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Poder

19 de Febrero de 2015

Golpe al corazón de la investigación de las platas políticas: Gajardo queda en segundo plano y SQM es reasignada

Fue la arista Soquimich -que apareció primero a través de boletas del exalcalde UDI, Pablo Zalaquett, pero en la que se pudo ahondar sólo tras una querella contra Pablo Wagner y su cuñada- la que movió el tablero y relegó a Gajardo, el rostro del caso Penta, a un segundo plano: La Tercera publicó esta semana que Gajardo maneja la lista de 19 personas que habrían emitido boletas sospechosas a SQM en la única fecha que por la querella del Servicio de Impuestos Internos se le permitió investigar, julio de 2009. Allí figuraban personeros de la concertación. Esta arista quedó en manos del fiscal Andrés Montes, hijo del senador PS Carlos Montes. Penta, en tanto, quedó a cargo de Alberto Ayala, con Gajardo como segundo a bordo.

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carlos gajardo A1

-Acá todos los día se corre el límite de lo posible-, comentó a sus cercanos, antes de partir de vacaciones en febrero, el fiscal que hasta ayer estaba a cargo del caso Penta, Carlos Gajardo y que quedó, tras un sorpresivo anuncio anoche, como segundo en la indagatoria tras su jefe, Alberto Ayala, quien estaría en plena campaña interna para ocupar el puesto del fiscal nacional, Sabas Chahuán. La arista Soquimich, en tanto, fue traspasada a Andrés Montes, hijo del senador PS, Carlos Montes.

Desde la Fiscalía aclaran que se trata de un asunto formal: El fiscal regional es Ayala y por norma es quien está a cargo de la causa. Gajardo es por regla adjunto. Y precisan que lo de Montes está dentro de las atribuciones de Chahuán.

Aún sí el golpe es duro para Gajardo, quien esta semana retomó funciones.

Desde que inició las indagatorias en el marco del Caso Fraude al FUT, el fiscal había avanzado hacia una arista impensada: el financiamiento de campañas políticas del Grupo Penta -de propiedad de Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín- a través de boletas prestadas por cercanos a candidatos. Gajardo cerraba círculos en su investigación generando estupor en la UDI, partido donde militan casi todos los involucrados; el Gobierno por la aparición de una boleta de la Fundación Ciudad Justa; y el empresariado, que observaba con cautela los pasos del fiscal que ha dicho no temerle a los poderosos.

Pero fue la arista Soquimich -que apareció primero a través de boletas del exalcalde UDI, Pablo Zalaquett, pero en la que se pudo ahondar sólo tras una querella contra Pablo Wagner y su cuñada- la que movió el tablero y relegó a Gajardo a un segundo plano: La Tercera publicó esta semana que Gajardo maneja la lista de 19 personas que habrían emitido boletas sospechosas a SQM en la única fecha que por la querella del Servicio de Impuestos Internos se le permitió investigar, julio de 2009.

Allí surgió el nombre del hijo del diputado DC Roberto León, entregando un documento por $2.500.000; una asesora del senador del PS Fulvio Rossi, Mariela Molina, por $4.444.444; y el exembajador Marcelo Rozas, militante DC y ex embajador, con una boleta por $2.222.222. La esposa y el hijo de Rozas también tienen documentos implicados. Este flanco quedó en manos de Montes, lo que fue comentado con ironía en la Alianza cuando se conoció la noticia.

PERSECUTOR
“Que digan que los persigo es correcto: soy persecutor, pero no es algo ideológico, es porque si hay delitos, es mi deber por ley”, había comentado Gajardo hace unos días ante la insistencia de la UDI en que su actuar implicaba sesgo.

El lunes, el personero había retornado de vacaciones y su agenda estaba copada. Había dicho que eso no le preocupaba en demasía porque le gusta su trabajo, pero ayer algo pasó.

Ayala, conocido por sus redes políticas y a quien se acusaba de no tener dominio sobre Gajardo, dio una señal de fuerza inesperada y quedó a cargo de la causa que ha removido la política desde el año pasado, cuando The Clinic Online publicó que el chofer del senador Iván Moreira había sido citado para declarar sobre una boleta que se indagaba como ideológicamente falsa.

