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Poder

1 de Mayo de 2016

“Traición a la Patria”, el libro que revela la maquinaria de corrupción en el Ejército para defraudar a la Ley Reservada del Cobre

Una detallada investigación periodística -que se extiende en 184 páginas- permite comprender a cabalidad el desfalco institucional con la Ley Reservada del Cobre que hasta ahora suma unos US$ 10 millones. El texto va reconstruyendo paso a paso, entre otros detalles, cómo el cabo Juan Carlos Cruz gastó más de $ 2.300 millones en el casino Monticello, donde era cliente VIP, con barra abierta, estacionamiento y alojamiento especial por si se le pasaban las copas. También existían otros hechos evidentes, como sus viajes a Cuba, sin que sus superiores jerárquicos siquiera lo investigaran, tomando en consideración que el sueldo que percibía no superaba los $ 600 mil. “Le perdí sentido al dinero”, reconoció.

Por

Mauricio Weibel

Traición a la Patria (Random House, 2016), el libro del periodista Mauricio Weibel, que aparece este 2 de mayo en librerías, revela la corrupción en el Ejército en el llamado Milicogate.

Una detallada investigación periodística -que se extiende en 184 páginas- permite comprender a cabalidad el desfalco institucional con la Ley Reservada del Cobre que hasta ahora suma unos US$ 10 millones y dos investigaciones paralelas. La primera a cargo del ministro en visita de la Corte Marcial, Omar Astudillo, quien mantiene sometidos a proceso y en prisión preventiva a una serie de militares. La otra está dirigida en contra de tres proveedores civiles del Ejército, por más de $ 2.000 millones, que sustancia la fiscal Ximena Chong.

El texto va reconstruyendo paso a paso, entre otros detalles, cómo el cabo Juan Carlos Cruz gastó más de $ 2.300 millones en el casino Monticello, donde era cliente VIP, con barra abierta, estacionamiento y alojamiento especial por si se le pasaban las copas. También existían otros hechos evidentes, como sus viajes a Cuba, sin que sus superiores jerárquicos siquiera lo investigaran, tomando en consideración que el sueldo que percibía no superaba los $ 600 mil. “Le perdí sentido al dinero”, reconoció.

Weibel no sólo apunta a los “clases” o suboficiales. Revela también a una serie de generales que están en la mira de la justicia, autos Jaguar y Porsche inscritos a nombre de una funcionaria de la Tesorería del Ejército, sin justificación alguna.

Se trata de un libro que detalla no sólo el relajo o derechamente flojera en el sistema de pago de proveedores, sino que además, cómo se usaron facturas falsas que incluso no tenían siquiera el timbre del Servicio de Impuestos Internos (SII), en lo que podría definirse como una orgía de irregularidades. Todas ellas, con el fin de quedarse con las lucas de erario público destinado precisamente a resguardar la seguridad nacional, en un país donde la protección de la soberanía ha estado siempre ligada a la historia chilena.

Weibel escribe además sobre bajezas humanas. Un ejemplo es la obligación de pequeños empresarios que debían pagar coimas a oficiales de regimientos estratégicos para así continuar prestando servicios a la institución y ganarse la vida, a quienes proferían amenazas veladas contra su vida.

Uno de los hechos llamativos y que habrían podido detener este sistema de corrupción, señala Weibel, es una investigación que realizó en 2011 el coronel Miguel Cantallopts, perteneciente a la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE) que de haber sido tomado en cuenta, otro gallo habría cantado.

El oficial indagó una serie de hechos irregulares en el manejo de los pagos y descubrió a una serie de funcionarios militares que estaban detrás del sistema para defraudar.

Entre otros mencionó a la sargento Millaray Simunovic y al cabo Claudio González Palominos, quienes actualmente están encausados y presos en el penal militar de Peñalolén por fraude al fisco y por el delito de falsedad militar. “Los antecedentes dan cuenta de una manipulación de documentos con fines inapropiados”, escribió Cantallopts.

“No deja de ser curioso que en los meses y años siguientes a este incidente, los superiores del suboficial González Palominos no escatimaron elogios hacia este uniformado (González Palominos)”, señala Weibel.

En 2011, por ejemplo, y estando la investigación de inteligencia militar sobre el escritorio de un general, escribieron en su hoja de vida. “Se destaca notoriamente por su sentido de la lealtad” y ser un militar “reservado”.

De esta manera, Weibel va tejiendo la telaraña, donde queda claro que nadie fiscalizaba, otros que obviaron, la falta de rigurosidad y la ausencia de un sistema informático en línea con todas las reparticiones del Ejército que participaban de los pagos a proveedores.

El reportero, que publicó una serie de reportajes en The Clinic sobre el tema y fue finalista en el premio de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado, destina un capítulo a explicar la Ley Reservada del Cobre -a la que pocos tienen acceso- y su funcionamiento.

A través de documentos secretos reconstruyó, por ejemplo, explica cómo entre 2000 y 2015, Codelco generó aportes a las Fuerzas Armadas por -lea bien- US$ 14.368 millones de dólares. Es decir, “casi seis veces lo que las Fuerzas Armadas recibieron para compra de armas en los primeros diez años de democracia”.

Hoy el expediente que tramita el ministro Astudillo, consta de más de 20 mil fojas y seguirá sumando antecedentes. Y no sólo eso, también agregará nuevos procesados, entre ellos oficiales que mancillaron, como suelen decir los militares, “el honor”, esa figura a ratos emblemática y usada en las arengas de los padres de la patria. La traición a esta última es evidente y lo peor, actual.

Sin más, el texto es imprescindible para sumar a la corrupción militar, como otro elemento que conforma nuestra historia reciente y que Pinochet y sus lucas truchas en el Riggs revelan que al interior de la institución no era el único delincuente.

El lanzamiento del libro se realizará el próximo 11 de mayo a las 19 horas en el café literario del Parque Bustamante, a la altura del 50. En la oportunidad, el texto será comentado por el director de The Clinic, Patricio Fernández y la reconocida periodista de investigación, María Olivia Monckeberg.

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