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Opinión

18 de Septiembre de 2016

Héctor “Parquímetro” Briceño, músico: “Ni a palos tocaría un reggaetón, es un terremoto musical”

Es el mejor trombonista de Chile y el artista que ha hecho más muecas en la pantalla chica. Infaltable en orquestas televisivas, respetado en el ambiente del jazz y director de la agrupación salsera Santiago All Stars, “Parquímetro” Briceño entra aquí en terreno dieciochero. Dice que las fondas son una escuela musical –casi tanto como los cabarets– y que le da lo mismo tocar para borrachos en fiestas patrias. También recuerda sus años dorados en la tele, las boites en toque de queda y las veces que tocó para Pinochet en Año Nuevo: “Me pedía himnos militares tipo tres o cuatro de la mañana, cuando estaban arriba de la pelota y se ponían a cantar”, dice.

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¿Te gusta el 18 o es una fecha más?
–Me gusta. Septiembre es el mejor mes del año.

¿Te preparas para estas fechas?
–Claro. Uno puede estar tan curado que después despiertas y se te viene encima el Año Nuevo, ja, ja, ja.

Tienes cara todo el año de endieciochado.
–Chuta, ¿tú decís?

¿Eres bueno para la rayuela corta?
–No, soy bueno para practicar el emboque, ja, ja, ja. Pero, claro, tomo. Le pongo, pero uno tiene que tener cultura alcohólica: esta es la última y me voy. Tú sabes cuáles son los pares de los músicos.

No.
–Los zancudos, porque donde paran, chupan. Yo tuve ese colmo, pero hasta ahí nomás. Me manejo. Gracias a Dios nunca he tenido ningún parte porque me hayan pillado alcohólico. Y si tengo que trabajar al otro día, no tomo. Los músicos con copete no funcionan. Y a esta edad, es fome. Tienes que programar un carrete. Todos mis amigos de mi edad están llenos de achaques o se tienen que ir pa la casa porque tienen mucho frío, son como abuelitas. Por suerte, yo no tengo achaques todavía. Y si estoy libre, me gusta pasarla bien. Soy de buena mesa. Pero no soy parrillero, me gusta el marisco, el ceviche, el buen arrollado, sus buenas prietas, las guatitas a la jardinera, los chunchules…

¿Te gustan las fondas?
–Sí, toqué en muchas. Las fondas son una escuela, un conservatorio de la calle: aprendes trucos para evolucionar musicalmente.

¿Cuál es la gracia de tener que estar tocando para curaos?
–¡A mí no me interesa que estén arriba de la pelota! Que ellos la pasen bien. ¿Qué te importa el curao que se cayó en la mitad de la pista? ¡Da lo mismo! Si uno está tocando para uno.

¿Y qué se hace con tanto curao jugoso?
–No falta el que llega y te dice: “tócame una cueca, chuchita tu mare”. Yo los dejo, no soy mala persona. Se sacan fotos conmigo como un justificativo para la casa: ¡mira, con quién andabai, con razón andai llegando a esta hora!, ja, ja, ja.

¿Qué te parece que la cumbia suene más que la música huasa en las fondas?
-Ahí tienes tú. Menos mal que ahora la juventud está bailando más cueca. Pero siguen faltando un Luis Bahamondes Alvear, un Jaime Atria, una Violeta Parra, un Pepe Fuentes, una María Esther Zamora. Sin embargo, la juventud anda buscando la cumbia. Y está bien.

O buscan reggaetón.
-No me hables de reggaetón. Es una basura. Tiene dos tonos y eso no es música. ¿Qué legado le va a dejar el reggaetón a estos chicos de ahora?

Pero algo debe tener para que guste tanto.
-Pero eso está mal. Como será que en Cuba y en Puerto Rico lo suprimieron, ya no corre, porque eso no es música. Y además que las letras son malintencionadas, son de gente que lo único que ha vivido es la violencia, que la pistola, que te voy a matar, que te voy a… no. Ni siquiera el baile es tan bueno. No concuerdo en nada con el reggaetón. La bachata es mucho mejor en cuanto a letras. Son más melancólicas, más suaves, más profundas en cuanto a una relación de pareja. Tienen armonía. En cambio, el reggaetón es basura. Ni a palos tocaría un reggaetón. Es un terremoto musical. Lamentablemente, alguien lo hizo y la gente se vuelve loca con eso.

