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Opinión

17 de Enero de 2018

Bernardo Larraín Matte:“Un país desarrollado es donde los ricos andan en transporte público”

Bernardo Larraín Matte tiene 51 años. Pertenece a esa generación que en la política no terminó de clavar grandes banderas y, al parecer, en el mundo de la empresa tampoco. Una generación (la mía, dicho sea de paso) que se abocó a administrar los logros de sus padres más que a dejar una impronta inolvidable. Está muy lejos de esos carcamales de la SOFOFA pinochetista –Briones o Heiremanns-, pero un exceso de cálculo parece impedirle dar saltos más atrevidos. Cuando desliza críticas al empresariado chileno, parece reconocerlo: “Cunde más una cultura del cuidado, del temor y de la precaución que del riesgo y la apuesta”. Los emprendimientos que admira provienen más bien de los años 90. Participó en un encuentro autoconvocado cuando se dieron los diálogos constitucionales. No lo dice con todas sus letras, pero todo indica que se siente próximo a EVOPOLI: un partido, dicho sea de paso, que como él es heredero de una historia que cuestiona, pero que no lo deja volar.

Patricio Fernández
Patricio Fernández
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¿Cuál es el diagnóstico que tú haces de Chile? Buena parte de las últimas discusiones han arrancado de este diagnóstico en pugna.
En base a ciertos indicadores habría que decir que Chile nunca estuvo mejor que hoy. Pero aquí se da el antidiagnóstico. Los días previos a la primera vuelta electoral iba todo encaminado a desmentir la tesis del malestar y ratificar que los chilenos valorizan lo que han logrado con este modelo, sienten que han progresado y que sus hijos tienen más posibilidades que ellos mismos, lo que quedaría ratificado por un triunfo masivo de Sebastián Piñera ese 19 de noviembre. Pero la votación de Piñera no fue lo esperado y todo lo anterior pasó a ser falso. Hacer el diagnóstico de un Chile más complejo y fragmentado es difícil. Yo aprecio a quienes han mantenido un diagnóstico coherente, y en ese sentido la lectura hecha por Carlos Peña me representa. Después de la primera vuelta lo crucificaron, pero resucitó con la segunda vuelta. Existe más progreso y oportunidades, pero el progreso tiene sus ambivalencias, y, como dice Peña, “acarrea una estela de malestar”: sentir que puedes perder lo logrado, que pequeños incidentes te pueden volver a la pobreza, y también frustraciones, tipos que estudiaron y soñaron con sueldos más altos de los que accedieron. Hay mucho temor e incertidumbre. Esta es la descripción del Chile actual que me representa.

¿Qué opinas de la información revelada el fin de semana sobre la manipulación de datos del Banco Mundial?
Si fuera una manipulación de datos con motivaciones políticas como insinúa Romer, sería gravísimo. Si se tratara de cambios metodológicos realizados transparentemente y aplicados a los 190 países como lo dice el economista a cargo y el comunicado que dio el Banco Mundial, no veo problema. Mejor no anticipar juicios y esperar lo que diga el directorio del Banco Mundial.

También hasta hace un par de meses Chile estaba parado. La economía chilena estaba en la ruina. Y repentinamente cambió todo. Y mucho. ¿Qué pasó?
Hay variables externas que mejoraron y el tema de las expectativas es bien dinámico. Es difícil saber cuánto pesa cada una de estas variables en esa caja negra que es la economía y que nadie entiende bien. Subió el cobre y cambiaron las expectativas por el triunfo de Piñera, pero claro, no ha cambiado la realidad.

¿Y no será que hay un mundo con bastante más influencia que otros, que al sentirse más tranquilo y cómodo se permite ver una misma realidad con otros ojos?
Así como el cambio repentino en el diagnóstico por un resultado electoral resulta un poquito simplista, también me parece equivocado creer que por el triunfo de un candidato presidencial cambiará todo en el mundo. Lo importante en el tema del crecimiento no es el crecimiento cíclico, porque éste puede mutar debido a múltiples factores. Lo relevante es el crecimiento estructural, potencial, de largo plazo. Y eso requiere reformas estructurales que deben pasar por el parlamento, y el parlamento está fragmentado. No va a ser fácil.

