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Poder

4 de Marzo de 2015

Las claves que llevaron a los dueños de Penta a ser formalizados hoy por soborno y delitos tributarios

Todo comenzó con una falla informática que descubrió el ex fiscalizador del SII Iván Álvarez para conseguir que algunos contribuyentes que recibieran devoluciones ilegales del FUT. Luego, cuando lo descubrieron vino la debacle. Un martillero con vínculos CNI; un ex director del grupo que hacía el trabajo sucio del holding con las campañas políticas, incautaciones de computadoras, boletas falsas, aportes de Soquimich, la derecha y la Nueva Mayoría en el centro del huracán. Una historia de coincidencias negras con ribetes de novela, pero que es absolutamente verdad.

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A fines de 2009, el entonces fiscalizador del Servicio de Impuestos Internos (SII) Iván Álvarez, nunca habría imaginado que en 2015 sería parte de uno de los juicios más importantes de la historia nacional que involucra dinero, política, corrupción, empresarios empingorotados y todo el poder del Ministerio Público.

Bastó aprender una maña en el sistema informático del fisco que permitía lograr que distintos contribuyentes -que reclutaba él o sus captadores- para que recibieran una suculenta devolución del FUT. Así se embolsó, según se sabe hasta ahora, unos 200 millones.

Lo que ocurrió desde ese momento hasta hoy miércoles, para Álvarez de seguro será un recuerdo inmediato, porque a partir de las 09.00 estará sentado en el banquillo de los acusados junto a otras 9 personas en la sala especialmente habilitada en el Octavo Juzgado de Garantía, donde enfrentará cargos por lavado de activos, cohecho y delito tributario. No estará solo. Lo acompañarán los dueños de Penta Carlos Alberto “choclo” Délano y Carlos Eugenio Lavín a quienes se les imputarán ilícitos de soborno e impositivos, junto a otros ejecutivos del grupo.

Estos son: el ex director Hugo Bravo y el ex contador Marcos Castro. Ambos por blanqueo de capitales, delito tributario y soborno. A los anteriores le sigue el ex subsecretario de Minería, el UDI Pablo Wagner por lavado de activos y cohecho. Con este último delito también está el funcionario activo del SII Juan Martínez.

En la lista también constan los ejecutivos de Penta Manuel Antonio Tocornal, Samuel Irarrázaval y el UDI Carlos Bombal, quienes serán imputados por ilícitos impositivos.

Sin embargo, la historia que derivó en la formulación de cargos que realizará el fiscal nacional Sabas Chahuán, quien hace pocos días centró la investigación del caso Penta bajo su égida, tiene ribetes de novela.

Coincidencias

Álvarez había hecho la pillería del FUT con algunos contribuyentes elegidos, pero conoció en una fiesta Sergio Díaz Córdova, un contador en una fiesta y se aliaron. El negocio iba bien hasta que el martillero -y colaborador de la CNI- Jorge Valdivia entró en escena. Este último había conocido a Hugo Bravo, a quien le realizaba distintos tipos de gestiones. Fue Valdivia quien le ofreció a Bravo que podía obtener un buen dinero mediante devoluciones del FUT con sus dos sociedades Santa Sarella y Challico.

Y así fue. En 2010 Bravo cobró un suculento cheque por 260 millones que depositó en su cuenta. De allí en delante los destinos de Bravo, Álvarez y Valdivia se unirían delictualmente.

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(El ex director de Penta Hugo Bravo)

Álvarez comenzó a pitutear para Penta, aún cuando seguía siendo funcionario del SII y recibía pago por ello, luego que en 2011 fuera encuadrado en la Unidad de Grandes Empresas y, coincidentemente, debía fiscalizar a Penta.

La racha de suerte cambiaría pronto. En octubre de 2012 la Unidad de Fiscalización lo denunció a Delitos Tributarios del SII y comenzaron a ser citados cerca de 47 contribuyentes que habían recibido devoluciones del FUT. Álvarez se enteró y en diciembre del mismo año emprendió rumbo hacia el sector privado en la empresa Guiñazu, donde mantuvo el vínculo con Penta.

En enero de 2013 las cosas comenzaron a tornarse color de hormiga y decidió contratar a los abogados Carlos Cortés y Sergio Rodríguez Oro. De allí en adelante, el desarrollo de lo que hoy se conoce como el caso Penta fue una vorágine.

Álvarez se autodenunció para constituir una atenuante calificada a la hora de un juicio, pero basándose en la figura del delito informático. En agosto el SII ingresó una denuncia que lo incluía junto a Díaz por anomalías tributarias e intentó que el fiscal a cargo del caso FUT, Carlos Gajardo lo interrogara en múltiples oportunidades, más no pudo lograrlo, hasta que en diciembre de 2013 cayó en cana. Desde esa oportunidad, hasta ahora, sólo ha conocido los barrotes.

En enero de 2014 la trama del FUT ya estaba clara. Pero Gajardo seguía investigando desde su rol de jefe de la Fiscalía de Delitos de Alta Complejidad. Faltaban contribuyentes que interrogar. Uno de ellos era Jorge Valdivia. Su prontuario arrojó un proceso incoado en la Justicia Militar por porte de granada, denuncias por abuso sexual y una particular red de contactos. Sin embargo murió en julio de ese año, más no sin revelar algunos secretos que conducirían a Penta.