¿Te gusta la música chilena que suena por estos días?
-No sabría decirte. No me gusta ninguno de los niños nuevos. Ni el Señor Piedra, ni nadie.

¿Por qué no te gusta Pedro Piedra?
-No es de mi gusto. No me gusta nomás.

Tocas en la banda de Lucho Jara. Muchos lo encuentran egocéntrico.
-Es que sale mucho en la tele. Pero es un cantante increíble, el único que se atreve a tener una banda grande.

Tampoco es muy valorado musicalmente…
-Pero es valorado en Argentina… no somos profetas en nuestra tierra. Pero es el único cantante que tocó en el Teatro Colón en Argentina. ¡El único! Y no valorizamos eso. No reconocimos en su momento a Lucho Gatica ni a Antonio Prieto. Los chilenos somos así, malagradecidos. Y ahí tienes tú con mi agrupación Santiago All Stars. ¿Tanto trabajo para qué? Hemos bombardeado las radios con nuestros discos y ni siquiera nos tocan. Y sin embargo, en Puerto Rico somos número uno, en Colombia somos número uno, en Panamá somos número uno, en Ecuador somos número uno, en toda Sudamérica somos número uno. ¿Cómo podemos entender eso? Nadie lo entiende.

LA TOCADITA

¿Cómo llegaste a la música?
-Por el gran Jorge Peña Hen.

El músico que asesinaron en dictadura.
-Es lamentable lo que pasó con él. Un padre para quienes nos iniciamos en la música con él. En el año 65, Peña Hen fue a probar posibles músicos a mi colegio y me terminó llevando a la Escuela Experimental de Música de La Serena. En ese tiempo yo no tocaba nada, pero él notó que yo tenía aptitudes musicales. Y lo primero que hicieron en la escuela fue pasarme un fagot. No tenía idea que era un palo así de grande. Mis compañeros me molestaban porque andaba con ese palo y terminé rechazándolo. Luego me pasaron el trombón y se transformó en mi identidad que me ha marcado toda la vida.

¿Qué tiene de especial el trombón?
–¡Es que el trombón es de hombre, poh!

¿Cómo así?
-Por ejemplo, Ray Conniff buscaba un sonido parecido al humano en un instrumento de viento. Y lo encontró en el trombón. Porque las trompetas eran iguales a las mujeres. Frank Sinatra decía: yo soy el trombón, porque es un tenor y tiene todas las notas. Es un instrumento romántico y completo. Mi papá, que tocaba contrabajo en la banda del Ejército, me mostró lo que hacía Tommy Dorsey y aluciné más con el trombón.

Antes de dedicarte cien por ciento a la música, pasaste por la Armada.

-Sí, cuando ya estaba en el conservatorio. Fui primer trombón en la banda. Pero no era lo mío, me retiré pronto. Coincidió que empecé a tocar en el Dingolondango y Horacio Saavedra me dejó como músico estable en su orquesta. Luego seguí en el Festival de la Una, así que no tenia cómo seguir en la Armada. Y siempre me gustó la tele. En ese tiempo había programas musicales de primera. La televisión fue un gran hito en mi formación como músico. Es más, la tele me hizo.

Las abuelitas te querían.

-Uf. Si venía una abuela de Vallenar, me traía pajarete al Festival de la Una. O si venían de Curicó llegaban con tortas de Curicó. O de La Serena llegaban con papayas. Eran muy tiernas.

La gente te reconoce por las muecas que hacías en pantalla.
-Sí, se me ocurrió cuando estuve en Noches de Gigantes. Las cámaras acompañaban a la orquesta y justo terminaban su recorrido donde estaba yo. Y si la cámara estaba frente a mí, qué iba a hacer yo, no me iba a quedar sin hacer nada. Entonces se me ocurrió hacer muecas. El director, que era Arturo Nicoletti, dijo “esto es lo que queremos de los músicos, no que sean tan empaquetados”. Porque los músicos siempre parecían notarios cuando tocaban, súper fomes. Y me incentivaron a que lo siguiera haciendo. Mi señora me decía que para qué hacía esas leseras, no le gustaba tanto. Y yo también de repente me arrepentía, pero a la gente le gustaba.

Te tocó estar en la tele cuando se gastaba un dineral en los programas.
-Había mucha plata. Pinochet dijo que había que entretener a la gente y que esto era un circo. Y lo logró. Por eso estaban todos estos programas que traían artistas de primera, como Rafael o Adamo. En dictadura hubo mucho trabajo para el artista nacional en televisión.