¿Qué reformas estructurales?
La modernización del Estado. Pienso en todo aquello que pueda facilitar la inversión, la permisología, donde el sistema de evaluación de impacto ambiental es el principal de los permisos, aunque hay otros muchos sectoriales donde existe un acuerdo transversal de que están haciendo agua.

¿Habría que flexibilizarlos? ¿Destrabarlos?
La institucionalidad ambiental no ha logrado equilibrar la demanda por más participación de las comunidades y la exigencia de estándares ambientales superiores por parte de la sociedad chilena, por un lado, con la demanda del inversionista de otorgar permisos en plazos ciertos y con criterios relativamente predecibles. Mientras más actores participan, las decisiones se tornan más subjetivas, no son matemáticas.

¿Hay algo en la naturaleza que tú pienses que se debe cuidar más allá de cualquier riqueza que pudiera esconder?
Hay zonas de conservación para esos resguardos. Quizás los Campos de Hielo, no sólo por el valor ecológico, sino por ser inmensas reservas de agua para la humanidad. Uno puede buscar arreglos institucionales para eso. El desarrollo económico, tecnológico, industrial, es mucho más compatible de lo que se cree con esos estándares ambientales más altos que exigen los chilenos. Los grandes desastres ambientales se producen más bien en países subdesarrollados que desarrollados. Junto con el desarrollo se adquiere una cultura ambiental.

No pocas veces las empresas de esos países se van a buscar inversiones más rentables a lugares menos regulados, y hacen cosas que en sus países ya no pueden.
Eso es pan para hoy y hambre para mañana. Muy pronto las exigencias ambientales del país A llegan al país B. Sería muy cortoplacista que una empresa migre para aprovechar esa falta de controles ambientales. Siempre doy el ejemplo de Nueva Zelanda, calificado como uno de los países más verdes del planeta, y tiene su Isla Sur con un desarrollo turístico extraordinario…

También tienen autonomías indígenas.
Efectivamente, y que participan de proyectos energéticos. Y tienen tremendos desarrollos de infraestructura hidroeléctrica ahí donde está uno de los mayores polos de turismo ecológico en el mundo. Incluso se pueden potenciar mutuamente. Hay zonas en el sur de Chile que se quieren conservar y que la visitan dos pescadores europeos en el año. Y ojalá fueran muchos.

¿Y qué te pasa con la experiencia de Hidroaysén? ¿Cómo ves a estas alturas esa historia?
Fue un buen aprendizaje. En el 2005, cuando Colbún se involucró y yo comencé a participar, el permiso ambiental era un diálogo bilateral, técnico, entre el dueño del proyecto y la autoridad competente, y el tema se resolvía en un año y medio. Te daban un permiso y éste era incuestionable. No se concebía que pudiera ser un tema judicializado por una comunidad. Nosotros partimos en ese mundo. Y terminamos con una discusión que no se atenía siquiera al área de influencia. A mí me llegaban cartas de dirigentes de ONG de todas partes del mundo, gente que quizás no había estado nunca en esa zona. Fue una cosa inédita. En este caso puntual es tal la trascendencia, la magnitud del proyecto, la intervención en un territorio donde no había industria ni infraestructura, que no permite ser concebido como estrictamente privado. Exige un proceso previo de participación de la política y de la región que dijera si era compatible con un proyecto hidroeléctrico o se destinaría a la conservación.

