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Opinión

7 de Septiembre de 2014

Columna: Se habla al mar

A Nicanor hay que avivarle la cueca, pero al mismo tiempo vilipendiarlo cuando empieza con la lesera de los artefactos, ahí es donde se refocila con la pequeña burguesía (por ejemplo, “hice caca en el wáter del new age y no tiré la cadena”). El artefacto parriano es un pretexto para los nuevos ricos en […]

Bruno Vidal
Bruno Vidal
Por

63 Caleta Las Cruces

A Nicanor hay que avivarle la cueca, pero al mismo tiempo vilipendiarlo cuando empieza con la lesera de los artefactos, ahí es donde se refocila con la pequeña burguesía (por ejemplo, “hice caca en el wáter del new age y no tiré la cadena”). El artefacto parriano es un pretexto para los nuevos ricos en la academia: la Diego Portales mire qué advenedizo llamarse UDP y el caballito de batalla del Voy y Vuelvo, mire los perlas se dan aires con la figura de Parra, y traen a un señor de Iberia más falso que Judas a celebrarle la cuchufleta al Nicanor… ¡Cómo estos canijas se pueden engrupir, si el viejo es un pillo chileno al cubo!

Los pericotes del paseo San Damián, los futres venidos a menos, los imbunches de medio pelo, los que no son ni chicha ni limoná, la peor calaña del Partido Comunista, los que meten la chiva, los incapaces, los lechuginos… toda esa manga de cabrones de la Concertación y la Nueva Mayoría, esos son como hacha para decir que ese vate de los 100 años es lo mejor que hay. El presidente honorario de la pasarela cultural progresista es Nicanor. Claro, el papel aguanta todo: “soy pelucón pipiolo y pipiolo pelucón”.

Pero Nicanor fue un niño puro, fue un muchacho bien inspirado, tomó muchas veces la choca con la gallada (después que volvió de Oxford empezó con las piruetas y las chirigotas y los freísmos). Fue Nicanor un poeta de tomo y lomo, cuando escribió SE CANTA AL MAR, fíjate tú que ahí el poeta se las mandó, en ese texto Nicanor sacó adelante la tarea, cumplió con la sinceridad, con la lira popular, con el sentimiento de la vivencia más profunda, cachai que toda la teoría lacaniana del padre real, imaginario, simbólico, vale callampa al lado de ese poema de envergadura bíblica, de talla monumental, de transfiguración, de respeto.

Ese poema llamado SE CANTA AL MAR es un manifiesto del dogma verdaderamente político, es un Cristo de todos los tiempos, esa reliquia es una veneración, es un sacramento … y uno percibe que el padre de Nicanor se siente orgulloso de su hijo que jamás ha conocido el mar, y el hijo no queriendo desprenderse del padre se hace hombre, se hace poeta, allí está la patria, allí está la pureza, uno siente que Nicanor derrama su primera lágrima… Cómo no amar al poeta, de defenderlo de toda maldición, de cuidarlo, de entenderlo, de separarlo de los carajos, ah poeta la beatitud es un laurel…

Nicanor hace mucho tiempo hiciste lo que hace el mar de ola en ola, extendiste los brazos frente a Dios, y mira tú cómo se han ido dando las cosas, los ángeles de la guarda te piden que no dejes de cantar al mar. Nicanor redimiéndote baja del Olimpo y deja que ese Padre tuyo –es del caso– declame contigo… SE CANTA AL MAR.

Siempre había vivido mi familia
En el valle central o en la montaña,
De manera que nunca, ni por pienso,
Se conversó del mar en nuestra casa.
Sobre este punto yo sabía apenas
Lo que en la escuela pública enseñaban
Y una que otra cuestión de contrabando
De las cartas de amor de mis hermanas.
Descendimos del tren entre banderas
Y una solemne fiesta de campanas
Cuando mi padre me cogió de un brazo
Y volviendo los ojos a la blanca,
Libre y eterna espuma que a lo lejos
Hacia un país sin nombre navegaba,
Como quien reza una oración me dijo
Con voz que tengo en el oído intacta:
“Este es, muchacho, el mar”. El mar sereno,
El mar que baña de cristal la patria.
No sé decir por qué, pero es el caso
Que una fuerza mayor me llenó el alma
Y sin medir, sin sospechar siquiera,
La magnitud real de mi campaña,
Eché a correr, sin orden ni concierto,
Como un desesperado hacia la playa
Y en un instante memorable estuve
Frente a ese gran señor de las batallas.
Entonces fue cuando extendí los brazos
Sobre el haz ondulante de las aguas,
Rígido el cuerpo, las pupilas fijas,
En la verdad sin fin de la distancia,
Sin que en mi ser moviérase un cabello,
¡Como la sombra azul de las estatuas!
Cuánto tiempo duró nuestro saludo
No podrían decirlo las palabras.
Sólo debo agregar que en aquel día
Nació en mi mente la inquietud y el ansia
De hacer en verso lo que en ola y ola
Dios a mi vista sin cesar creaba.
Desde ese entonces data la ferviente
Y abrasadora sed que me arrebata:
Es que, en verdad, desde que existe el mundo,
La voz del mar en mi persona estaba.

“SE CANTA AL MAR” (Fragmento)

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