Solo para algunos. No para los contrarios al régimen.
-Conozco músicos allendistas y pinochetistas que tuvieron trabajo antes, durante y después de la dictadura. Si la música no tiene color político. Tenía a mi gran amigo Mickey Mardones que era militante de Allende, lloraba por él y andaba siempre con su puño en alto, pero igual le tocaba a Pinochet en las fiestas de cumpleaños o Año Nuevo.

¿Tú tocaste para Pinochet?

-¡También, poh! Me tocó trabajar en las fiestas de Año Nuevo en el palacio de Viña del Mar. Tocábamos hasta las siete de la mañana. Yo lo tomaba como un pituto. Y me pagaban bien.

¿Hablabas con Pinochet?
-Sí, me pedía himnos militares y yo me los sabía todos, como el himno de la Escuela de Infantería. Y los pedía tipo tres o cuatro de la mañana, cuando estaban arriba de la pelota y se ponían a cantar. A Pinochet le gustaba cantar tango, pero cantaba de todo. Era bien afinado.

¿Nunca te cuestionaste estar tocando para un dictador?
-No. Yo estaba trabajando. Estaba recién casado y tenía que sustentar a mis hijas. No me obligaron a tocar, pero siempre fui porque si no toco, no gano.

¿De ahí viene tu sobrenombre, del parquímetro que “con plata, haces bailar el mono”?
-Eso creen algunos. Pero ese sobrenombre me lo puso el humorista Carlos Helo. Me veía trabajando en todos los canales al mismo tiempo. Un día me dijo que parecía parquímetro por cómo ganaba plata.

¿Cómo lo hacías para estar en todos lados?
-Pescaba la garrocha y saltaba de canal en canal. Yo grababa desde las 8 am hasta las tres de la mañana. Era joven y podía hacerla.

También tocaste en boites en ese tiempo.
-Sí. La mejor escuela es haber tocado en un cabaret. Te da calle. Ahí te entran mejor las cosas, te mojai el poto, aprendes a expresarte. Es otra cosa. Tocar un 6×8 con una vedette en ese tiempo, era difícil.

¿Qué era el 6×8?
-Cuando las vedettes bailaban como la Tongolele: tatutá tatutá… Bailaban el Concierto para Ritmo de la Huambaly. Y nosotros al medio. Ellas bailaban o se empezaban a desvestir…

Ahí los músicos pasaban a segundo plano.
-Nada qué ver. Las boites eran como los televisores: tenían que tener buen sonido y buena imagen.

¿En qué boites tocaste?
-En Valparaíso: en el Manila, en el Hollywood, en la Cachas Grandes, en el Rocanrol. Y acá en Santiago en el Lucifer y en varios lados más. Estamos hablando del año 81 al 83, con toque de queda, nos teníamos que quedar ahí en el local, y en la mañana nos íbamos para la casa.

¿Tu esposa no se ponía celosa?
-Mi señora me ha aguantado tantas cosas. Pero era para pagar el dividendo.

Los músicos tienen mala fama…
-Pero por qué a todos nos meten en el mismo saco. ¿Sabes cuál es el colmo de un músico?

No.
-Cuando uno llega a la casa, la señora le dice: échame una tocadita, ja, ja, ja.

Ese mundo de las boites desapareció.
-Lamentablemente. Ya no hay esos lugares con música en vivo. Ahora están las parrilladas donde pueden tocar los músicos. Pero también ha afectado mucho la modernidad. Como están construidas las carreteras, hacen que no asista mucha gente. Tienen tantos cierres y uno no sabe cómo salir. Tampoco puedes tomar tanto, todo está más restringido. Antes era tan bonita la vida, había más libertad. El toque de queda jodió todo.

ESCUELAS DEL DELITO

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¿Echas de menos la tele?
-No. Además, hoy día tendría que meterme con la Kenita para salir en pantalla. Es la única manera en la televisión de ahora. La tele, lamentablemente, está muy pobre. Hay puros programas chabacanos. ¿Cómo pueden darle prioridad a un programa como el SQP? ¿Por qué me tengo que enterar de lo que le pasa a la Kenita Larraín o de la otra que va a tener guagua? Todo eso me choca. La cultura bajó demasiado.

