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Opinión

4 de Octubre de 2015

Perdió lejos el lago Titicaca, ganó de aquí a Penco el río Mapocho

A Titicaco, personaje de Condorito Digámoslo derechamente con toda la argumentación de peso: Chile en los estrados de La Haya ha tenido toda la razón al ir por las buenas, y a despecho de toda la batahola ganadora del caudillo cocalero. En las vísperas lo anticipé con la sapiencia jurídica que he ido ganando en […]

Bruno Vidal
Bruno Vidal
Por

Evo Morales La Haya EFE

A Titicaco, personaje de Condorito

Digámoslo derechamente con toda la argumentación de peso: Chile en los estrados de La Haya ha tenido toda la razón al ir por las buenas, y a despecho de toda la batahola ganadora del caudillo cocalero. En las vísperas lo anticipé con la sapiencia jurídica que he ido ganando en las sedes de la jurisprudencia: “perder para ganar”. Y Chile –nuestra patria– perdió la excepción dilatoria (en la forma) y en los considerandos de la sutileza mayor avanzó notablemente en la perentoria (en el fondo). A la postre solamente seremos obligados a sentarnos –de buena fe– en la mesa de negociaciones y eso sería todo y en dos o tres años por delante. Y cuántas veces nos hemos sentado a conversar con los bolis, si hasta mi Tata les metió conversa en una movida táctica donde por lo demás los tres vecinos pendencieros, en una simultánea, nos querían pasar por el aro a todo cachete y salimos airosos.

Evo es un vivaracho, un canija cabrón, sabe perfectamente que está engrupiendo a la gallada y lo hace a propósito y con sangre en el ojo, y una de las peores cuestiones es que aquí en la patria los artistas e intelectuales de izquierdas y otros tontos útiles del costado zurdo le avivan la cueca y le siguen el amén. Nada que ver, los cabros bolivianos entran a Chile como Pedro por su casa y se les dan todas facilidades del caso, en Calama se ve cualquier cantidad de cholas con las guaguas a tota (en la espalda) y con el sombrerito típico y en Arica hay que hacerse el cucho como chileno, los hermanos altiplánicos celebran tremendos carnavales en el mejor estilo de Oruro.
Pero la diablada infame del tontorrón Evo es como mucho, y pobre proletariado boliviano, le cree a un jetón que está haciendo un negocio redondo y con la mala intención de instalarse en el poder un cuarto de siglo con una cara de palo impresionante, reformando la carta fundamental a entero antojo –qué ejemplo más bello el de nuestro Tata entregando el poder a los civiles después de algunos años de legítimo ejercicio en el poder–, no señor, Evo es un tirano populista que a pretexto de salir al mar se eterniza en el mando supremo. Cáchense esta declaración del 2009: “La falta de popularidad de Alan García en Perú le impulsó a demandar a Chile”. Más claro echarle agua al tiesto, este gallo procede a sabiendas de que joder a Chile da renta fija en los analfabetos de Cochabamba y La Paz.

Ahora bien, ¿hay que sacar a Bulnes, el abogado de Chile? No, sería mostrar la hilacha, pero el hombrón dio jugo en la declaración inmediata al conocerse el fallo: “Tengo sentimientos encontrados”. ¡No, hombre, por Dios! Un hombre de Derecho no puede salir con esa frase emocional. Le faltó sangre fría y pachorra, debe repasar los significantes y los significados de la teoría procesal elemental en lo que incumbe a la naturaleza de la judicatura de La Haya; en este caso la Corte –muy socarrona y diplomáticamente– se está lavando las manos como Pilatos. Por eso daban pena los pobres bolis en la Plaza Murillo celebrando una derrota del porte de un buque.

Y qué notable la Mónica Rincón, qué manera de arrinconar a Carlos Mesa –uno de los comandantes de la brega hinchapelotas–, la cabra de la CNN nada de tonta en la entrevista lo sacó de quicio y lo ha puesto entre espada y la pared y el chamullento se la tuvo que comer no más y usted don Bruno le daría mar a Bolivia y no se corra por la tangente: Yo no le daría mar a Bolivia pero ni a palos, a menos que lleguemos a una buena transaca donde todo el mundo salga ganando y aprovechando y usufructuando lo que Dios nos ha dado a Todos. Y mire usted que los chilenos no saben el esfuerzo heroico de patricios y plebeyos para ganar la Guerra del Pacífico, apenas conmemoran el 21 de mayo, pero no conocen acerca de los rotos chilenos (muchos niños de 13, 14, 15, aprendiendo a ser hombres en las filas de los regimientos) desembarcando a sangre pato en Pisagua bajo el fuego de la soldadesca boliviana; no se enteran de la feroz resistencia que ofrecieron los civiles bolivianos a la invasión militar en Calama, ni del desastre de Tarapacá donde las bajas de Chile fueron brutales. ¿Y sabe qué? El verano que viene el Servicio Nacional de Menores de Chile debiera invitar con todos los gastos pagados a costa del fisco a 300 niños de Bolivia a conocer el mar, recibirlos con mantel largo y con los monitos de 31 Minutos.

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