De las indagatorias del SII y la fiscalía apareció Hugo Bravo en escena, en contra de quien presentaron una denuncia por la devolución de 260 millones, oportunidad que aprovechó Gajardo para entrar a Penta y requisar computadores y contabilidad de las sociedades del ex director. Fue en ese momento en que Délano, Lavín, la UDI y el Fuerza Pública Andrés Velasco aparecieron en escena.

Quien fue el primero en reconocer las iniciales de boletas que se pagaban a políticos a través de terceros fue el excontador del grupo Marcos Castro. Le siguió Bravo, en el entendido de colaborar sustancialmente con le investigación, toda vez que pagó, con intereses, multas y reajustes más de 1.110 millones a Tesorería. Luego Délano y Lavín y sus esposas también serían denunciados por boletas ideológicamente falsas con un perjuicio fiscal superior a los 400 e hicieron lo mismo que Bravo: pagaron más de mil palos al fisco. Es el 26 de agosto de 2014 y es sólo la punta de iceberg que se reveló cuando el fiscal nuevamente allanó a Penta, esta vez llevándose computadores y contabilidad de la empresa y “los Carlos”.

Gritos en el cielo

La crisis política no se hizo esperar. Boletas con aportes a campaña a los UDI Laurence Golborne, Iván Moreira, Pablo Zalaquett, Ena Von Baer, Felipe de Mussy -entre otros- y las operaciones para administrar los fondos por parte de Jovino Novoa -actualmente imputado- generaron un clima pocas veces visto.

La derecha acusó intencionalidad política de la fiscalía, también desde Fuerza Pública se acusaba directamente a Gajardo de las filtraciones luego que allanara la casa del presidenciable Andrés Velaso, en un tinglado comunicacional que sólo contendría por algunas semanas la crisis que se avecinaba.

Paulatinamente, la verdad de los aportes comenzó a establecerse. El tono del gremialismo comenzó a morigerarse, ya que las lucas de campaña llegaban eran de capitán a paje.

En 2014, por ejemplo, aparecieron los pagos por 3 millones bimensuales por parte de Penta al ex subsecretario de Minería Pablo Wagner durante casi dos años. Este los recibía en momentos en que Délano participaba en el proyecto del rubro llamado Doña Dominga. De allí que hoy Wagner será formalizado por cohecho, ya que la fiscalía sospecha que las platas, que sumaron más de 40 millones, sirvieron para lograr prebendas con el negocio de prospección.

La carpeta permaneció secreta desde junio de 2014 hasta que la reserva se levantó en diciembre. Los Délano habían tenido varios meses para armar su estrategia procesal, previo a reservarse su derecho a guardar silencio, junto a sus abogados Julián López y Davor Harasic -a quienes pagan 100 mil dólares mensuales por la defensa- aludiendo a que desconocían los antecedentes de la investigación.

Fue así como a principios de enero Délano y Lavín reconocieron ante Gajardo los aportes de campañas a través de boletas ideológicamente falsas. Pero faltaba más.

La fiscalía fue descubriendo, previa entrega de antecedentes de la defensa de Délano, haciendo aparecer una colaboración con la indagatoria, los llamados contratos forward que firmaba con VSA, antedatando la fecha de los mismos para convertirlos en pérdidas y rebajando impuestos. Respecto a este punto el SII ya se querelló contra 26 personas, entre ellas cuatro hijos del “choclo”.

Pero estos forward no solamente se hicieron con VSA, también con las sociedades del empresario Manuel Cruzat una de las últimas aristas del caso que aún se investiga, pero que promete revelar otra conducta dolosa.

Primer paso

Otra de las aristas del caso es Soquimich (SQM) cuyo controlador es Julio Ponce Lerou. Hasta las oficinas de esta empresa llegó a mediados de enero el fiscal José Villalobos para incautar la contabilidad, luego que descubrieran que la cuñada de Wagner había emitido boletas por trabajos no realizados, para después entregar la plata a la campaña a senador por la V Costa del UDI Joaquín Lavín que perdió en 2009.

De allí en adelante la situación ha ido cambiando porque han aparecido nombres de personeros ligados a la Concertación, entre ellos un familiar del DC Roberto León, un embajador falangista en Europa, entre otros hechos que comenzaron a convertir el caso Penta en un monstruo de muchas cabezas.

Fue así como hace algunas semanas, esta última arista pasó a manos del fiscal Centro Norte Andrés Montes, hijo del senador del PS Carlos Montes. La objetiva inhabilidad generó la respuesta inmediata de la derecha e incluso este último hizo ver lo inapropiado de la situación.

Gajardo sintió que le habían quitado el piso y puso su renuncia sobre la mesa, en una reunión con la fiscal nacional (S) Solange Huerta, quien había informado la desagrupación de los casos.

La presión se hizo sentir y cuando Sabas Chahuán volvió de vacaciones resolvió, de manera inédita, hacerse cargo de todo el caso, incluyendo a Gajardo y su equipo agregando eso a un nuevo miembro: el fiscal Emiliano Arias de la Occidente.

Por eso cuando el magistrado Juan Manuel Escobar dirija hoy la audiencia -que podría extenderse por al menos dos días- los diez imputados de seguro se preguntarán en qué momento comenzó todo. Hoy el largo brazo de la justicia comienza por primera vez su labor represiva y los acusados temerán cuando miren al estrado pensando en si quedarán en esta oportunidad tras las rejas sin poder volver el tiempo atrás.

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