Pero en los programas que estuviste, tampoco educaban tanto…

-La gente se entretenía. Andaba con otra vibra, se olvidaba de sus problemas. Había comentarios, como cuando en Sabor Latino la Maripepa Nieto mostró el trasero… eso era bonito. Esos programas estaban hechos para que la gente se entretuviera, ahora la tele es muy mala. Lo que veo son las noticias.

¿Ves Chilevisión?
-A veces. Lamentablemente, ese canal es una escuela para delinquir. Y ahora en Canal 13 dan una teleserie que se llama Preciosas. ¿Y qué están haciendo? Les están enseñando a las cabras chicas a que salgan a robar. Chilevisión hace lo mismo: es el primer canal de toda la delincuencia.

Eres poco político. Nunca te he visto hablando del tema.
-Nunca me sentí identificado con nadie. Ahora todos dicen que son independientes, ¿o no? Ahí tienes el caso del señor Ossandón, que ahora dice que es independiente. Ahora me declaro independiente por él.

¿Lo apoyarías si fuera candidato presidencial?
-No sé. Pero lo vi como alcalde de Puente Alto, y fabuloso. Hizo muchas cosas. Pero no lo conozco tanto, no lo he seguido de cerca.

¿Qué piensas de las marchas?

-No me gustan. ¿Para qué? ¿Para agarrarme a peñascazos el Día del trabajador? Además, todos los que protestan, no sé si han logrado algo protestando. Por ejemplo, el 11 de setiembre es una fecha dolorosa, siempre está en la memoria de todos. Pero por qué recordarlo tanto, tanto… Para qué recordar tanto el bombardeo a La Moneda, y qué pucha, que esto, que esto otro… Me da pena, por supuesto que sí. Tanto que sufrió la gente, los desaparecidos, una pena. Pero también me duele que todas las protestas para conmemorar la fecha terminen en destrozos. Y los hacen chicos que no habían nacido para esa fecha, no tienen idea de lo que pasó. Que salgan a protestar sanamente, pero no con esta delincuencia que te hace tiras los autos, que te rompen todo, cómo queman los quioscos. Estoy en contra de todas esas protestas de los cabros chicos. Para mí, esto ya pasó el límite. Y más encima no saben lo que pasó.

¿Y qué pasó?

-Bueno, que lamentablemente hubo lo que pasó con el señor Allende. Tú erís bien izquierdista, ¿ah?

¿Y tú no?
-Ya no. Ahora hay que ser totalmente libre. Mira, yo también fui protestante en mi colegio. Cuando estaba en el conservatorio en La Serena, también hice una toma. Era el año 66 y tenía trece años.

¿Por qué protestaste?

-Había mucha injusticia con los profesores, les pagaban mal, exigíamos más regularización en el mantenimiento del aseo, cosas así. Pero también, cuando es estudiante, uno piensa de otra manera. Ahora, me mato de la risa. A veces los chicos toman ideas que son tan ineptas. Y cuando uno ha crecido, se va dando cuenta de que estaba equivocado y dice: pucha, qué fui leso. En todo caso, la toma duró menos que un wantán, duró dos días. Mi papá me fue a buscar y me saco la conch… por andar metido en leseras.

¿Y tampoco marcharías en contra de las AFP?

-No, gracias a Dios no estoy en la AFP. Estoy en el plan antiguo, en el INP, en la Caja de Empleados Particulares.

Eres un privilegiado, entonces.
-Sí, poh. Yo me quedo calladito, no más, porque soy un privilegiado. Pero lo siento mucho por todos mis compañeros que están en la AFP. Porque los dueños de las AFP ganan millones de dólares todos los meses. Son los más ricos del país y la gente no gana nada.

¿Te gusta Bachelet?
-El primer gobierno me gustó, voté por ella. Pero ahora ha tenido tanto ataque la pobre presidenta… le han pasado tantas cosas, con la familia, con su hijo pastel. Yo creo que debe estar muy arrepentida de haber aceptado nuevamente ser presidenta.

¿Y Lagos?
-Cuando fue presidente lo hizo bien. No sé si votaría por él.

¿Te suelen invitar a tocar para las campañas?
-No, ni siquiera de alcalde. Pero si me llaman, tocaría. Porque es un trabajo. Y no miro el color político. Lamentablemente, voy a decir una palabra: los músicos tenemos que ser mercenarios para esta cosa.

SANTIAGO ALL STARS
18 de septiembre, 21 horas, Fonda Parque Inés de Suárez (Entre Bilbao y Vasconia, Providencia). Entrada general: $4.200.

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