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Opinión

28 de Septiembre de 2014

Caso Penta-UDI: Carlos Peña advierte que supuesto esquema fraudulento “debe repetirse también en otros sectores políticos”

Para el columnista y rector de la UDP, "pensar que los defectos en el financiamiento de las campañas están nada más que del lado de la derecha, es un error de proporciones".

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El rector de la UDP y columnista de El Mercurio, Carlos Peña, se refirió a la arista política del caso Penta, asegurando que “sorprenderse porque un grupo financiero apoye a la derecha es tan estúpido como desorbitar los ojos a la vista de la negrura del hilo negro”.

“Osvaldo Andrade tiene toda la razón. No parece haber nada sorprendente en el caso Penta. Después de todo, ¿quién, salvo un ingenuo irredento, podría considerar inédito o sorpresivo que Carlos Eugenio Lavín o Carlos Alberto Délano, cuyo apodo, el Choclo, es de esperar no se convierta, quiera Dios, en un alias, fueran financistas de la UDI?”, dijo en su habitual columna.

“¿Qué se esperaba? ¿Qué un grupo de personas con vínculos sociales y de clase con parte de la dirigencia de la UDI y cuyos intereses objetivos estaban alineados con el partido que fundó Guzmán, apoyara al PPD o al PS? No, no cabe duda. No hay nada de notable en los vínculos entre el grupo Penta y el partido que fundó Jaime Guzmán”, explicó.

En esa linea, Peña asegura que “tampoco son dignas de atención las donaciones reservadas que ese grupo habría hecho a algunos de los candidatos de la UDI”, plateando que la reserva en las donaciones “es plenamente conforme al derecho vigente”.

“Lo que se reprocha aquí es haber simulado boletas de honorarios o de prestación de servicios a fin de transferir recursos a candidatos -no solo de derecha, puesto que, todo hay que decirlo, también fue mencionado Andrés Velasco– fuera de las reglas legítimas de financiamiento electoral. En vez de efectuar donaciones reservadas, empresas del grupo habrían transferido dinero a los candidatos y, luego, habrían justificado el egreso de esos recursos con boletas de honorarios o de servicios que nunca se prestaron”, sentencia el columnista.

Para el académico, entonces, “el fraude sería así doble: ayudaría a eludir el límite de gasto que pesa sobre las campañas e inflaría el gasto de las empresas, burlando así sus obligaciones tributarias”.

Sin embargo, Peña asevera que “no hay que dirigir todo el reproche hacia el grupo Penta.” No se requiere ser ni sagaz ni desconfiado para sospechar, o saber, que lo que ocurre en este caso -el empleo de argucias de diversa índole para burlar la ley y lograr que el dinero impere sobre la voluntad de los ciudadanos- debe repetirse también en otros sectores políticos”.

“Ni el Choclo Délano -Dios quiera que ese apodo no se convierta en alias- ni Lavín son casos aislados o únicos en la política chilena y, por lo mismo, pensar que los defectos en el financiamiento de las campañas están nada más que del lado de la derecha, es un error de proporciones”, concluye.

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