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Nacional

14 de Noviembre de 2018

COLUMNA | Los lolos de ayer

Finalmente íbamos al comedor y a lo lejos seguía la radio dando su mejor repertorio de los sesenta. También se escuchaba Sandro, Palito Ortega, Los Saicos  y otros internacionales rockanroleros en español, las bandas de la juventud de mi mamá, que nos mostraba fotos de sus peinados, sus coléricos bailes y lo osada que era usando minifalda, una difusa rebeldía de la década de los 60-70, que supongo que en los 80 le recordaban tiempos mejores.  

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Desde que tengo memoria, cada domingo en la casa familiar,  se sintonizaba el programa “Los lolos de ayer” de Radio Chilena. Mi mamá acomodaba la radio a pilas sobre el refrigerador y sintonizaba el dial AM, con ese zumbido que para mi caracterizaba las radio “ pa’ viejo”.  Además que “los lolos de ayer” es un gran nombre.

Como mi vieja trabajaba toda la semana, el almuerzo dominical era un desquite. Partíamos temprano a la feria y, según la estación, preparaba pastel de choclo, pollo al coñac, guiso de acelgas con papitas fritas, carne mechada  y el glorioso “salvapapas” un invento materno con cebolla frita, queso y todas las papas cocidas sobrantes gratinadas al horno. También postres caseros ochenteros: leche asada o nevada, duraznos con crema, chirimoya alegre, o jalea con fruta picada.

Los platos domingueros tenían banda sonora, la nueva ola completa presentada con la voz de Luis Schwaner (que también era la voz clásica de la radio Aurora “la de la música bonita”), mientras mi mamá cantaba media desafinada, moviendo sus pies al ritmo del twist o el rock frente a las ollas,  o de repente más romántica cantando boleros. Así conocimos a Buddy Richard, Cecilia, el Pollo Fuentes, Luis Dimas, Dany Chilean, Los Ángeles Negros y Lucho Gatica, entre un montón de canciones del año de la pera, -según nosotros- mientras nos mandaba a desgranar porotos o comprar algún ingrediente olvidado, como cilantro, ají o sal. La cocina se volvía el centro de la casa y estábamos todos parapetados en sus entradas, dispuestos a cucharear el raspado de la olla, o el merengue de la batidora.

“Eres exquisita y tan deliciosa, que me da fatiga /Eres un pan fresco, me lo como todo, sin dejar ni migas.” no tenía connotación de patriarcado, si no una letra chistosa de Los Ramblers, que podíamos corear con su “la la la laaaaá” felices.

Finalmente íbamos al comedor y a lo lejos seguía la radio dando su mejor repertorio de los sesenta. También se escuchaba Sandro, Palito Ortega, Los Saicos  y otros internacionales rockanroleros en español, las bandas de la juventud de mi mamá, que nos mostraba fotos de sus peinados, sus coléricos bailes y lo osada que era usando minifalda, una difusa rebeldía de la década de los 60-70, que supongo que en los 80 le recordaban tiempos mejores.  

La radio a pilas fue reemplazada por un minicomponente con enchufe (salvo para las protestas con corte de luz en que resucitaba milagrosamente y le iban a comprar pilas). Los “lolos de ayer” duró hasta 1996. Radio Chilena se convirtió en “Chilena solo noticias” terminando con sus programas ancestrales a cambio de dar noticias en forma constante y finalmente cerró en 2005. Cuando terminó, remataron sus discos a precio de huevo, porque seguían programando con vinilo, en su sede del pasaje Phillips.  Casi nadie usaba tocadiscos a principios del 2000 y una amiga consiguió envidiables joyas por ese dato.

“Bésame, bésame mucho / como si fuera esta noche la última vez”; “Reloj, detén tu camino”; “Ojos negros, piel canela, que me llegan desesperar” son canciones que en mi disco duro tienen la voz de Lucho Gatica. Y literalmente es en mi disco duro, porque las llevé conmigo desde la casa de mis papás en CD, que traspasé al Ipod –video, así de viejo-, un formato que en la actualidad es tan vintage como la radio a pilas, porque ahora lo conecto y hasta el computador le hace asco, solo para que use Apple Music o Spotify. La música se hereda, no importa el formato.

Hoy, en un ataque de nostalgia, conecté el viejo Ipod, que debe estar enchufado porque se descarga por su vejez. No pude escuchar el CD porque ya no existe lector para eso. Despedí en mi  fuero interno a radio Chilena, “Los lolos de ayer”, a Lucho Gatica, la cocina ochentera con banda sonora sesentera y un montón de recuerdos cebollas personales entonando “Es que te has convertido/en parte de mi alma/ya nada me consuela/ si no estás tú también”.

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