A mí más que la naturaleza me complicaba la excesiva concentración en la generación de energía. Y resultó ser coherente con lo que sucedió después: la desaparición de Hidroaysén permitió la explosión de múltiples proyectos energéticos a lo largo del país.
Hidroaysén no pretendía reemplazar esos proyectos que tú dices, sino eso que se desarrolló desde 2008 hasta 2011: el carbón. Esa es la generación que hubiera reemplazado. Esas otras tecnologías se desarrollaron porque se tornaron competitivas por sí mismas. Y eso hubiera ocurrido igual

Acuérdate que nos íbamos a quedar a oscuras si no se hacía Hidroaysén.
Algunas estrategias de socialización del proyecto no fueron las adecuadas. Eso no hay dudas. Fue un error pensar que un proyecto de esta magnitud podía ser impulsado solo por actores privados.

¿Cómo entiendes tú la palabra “Desarrollo”?
Suscribo completamente que el concepto de “Desarrollo” va más allá del crecimiento. Pero no que el crecimiento no sea parte esencial del desarrollo. El crecimiento facilita el resto: fortalece instituciones, la conciencia ambiental, un país desarrollado es donde los ricos andan en transporte público y no donde los pobres sueñan con andar en auto.

¿Te parece importante la igualdad? A Álvaro Fisher, por ejemplo, o a Jacqueline Van Risselberghe, no les parece importante.
Toda sociedad, cualquiera sea “el modelo” que la rija, tendrá desigualdad y algún tipo de estratificación. Decir lo contrario es utópico. Promover lo contrario a través de políticas públicas, siempre termina en fracaso y generando otra estratificación aún más injusta, aquella que beneficia a quienes ostentan el poder político. Lo importante es procurar que aumente la movilidad. Y que exista igualdad de acceso a aquellos mínimos habilitantes que le permitan a toda persona desplegar sus proyectos de vida en libertad. La educación temprana es uno de ellos. El acceso a salud de calidad es otro. Otra igualdad necesaria en la cual soy el más socialista de todos, la de espacios públicos y áreas verdes. Cualquier persona, viva en las Condes o en La Pintana, merece espacios públicos y áreas verdes de calidad.

¿Es un problema la excesiva concentración de la riqueza?
Insisto, creo que el foco del debate público debe estar en la movilidad y en procurar acceso de todos a aquellos mínimos habilitantes. Aunque pueda parecer fácil decirlo desde mi condición de privilegiado, lo que debe ocupar el foco del debate público, debiera ser más bien los postergados y los que han progresado pero que sienten que su situación es frágil. Y cuando se piensa en la riqueza, lo que debiera preocuparnos es si está siendo invertida y generando dinamismo económico y valor social. Gran parte de la riqueza de los grupos empresariales chilenos, está invertida en empresas que crecen y generan valor.

¿Pero por qué se da la concentración?
Si tú supones que hay economías de escala y un tamaño mínimo para ser competitivo, en un mercado pequeño da para menos actores. En Chile efectivamente en ciertas industrias hay dos o tres compañías, y hay grupos empresariales, lo que no se da en el mundo anglosajón, por ejemplo, donde las grandes compañías tienen la propiedad diluida, con miles de accionistas.

¿Por qué pasa eso en Chile?
Me hago la pregunta inversa: por qué el grupo Falabella, los Solari…

O el grupo Matte.
O el grupo Matte. En todas ellas hay accionistas minoritarios, AFP…

¿Es producto del modelo? ¿Es una herencia de Pinochet? ¿Por qué hay grupos familiares que concentran estas propiedades?¿A qué se debe?
Tiene más relación con elementos estructurales de la economía global. Pensemos en caricaturas, lo que siempre tiene una dosis de crítica legítima: aquí, dice la caricatura, los grupos empresariales se han mantenido por privilegios. ¿Y qué privilegios tiene LATAM para ser la principal línea aérea de la región y una de las 10 principales del mundo, cuyos principales accionistas son una familia empresarial chilena? ¿Por qué le compite exitosamente a American Airlines? ¿Por qué Falabella compite en México? ¿Acaso también tiene privilegios allá? ¿Las redes que permiten mantenerse al grupo Matte o Solari también valen en Brasil, EE.UU. u otros países donde se han expandido?

