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Poder

3 de Noviembre de 2014

Pentagate: La última reunión entre Hugo Bravo y Carlos Eugenio Lavín en son de paz

Los detalles están relatados por el propio Lavín en la querella que interpuso la semana pasada en contra de Bravo por grabación ilegal. Todo sucede en el living del departamento de esta último en San Damián, donde está acompañado por sus dos perros. La acción legal busca que no se revele el contenido del audio, algunos de cuyos fragmentos ya fueron transcritos por Bravo en una demanda laboral. Ambos junto al "choclo" Délano tienen cuatro juicios donde están agarrados del moño. Y esto recién comienza.

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La mañana del domingo 7 de septiembre pasado, el ex director de Penta Hugo Bravo, recibió una llamada en su departamento de San Damián. Al otro lado de la línea el controlador del grupo, Carlos Eugenio Lavín, le preguntó si podía pasar a verlo después de almuerzo. Bravo asintió y quedaron de reunirse a las cinco de la tarde.

Tan sólo unos días antes, el 28 de agosto, el SII había denunciado a Lavín y al “choclo” Délano en la fiscalía, por el giro de boletas ideológicamente falsas a sus cónyuges por trabajos no realizados. Y casi un mes antes, el 29 de julio, el tata fisco había hecho lo mismo contra Bravo, por obtener una devolución ilegal del FUT de 260 millones. Todo todo lo anterior, estaba coronado con la renuncia obligatoria de Bravo al holding el 23 de julio. Cualquiera pensaría que la comunicación era imposible.

Sin embargo, a eso de las 17.00 horas, Bravo atendió la puerta. Junto a sus dos perros hizo pasar a Lavín, que venía acompañado de su hijo. Bravo indicó que estaba solo. Lavín le preguntó en qué área de la casa se sentía más cómodo para sentarse y conversar. En el living, respondió Bravo, ubicándose en el sillón, mientras que los visitantes lo hicieron en uno de los sofás.

Durante casi media hora Lavín debió escuchar la preocupación de Bravo por su situación procesal, que le adeudaban dinero por los años trabajados, que debían pagarle los abogados, que se sentía solo. También los detalles respecto a lo que buscaba el fiscal Carlos Gajardo, quien por esos días daba los primeros pasos en la indagatoria que tiene tiritones a empresarios y políticos, conocida como el Pentagate.

Cuando Lavín y su hijo se retiraron, ni siquiera sospechaban que lo dicho allí fue convenientemente grabado por Bravo como una manera de protegerse para lo que venía.

Así al menos describió Lavín el último encuentro en son de paz que sostuvo con Bravo antes que decidiera revelar los supuestos pagos ilegales a campañas políticas que tienen en la mira a Andrés Velasco, y a los UDI Jovino Novoa, Laurence Golborne, Ena Von Baer, entre otros.

Los detalles de la reunión, Lavín los entregó en la querella que presentó la semana pasada por la captación ilegal de audio y video en el Cuarto Juzgado de Garantía.

En el libelo, el controlador aseguró que su visita tenía un ingrediente afectivo a favor de Bravo, pero también conocer hasta dónde Penta estaba involucrada en la investigación del fiscal.

Sin embargo, la acción legal tiene también otro alcance: evitar que se conozca íntegramente el audio de la conversación. Una parte de este último fue usado por Bravo, en la demanda por despido injustificado que ingresó al Segundo Juzgado Laboral, donde solicita 2.300 millones como indemnización.

En la transcripción hecha en la demanda, se lee que Lavín le asegura a Bravo sobre la plata: “por lo pagos no te preocupes, weón, si esa weá te la vamos a pagar to’a, o sea yo me encargo de esa weá, pero véanlo eso con Fello (abogado Alcaíno) cómo vamos a hacer para pagar allí está viendo el tema… según él que se iba a preocupar de hacer unas movidas, una triangulación”.

Como haya sido, el hecho es que después de la reunión, Bravo no quedó contento. El 10 de septiembre llamó a la oficina del asesor de Penta, el ex senador UDI Carlos Bombal, oportunidad en que le dijo a la secretaria que tomó el recado que si no lo atendían los “amarraría” con el fiscal. Siguió el 13 de septiembre, esta vez con una carta, donde insistió en que le debían dinero y que manejaba “mucha información”.

El hecho comenzó a polarizar aún más la relación de Lavín y Délano con Bravo. Por eso presentaron una denuncia, que se convirtió en otra querella en el mismo tribunal, pero por el delito de amenazas, donde el Délano ya declaró.

La guerra de Bravo con sus ex jefes de Penta es frontal. No solo por esta última acción legal sino por la seguidilla de movimientos que el trío de ex amigos han hecho en tribunales. En total son cuatro juicios en los que se enfrentarán: a la demanda laboral de Bravo por $2.300 millones por el no pago de indemnización, se suman grabaciones, amenazas y lo dichos de Bravo quien aseguró que tanto Délano como Lavin están al tanto de los aportes supuestamente ilegales a campañas políticas y de haberse beneficiado con las “gestiones personales” que hizo el ex martillero con vínculos CNI, Jorge Valdivia, quien destapó los nexos del poder económico del caso FUT.

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