Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Nacional

15 de Octubre de 2016

Escritora chilena relata cruda experiencia de acoso: “Váyanse a la conchasumadre todos los que creen que esto no pasa”

"¿Por qué lo cuento? Porque estoy chata, CHATA de leer/escuchar que el acoso no existe, que es una moda denunciarlo, que somos exageradas, que nuestra ropa es la culpable, que paremos el escándalo. Porque los dichos de Trump no son chistosos sino indignantes en la boca de un potencial presidente. Porque seguir el trend de #WhyWomenDontReport es doloroso y conocido y aterrador. Porque hoy murió una chica de 16 años tras una agresión sexual tan violenta que parece sacada de la edad media. Porque quiero seguir viajando sola con la tranquilidad de que no seré acorralada en cualquier esquina. Porque quiero seguir caminando a mi casa. No soporto ni un comentario machista más, misógino ignorante o prepotente".

Por

ley acoso callejeroA través de su cuenta de Facebook, la periodista y escritora chilena, Francisca Solar, narró una impactante experiencia de acoso callejero que sufrió pocos d{ias atrás. Acá el relato.

“Uno de esos días en que salí muy tarde del canal, me fui caminando a mi depto con la normalidad de siempre. En Andrés Bello capté a un ciclista por el rabillo del ojo, unos metros tras de mí, y no le di importancia. Seguí caminando. Un minuto después ya estaba a mi lado, pedaleando despacio. Era un tipo muy normal, vestimenta deportiva y buenas palabras. Me preguntó a dónde iba y si tenía planes para después. Sólo le contesté que estaba cansada así que no quería nada más que mi almohada. Me invitó a su casa. Dije que no, gracias, en mi tono de calma usual. Insistió dos veces más. Su tono cambió. Sólo ahí sentí por primera vez el peligro, ni un minuto antes. Me adelantó un poco y cruzó su bicicleta en la vereda para no dejarme pasar. Estaba a centímetros de mí. “Es que soy muy bueno en la cama”, me dijo, con su mano ya en la entrepierna, mostrándome todo. Se masturbó unos segundos.

No tengo idea cómo, prometo que no, pero mi reacción espontánea fue mirar su ‘exhibición’, luego a él a los ojos, repetir “no, gracias” y volver a caminar hacia un lado, muy tranquila, esquivando la bicicleta al bajar a la calle unos pasos para regresar a la vereda más allá. En ningún minuto corrí. Sólo seguí. Supongo que mi respuesta lo descolocó y no atinó a perseguirme…

Estaba apenas a dos cuadras de mi casa. Apenas llegué alerté al conserje, llamaron a Seguridad Ciudadana. Les di descripción total del tipo. Subí a mi depto y el bajón de adrenalina hizo que estuviera con temblores y llanto profuso durante horas. Me sentí sucia, asqueada, vulnerada, y eso que no me tocó ni un pelo.

Pocas personas sabían esto… hasta hoy. Estoy aquí sin rasguño alguno… salvo el rasguño en mi confianza, en mi tranquilidad, en mi dignidad. No era la primera vez que me pasaba algo así, y no fue la última vez.

¿Por qué lo cuento? Porque estoy chata, CHATA de leer/escuchar que el acoso no existe, que es una moda denunciarlo, que somos exageradas, que nuestra ropa es la culpable, que paremos el escándalo. Porque los dichos de Trump no son chistosos sino indignantes en la boca de un potencial presidente. Porque seguir el trend de #WhyWomenDontReport es doloroso y conocido y aterrador. Porque hoy murió una chica de 16 años tras una agresión sexual tan violenta que parece sacada de la edad media. Porque quiero seguir viajando sola con la tranquilidad de que no seré acorralada en cualquier esquina. Porque quiero seguir caminando a mi casa. No soporto ni un comentario machista más, misógino ignorante o prepotente. VÁYANSE A LA CONCHADESUMADRE todos los que creen que esto no pasa o que es parte de un hype. Bloquearé a cualquiera que esté en esa parada y se atreva a comentarlo en mis posts. En mi muro no. Me declaro en tolerancia cero a la violencia de género y la estupidez. En este delicado tema que, para bien o mal, ya ha alcanzado visibilidad global con un sinfín de información y evidencia a la distancia de un par de clicks, quien elige la ceguera no merece mi empatía, ni la tuya, ni la de nadie. Nunca más. Sorry, pero nunca más”.

Notas relacionadas