Tu explicación está en la calidad de sus gestiones y operaciones.
Yo creo que han hecho bien la pega. Si uno ve el vaso medio lleno de la empresa chilena… por ejemplo, el primer Dream Liner que llegó a Latinoamérica lo trajo Lan, Chile fue el primer país que adoptó la telefonía móvil PCS y es el país con mayor penetración de internet en la región, Fernando Fischmann ha desarrollado las lagunas artificiales en grandes proyectos turísticos del mundo, nuestra industria forestal es la más competitiva del planeta… Algunos piensan que Chile debiera alejarse de las industrias extractivas, y eso es una caricatura. Yo les pregunto: ¿no volviste a consumir papel? ¿No sabes que la electromovilidad depende del litio? De otra parte, yo creo que la influencia del mundo empresarial en el parlamento es mucho menor a la de varios otros actores que rondan por ahí, lidiando por sus causas.

Hoy es menos gracias a las últimas leyes de financiamiento de la política, pero negar que ha tenido un vínculo fuertísimo con la derecha chilena es absurdo. Y una prueba de ello es su felicidad con el triunfo de Piñera, que cambió incluso el ambiente económico nacional.
El empresario chileno, sobre todo en los 90, fue muy ideológico. Hubo un excesivo atrincheramiento. Pero es cómoda mi crítica, porque yo no formaba parte de él en esa época y para entenderlos hay que estar en sus zapatos. Había un temor que resultó siendo injustificado. Podríamos haber sido más proactivos en desafiarnos a plantear oportunamente los cambios que requerían distintos sistemas. El de pensiones, es un buen ejemplo.

Convengamos que con Bachelet también fue duro el empresariado.
El espíritu constructivo no debe implicar complacencia o resignación. Alguna vez el mundo empresarial incidió no transparentemente, y desde hace algún tiempo a esta parte eso ha demostrado ser un error.

La SOFOFA pinochetista de Briones y Heiremans tuvo un corte con Juan Claro en tiempos de Lagos. ¿Hay una nueva adaptación que a ti te interesaría llevar a cabo hacia delante?
Sin duda.

¿Y de qué se trata?
Por lo pronto, migrar desde un trabajo silencioso con características de lobby a un posicionamiento más intenso y frecuente frente a la opinión pública. Las ONG ambientales, la CUT, en fin, hace mucho rato que participan abiertamente del debate público.

¿Les vendría bien a los empresarios dar más la cara?
Estoy 100% convencido. Un expositor al que escuchamos hoy, nos habló de la “transparencia forzada”. La posibilidad de que las informaciones hoy se filtren más allá de la voluntad del gerente general son altísimas, de modo que no existe la opción de mantener un bajo perfil, con informaciones reservadas y trabajando los problemas sólo internamente. Todo esto es ingenuo hoy.

Entrevistar a un empresario de cierto nivel para arriba es prácticamente imposible. Para eso tienen a las oficinas de asesorías comunicacionales.
Tendrán que hacerlo no sólo a través de sus gremios, sino también desde sus propias compañías. Un CEO hoy por hoy, así como rinde cuentas internamente, debe relacionarse con sus otras audiencias. Volviendo a la caricatura del empresario rentista, extractivista, homogéneo, gigante, poderoso…

Eso es tan caricatura como los jóvenes revolucionarios, irresponsables, inconversables…
Hay que escuchar todas esas posiciones, porque también esconden una crítica válida. La percepción de concentración de poderes se amplifica cuando tú eres hermético. Andrónico eligió twitter y tiene muchos seguidores. Yo también estoy en twitter, pero tengo muchos menos seguidores, y algunos me dicen que debo ser más dicharachero, pero yo les contesto que estoy aquí para hablar de la SOFOFA y sus temas. El que Andrónico se abriera a la interacción, inmediatamente cambió la percepción de su persona.

