfletos.
Las autoridades no saben si detrás de este “Enjambre” se esconde algún grupo anarquista, quiénes son exactamente y qué tan serios son estos llamados a una especie de ludismo del siglo XXI.