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Nacional

20 de Septiembre de 2017

La tesis de Carlos Peña sobre la ausencia de Piñera en el Tedeum ecuménico

“¿A qué pudo deberse que Sebastián Piñera decidiera no asistir al Tedeum ecuménico en la Catedral de Santiago?” se pregunta Carlos Peña en la columna que escribe en El Mercurio, referida precisamente a la ausencia del exmandatario en la actividad religiosa del fin de semana. El rector UDP sostiene que “Piñera es un católico convencido […]

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“¿A qué pudo deberse que Sebastián Piñera decidiera no asistir al Tedeum ecuménico en la Catedral de Santiago?” se pregunta Carlos Peña en la columna que escribe en El Mercurio, referida precisamente a la ausencia del exmandatario en la actividad religiosa del fin de semana.

El rector UDP sostiene que “Piñera es un católico convencido y practicante, un hombre con temor de Dios, alguien que asiste a misa no como quien participa de un rito, sino que él lo hace convencido de los misterios de la transubstanciación”.

Por eso entonces es que resulta llamativo que se haya ausentado en esta oportunidad y no lo haya hecho el domingo anterior cuando el Tedeum evangélico, refiere el columnista.

Para él, la explicación radica en que “es posible que Sebastián Piñera y quienes lo asesoran estén convencidos de que su principal desafío es aglutinar los votos de la derecha que, sumados, le permitirían acercarse al triunfo en la primera vuelta. Esos votos de derecha estarían compuestos de los votantes habituales de lo que ellos llaman “el sector”, más otro número importante de votantes que, sin responder al clivaje tradicional de la derecha, encuentran hoy razones para votar por ella. Entre estos últimos estarían los evangélicos. Y como los evangélicos parecen sentirse cercanos a Kast (o este último ha convencido a todos que les son muy cercanos) entonces el desafío de Piñera consistiría en atraerlos”.

Al respecto argumenta que “una de las muestras de que lo estaría logrando sería la ovación que recibió de los cientos de asistentes a ese Tedeum, que vieron en él, es probable, a un defensor de las creencias que ellos atesoran, y en la Presidenta Bachelet, una amenaza (y están, por supuesto, en todo su derecho)”.

“Así las cosas, si hubiera asistido al Tedeum Ecuménico, en el que con toda certeza habría sido tratado con estricta igualdad, con la urbanidad que es propia del espíritu ecuménico (el ecumenismo es una versión casi radical de la tolerancia), la distinción que le confirió el pueblo evangélico se diluiría. Al faltar al Tedeum Ecuménico, en cambio, evitó ese trato igual y con su ausencia puede subrayar frente a metodistas, pentecostales, adventistas y otras denominaciones que lo aplaudieron, que los prefiere a ellos de verdad, confiado en que ellos entenderían, sin que fuera necesario explicárselo, que la excusa de los nietos es nada más que una excusa, una forma sencilla y obvia de decir que simplemente prefirió la Catedral de Estación Central que aquella otra de la Plaza de Armas”, resume.

 

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