A mí me llama la atención que no sean los gremios de los trabajadores, sino los de los empresarios quienes están mejor organizados. La CUT está en decadencia, apenas suenan los empleados públicos, pero la SOFOFA o la CPC son muy fuertes.
Yo veo otras muchas organizaciones con alta influencia hoy. Las ONG ambientales, por ejemplo.

O sea, las organizaciones de trabajadores fueron reemplazadas por las ONGs.
Parece. Ambientales, de consumidores, provenientes de la sociedad civil.

En la política, la generación que hoy tiene entre 40 y 60 –tu generación- no jugó un rol preponderante. En el empresariado parece que tampoco ha brillado mucho ¿o no?
Puede ser. El empresariado de mi generación, fue tal el nivel de complejidad que le tocó vivir en las compañías ya existentes, que les ha correspondido adaptarlas, mantenerlas competitivas.

¿Qué es una empresa?
Es un espacio donde confluye el capital, que puede venir de inversionistas pasivos o de empresarios. Lo ideal es que haya un accionista controlador que le dé una mirada de largo plazo, combinado con inversionistas del mercado de capitales que le exigen y lo escrutan. La propiedad de la empresa es de los accionistas, pero hay muchos factores que tienen un stake ahí. Por eso estoy convencido que las relaciones simétricas con la comunidad, cuidar el medioambiente, tener un trato justo con los proveedores, disminuir la asimetría de información con los clientes, finalmente está en el ADN de la empresa.

Todas cosas que en Chile están bien cuestionadas.
Hoy día mismo comenzamos una jornada diciendo “aquí hay 10 dimensiones”: relación con los clientes, con los proveedores, derechos humanos y diversidad al interior de la empresa, gobierno corporativo, innovación, etc. En todas ellas, partamos reconociendo que tenemos brechas y que debemos gestionarlas sistemáticamente. ¿Les pone atención el directorio con la atención que se le prestan a los resultados económicos? ¿Se les hace seguimiento?

¿Y qué le pasó entonces al directorio de la papelera con el papel tissue? ¿Sabía o no sabía?
Fue un momento doloroso y de mucha vergüenza. Lo peor que puede hacer una empresa es defraudar la confianza de los mercados y los ciudadanos. Su principal deber es velar por la libre competencia. Pero al mismo tiempo quienes trabajan en CMPC deben sentirse muy orgullosos de la forma cómo la empresa enfrentó esta crisis: de manera transparente, con reconocimiento, pidiendo perdón, colaborando con la autoridad, cambios profundos y una solución inédita de compensación a los consumidores que sentó un precedente para futuros casos como este.

Pero ya venía una información de afuera de Chile que los implicaba.
A raíz de esa información el gerente de CMPC decide contarle al fiscal chileno y comenzar una investigación interna antes de saber si ocurría lo mismo acá. Hoy, que conocemos todos los antecedentes (escabrosos y que nos avergüenzan) es difícil imaginar que los directores no supieran, pero lo decimos con los antecedentes a la vista, lo que antes no ocurría.

Para muchos no será fácil creer que el directorio no estaba al tanto. ¿Qué autocrítica haces tú?
Muchas reflexiones. Cuando una empresa crece y se complejiza, la integridad debe trabajarse sistemáticamente, debe estar institucionalizada y no puede descansar en el conocimiento de las personas. Casos como estos me hacen valorar mucho más la importancia de la diversidad en todo colectivo: directorios, equipos ejecutivos.

¿Y tú?
Sería soberbio y tonto de mi parte decir que no hubiera hecho nada distinto. Yo tenía una responsabilidad principal que era la gerencia general de Colbún. Casos como éste me hacen pensar en la importancia del foco. Me focalizaría en menos roles. Haría más preguntas incómodas. Supondría menos cosas, pero sin caer en una mentalidad policíaca. Un directorio no puede tener una actitud de presumir que debajo de cada piedra, hay una mala práctica potencial. Y debemos asumir con humildad, que es imposible reducir a cero la probabilidad de ocurrencia de malas prácticas.