El perfil de Ayala, con quien la UDI ha señalado tener una relación cordial, es diferente del de Gajardo. Éste último ha sido conocido por la frase de no temerle a los poderosos, por lo que su situación actual es atribuida a eso: el ímpetu con que condujo la investigación que comenzó a incomodar. Ayala, en tanto, tiene redes políticas sólidas, es cercano al oficialismo y se asume como un candidato fuerte para suceder a Sabas Chahuán. Fue, además, por años funcionario de SQM, lo que provocó su inhabilitación en el Caso Cascadas hace un tiempo.

Ayer la Fiscalía declaró sobre lo de SQM que “la decisión se fundamenta en la complejidad y extensión que muestra esta indagación, lo que aconseja su dirección separada por parte de un fiscal regional”, precisó el Ministerio Público. Al mismo tiempo, fue tomada en consideración “la inhabilidad que en su momento planteó el fiscal regional Oriente, Alberto Ayala, para conocer la mencionada arista”, se detalló en el comunicado de prensa.

“En lo relacionado con el resto de los antecedentes vinculados al llamado caso Penta, estos pasarán a ser investigados por el Fiscal Regional Metropolitano Oriente, Alberto Ayala, con el apoyo del equipo de Fiscales adjuntos de la Fiscalía de Alta Complejidad”.

Anoche The Clinic Online intentó, sin éxito, contactar a Gajardo.

FINIQUITO GAJARDO
En su libro, Con fines de Lucro, María Olivia Monckeberg, relata que Gajardo, quien investiga también las acreditaciones universitarias fraudulentas y el posible delito de lucro en siete universidades, estudió derecho en la Universidad de Chile entre 1989 y 1995, que se tituló en 1998 y que en el intertanto trabajó en el Consejo de Defensa del Estado, como procurador primero y luego como abogado hasta 2001.

Durante el proceso de preparación para ser fiscal, Gajardo, asegura un excompañero, “destacó por sus capacidades”. “Tenía buena memoria e intuición, una inteligencia práctica bien impresionante”, relata.

Monckeberg cita que “cuando partió la nueva justicia en la Región del Maule Carlos Gajardo quedó como fiscal de Curicó hasta 2004. En 2003 le tocó una investigación especial: Augusto Pinochet Iriart, el hijo mayor del dictador, era acusado por el robo de un auto. El fiscal Gajardo investigó el caso y solicitó al tribunal tres años de cárcel para Pinochet Iriart. Finalmente fue condenado a 541 días, con pena remitida.

Este fue el único proceso en que un miembro de la familia Pinochet ha sido condenado por algún delito. Aunque los pesos en juego no era muchos, haber logrado castigar al mismo hijo del dictador protagonista del ‘affaire’ de los ‘pinocheques’, que al comenzar la transición llevó al general a provocar dos movimientos de tropas, habla de la personalidad decidida y las convicciones firmes del fiscal Gajardo”.

En 2005, Gajardo fue nombrado subjefe de Ñuñoa y Providencia. Su superior era Fodich.

Se hizo conocido en noviembre de 2008, cuando junto a Fodich, le correspondió investigar el homicidio del estudiante Diego Schmidt-Hebbel en las puertas del departamento de su novia en Seminario 97, en Providencia.

Logró establecer que el crimen del hijo del entonces economista jefe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), había sido planificado por María del Pilar Pérez, bautizada por los medios como “La Quintrala”, quien además era autora intelectual del crimen de su ex esposo y la pareja de éste.

-El caso de La Quintrala lo marcó muchísimo, sobre todo por el dolor del papá del joven que fue asesinado. Carlos se imaginó a su papá sufriendo-, destaca un amigo.

Monckeberg, lo conoce como “el fiscal del lucro” y asegura, que “se trata de un muy buen investigador, metódico, inteligente, probo”.

-Trabaja además muy coordinado con Pablo Norambuena y la PDI y sabe cómo rastrear pistas. En el caso de la Comisión Nacional de Acreditación, ordenó la incautación de computadores para tener acceso a correos electrónicos de inmediato. Así logra armar un caso firme, con pruebas. En lo de Penta ha hecho lo mismo. Creo que se trata de un investigador con mucho valor, que sabe que en el camino se va a topar con gente poderosa, pero no le importa. Hay que tener bastante convicción para, en este país, hacer algo así.

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