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Opinión

25 de Marzo de 2015

Columna: Democratizar nuestra universidad es construir educación pública

Los estudiantes de la Universidad de Chile tenemos hoy una tarea titánica: hacer frente a la reacción conservadora que tanto dentro como fuera de nuestra universidad buscará evitar la aprobación de estos estatutos. Es necesario pronunciarnos con fuerza a favor de este proceso, exigiendo cumplir el mandato del Senado Universitario, y por sobre todo, participando de las discusiones a las que deberemos abocarnos para defender los puntos más importantes de estos nuevos reglamentos que deberemos votar el segundo semestre.

Vicente Valle
Vicente Valle
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Casa Central Universidad de Chile

Se cumplirán cuatro años desde que los estudiantes chilenos llenamos las alamedas exigiendo un derecho social en el Chile de las privatizaciones y el despojo. Estos cuatro años no han pasado en vano, y nuestras consignas de educación gratuita y fin al lucro han evolucionado radicalmente, siendo hoy la exigencia un verdadero sistema nacional de educación pública para Chile y su pueblo.

Ésta evolución ha ido de la mano con una profundización de la crítica a nuestro modelo educativo, que nos ha llevado a afirmar que no habrá educación pública mientras no haya educación democrática.

Haciendo eco de estas reivindicaciones, el Senado Universitario de la Universidad de Chile comenzó el año 2012 una discusión orientada a reformular los estatutos de la casa de Bello, buscando depurar antiguas ambigüedades que daban espacio al autoritarismo. Asimismo, buscaba entregar participación a estudiantes y funcionarios en la dirección y gestión de la Universidad de Chile.

Esta reformulación, cuya culminación debe darse con un referéndum a fin de año que apruebe los nuevos estatutos por parte de toda la comunidad, ha desatado una fuerte oposición. Hemos visto cómo los sectores más conservadores de nuestra universidad y del país han salido a oponerse a este avance en la democratización de la educación, con posicionamientos públicos en medios escrito y operaciones dignas del lobby frente a las autoridades universitarias.

Esto no ha de extrañarnos: el autoritarismo en nuestra educación es clave para mantener la mercantilización del sistema, de forma que los intereses de la comunidad educativa no se interpongan a los grandes capitales que operan fuera y dentro de las instituciones. Esto lo tenía muy claro la dictadura cuando prohibió la gestión triestamental de las instituciones.

Los estudiantes de la Universidad de Chile tenemos hoy una tarea titánica: hacer frente a la reacción conservadora que tanto dentro como fuera de nuestra universidad buscará evitar la aprobación de estos estatutos. Es necesario pronunciarnos con fuerza a favor de este proceso, exigiendo cumplir el mandato del Senado Universitario, y por sobre todo, participando de las discusiones a las que deberemos abocarnos para defender los puntos más importantes de estos nuevos reglamentos que deberemos votar el segundo semestre.

Al mismo tiempo el llamado es a organizarnos, ya que sólo de esta forma los espacios de incidencia que tendremos podrán ser dotados del contenido que nuestras discusiones construyen. Este paso puede convertirse en una gran oportunidad para todo el sistema público. La aprobación de estos estatutos no debe ser el fin de la lucha por la educación pública en la Chile, si no que un primer e importante paso en arrancar nuestra educación de las garras del mercado.

*Vicente Valle, Secretario General de la FECh y militante del Frente de Estudiantes Libertarios (FEL).

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