Para algunos los delincuentes comunes nacen malos, mientras en los de cuello y corbata hay errores no más.
Esto fue súper doloroso para nosotros. Y así como aprendí la necesidad de abrir a la diversidad la administración, miras con otros ojos al que delinque, al que está preso… Las personas que se ven involucradas en hechos como estos no tienen una mayor concentración de maldad. La virtud y el pecado yo creo que están bastante bien distribuidas entre las personas. Estos pecados se dan en un ecosistema que los facilita e invisibiliza.

Más aún, imagino, porque la familia Matte cargaba con una cierta pureza, un algo bienpensante, como un estado superior de respeto social.
Mientras más arriba estás, más duro el golpe. Había la percepción de un grupo con estándares muy elevados y que siempre aparecía muy bien ubicado en todos los rankings que se hacen.

¿Vienen bien más regulaciones para evitar abusos?
Lo mejor es la autorregulación.

Pero ya sabemos que no existe.
Sí existe. Los sistemas de control interno de una compañía no concibo que sean impuestos por una regulación.

Es que si vamos a confiar en la autocorregulación debiera haber menos policías.
Hay ciertos mercados con muchas asimetrías de información per sé. Por ejemplo, un plan de Isapre es muy complejo, de modo que ahí puede caber una cierta regulación donde el Estado diga que va a velar por planes simples, comparables, transferibles. Eso puede ser en ciertos mercados que son bienes públicos, como la salud o la educación, donde además conocerás el resultado del servicio en muchos años más.

¿Y las pensiones?
El monto de las pensiones es un tema de política pública. Desde ya hay un pilar solidario que financia el Estado. Aquí hay un tema interesante entre política y técnica. Políticamente hay dos grandes posturas: una que enfatiza la solidaridad del sistema y otra lo que cada uno aporte a su jubilación e incentivar el ahorro.

¿Dónde te ubicas tú?
Creo que siempre debe tener una combinación. Pero el cómo se hace debe estar sometido a la técnica. Ahí no cabe la orientación política. En el caso de la propuesta del gobierno, ¿por qué la solidaridad no la hizo a cuenta de los impuestos generales? El ministro (Rodrigo) Valdés, que sabía perfectamente que no era una buena política pública meter una dosis de reparto en el sistema donde ciertos grupos de trabajadores le aportaban a otros, dijo “bueno, yo no tengo ninguna posibilidad de ir al parlamento a pedir más recursos, porque los tengo gastados en la gratuidad universal”. El análisis técnico recomendará siempre recurrir a impuestos generales. Lo otro es un atajo.

¿Hay que subir los impuestos, entonces?
Esa es otra discusión. Aumentar recursos públicos para aumentar las pensiones, bueno, tendría que competir con otras necesidades. Eso es lo que le incomoda a la política: priorizar. En el extremo, claro, puede decir “aumentemos los impuestos”. La política define la orientación y la técnica, el vehículo. Y la técnica se estigmatizó, quizás porque en el pasado pretendió un rol desmedido.

¿No lamentas tú que resulte tan identificable en Chile el empresariado con un sector político? Esto no es una caricatura.
Yo creo que es más relevante que el sector empresarial demuestre una actitud pragmática y constructiva con cualquier gobierno que la preferencia personal que tenga el 90% del empresariado.

O el 98%.
Nosotros en la SOFOFA representamos a 4000 empresas y yo no podría decir la postura que tiene cada una de ellas. Un mundo empresarial moderno convive bien con la centro derecha y la centro izquierda. Así como es bueno para los mercados que exista competencia, también lo es para la política.

