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Nacional

19 de Julio de 2015

El manifiesto de Vasco Moulian: “Si no es por mi tío Tomás Moulian, quizá yo sería pastabasero”

"Sé que soy odiable y que los únicos que me siguen queriendo son los fanáticos de los Simpson. El mundo intelectual me debe encontrar un pelotudo. Si es que yo hago una pasada de mi vida, es obvio que me odien un poco, porque tengo varios récords: el primero es que cuando era mal visto hacer teleseries, yo partí haciendo teleseries; hice una compañía de teatro y gané plata con eso; me metí a Protagonistas de la Fama a ser profesor de teatro de Ballero; soy de centroderecha y, por último, se vio muy mal que un actor de televisión como yo terminara siendo director de programación de un canal importante. Si yo no fuera yo, quizá también me odiaría un poco", parte diciendo el comunicador, hoy alejado de la televisión.

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Vasco Moulián

Vasco Moulián, el responsable de que los Simpson sigan repitiéndose hasta el cansancio, actor y alguna vez proyecto de tenista, hace una suerte de confesionario público a través del manifiesto que publica en La Tercera. En éste, se admite odiable, travesti político, habla de su familia de izquierda y de las veces que jugaba tenis con el Choclo Délano, además del problema que tuvo con el copete. Aquí, sus confesiones.

“Sé que soy odiable y que los únicos que me siguen queriendo son los fanáticos de los Simpson. El mundo intelectual me debe encontrar un pelotudo. Si es que yo hago una pasada de mi vida, es obvio que me odien un poco, porque tengo varios récords: el primero es que cuando era mal visto hacer teleseries, yo partí haciendo teleseries; hice una compañía de teatro y gané plata con eso; me metí a Protagonistas de la Fama a ser profesor de teatro de Ballero; soy de centroderecha y, por último, se vio muy mal que un actor de televisión como yo terminara siendo director de programación de un canal importante. Si yo no fuera yo, quizá también me odiaría un poco”, parte diciendo el comunicador, hoy alejado de la televisión.

Reconocido hombre de derecha, narra que su vida está marcada por la izquierda, pues su padre fue mirista, del brazo armado y su tío es Tomás Moulián, sociólogo y cientista político, férreo opositor a la dictadura.

“Tomás Moulian, nunca me ha juzgado por eso. Tomás es una especie de viejo ángel. Lo amo, en parte, por haberme salvado la vida cuando chico, porque si no es por él, quizá yo sería pastabasero”.

“Mi papá fue maravilloso conmigo hasta que, hace casi 12 años, se quitó la vida. El motivo, aunque nunca va a ser concreto, se cree que fue el trastorno de ánimo que persigue a la familia. A mí también me pasa: a veces ando muy arriba y otras muy abajo. A los 20 años empezaron mis primeras crisis que, además, siempre se vinculaban más que con euforia, con una pena muy profunda. Por lo mismo, tomo hartos medicamentos y voy al psiquiatra una vez a la semana”, confiesa.

Una infancia tímida

“Cuando chico era tímido, porque crecí en una familia clase media baja y sabía que necesitaba caer bien para salir poco a poco del lugar donde crecí. Llegué del exilio, mis papás se separaron y me fui a vivir a una población en La Florida. A nadie le gusta que recuerde esto, pero es así (…) Tomás, mi tío, quería que fuera tenista, así es que me pagó las clases de tenis con esfuerzo también de mi mamá y me regaló la mitad de un pasaje a Estados Unidos, para que a los 14 años me fuera a aprender inglés y a jugar profesionalmente. Fue una gran oportunidad”.

A propósito de su afición a ese deporte, cuenta que “antes de que explotara todo lo del caso Penta, yo jugaba tenis con “Choclo” Délano. El a mí nunca me ha pasado un solo peso para algo. No tenía para qué pedirle, porque sólo jugábamos y pagábamos a medias la cancha. Me atrevería a decir que los involucrados en el caso Penta son buenas personas, sólo que en ellos hay mucha torpeza”.

“Durante mucho tiempo lo negué y escondí, pero estuve en tratamiento para dejar el alcohol. Cuando me separé tuve serios problemas con el copete. Un día, mis hijas me preguntaron por qué había tantas botellas con alcohol en la casa. Fue un proceso duro. Por suerte, no pasé a otra etapa más dura, como las drogas, como pasa en estos casos. Me di cuenta de que toqué fondo cuando empecé a tomar desde muy temprano un vaso de vodka y no podía parar de hacerlo”, dice Moulián, quien asegura que “hoy no volvería a la televisión por ningún motivo”.

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