¿Le temes al Frente Amplio? ¿Te pone nervioso?
No. Les reconozco una cierta seriedad política. No los veo jugándose el país. Les veo cierta ingenuidad utópica, eso sí. Y me parece que algunos de sus planteamientos económicos miran al siglo pasado. Yo creo que no tienen conciencia del cambio tecnológico y cómo eso afectará la legislación laboral. Uber, Amazon o RBNB desafían todas las regulaciones. El Frente Amplio sostiene que el Estado debiera planificar una cierta matriz productiva y poner recursos públicos para lograrla. Yo pienso que con los cambios y dinamismo que se vive hoy, no hay ninguna posibilidad de que un Estado planifique su matriz productiva.

¿Qué te pasa con esta posición intermedia que ocupas tú: joven con ganas de innovar, pero heredero?
No tengo ningún problema con reconocerme heredero y privilegiado. Lo asumo 100%. Lo relevante es desafiarse uno a partir de esa situación. El grupo empresarial del que formo parte lo comenzó mi abuelo, lo hicieron crecer mis tíos y yo también tengo una responsabilidad en eso de la que me siento orgulloso. Yo siento motivante conducir compañías que, aunque han sido creadas por otros, las tienes que llevar a un nuevo estándar.

¿Al heredar el reto es sólo respecto de la empresa que recibes, o también respecto de una comunidad a la que algo le debes?
Por algo estoy en un gremio. Quiero validar la actividad empresarial. Yo me la jugué. No era algo que a los míos les pareciera buena idea.

¿No le falta filantropía a ese mundo empresarial?
La filantropía tiene mucho por crecer en Chile tanto en monto como en profesionalización.

A mí me sigue impresionando cómo se trató a Tomkins en este país.
Yo tengo diferencias con su mirada de la economía, pero lo encuentro admirable. Se puede hacer más filantropía, sí. Pero hay más de la que se piensa y no se visibiliza. Cunde la cultura del bajo perfil, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha.

Hay quienes se quejan de que los nuevos emprendimientos en cuanto llegan a un cierto nivel solo les queda venderse a los grandes si no quieren morir asfixiados.
Por un lado, se reprocha que el empresariado chileno siga concentrándose en estas industrias. Yo respondo; ¿son industrias vigentes en el mundo? ¿Son productos demandados? Siguen siendo completamente vigentes. El litio, el cobre, los salmones, están todos vigentes. Alguien debe seguir produciéndolos. No es raro que el grupo Angelini se concentre en lo forestal, porque es lo que sabe hacer. Pastelero a tus pasteles. Lo mismo el papel o el retail.

¿Hay nuevas empresas que te sorprendan en Chile?
Sí. Fischmann con las lagunas artificiales, este tipo de ALTO que creó un sistema para combatir el robo hormiga, SONDA en tecnologías. Ojalá la economía chilena se diversificara más, pero tampoco es raro que por ventajas competitivas y por cercanía de los consumos, en Chile se extraiga el litio y en China se construyan las baterías, o en Chile se explote la energía solar pero los paneles se construyan en China.

¿En qué terminó la historia del espionaje en la SOFOFA? Los cercanos a ti le adjudicaban la responsabilidad a la candidatura de Rodrigo Álvarez.
La conclusión reconocida por el fiscal es que la responsabilidad se le atribuye al carabinero que hizo la instalación.

Que la responsabilidad termine en el paco es como que la responsabilidad por las violaciones a los dd.hh. concluya en el Guatón Romo.
Pero yo no llego a cuál sería la motivación de los responsables finales. Me cuesta pensar que pudieran estar detrás los de la otra lista. Prefiero mantener mi dosis de ingenuidad. Honestamente, no lo creo.

¿Te gusta EVÓPOLI?
Me gustan todos los movimientos nuevos que desafían a los incumbentes. Creo que la lectura de la primera vuelta fue una demanda por recambio generacional y caras nuevas. Es de público conocimiento a qué campañas hice aportes personales, y, en general, lo que privilegié fue candidatos jóvenes y movimientos nuevos. Evópoli es uno de ellos. Me interesan las energías que vienen de ahí. Ojalá el protagonismo del próximo gobierno esté en una derecha moderna, liberal y con recambio generacional.

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