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Opinión

3 de Diciembre de 2018

“La ilegalidad del aborto es violencia de género”

"Cuando tú tienes más educación sexual y más acceso a anticonceptivos, el aborto desciende dramáticamente. Siempre habrá fallas de los métodos anticonceptivos, pero son mínimas si se usan correctamente. Lo que pasa es que hay mujeres que no están empoderadas de su sexualidad, que no asumen que están teniendo relaciones sexuales, y que, por lo tanto, no se cuidan o se enfrentan a barreras de acceso a los métodos. Ahí la importancia de la educación sexual porque es libertad y autodeterminación", dice Dominique Truan en esta entrevista.

La Rebelion del Cuerpo
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Durante este año, la despenalización del aborto ha movilizado a miles de personas tanto en Chile como en Argentina, pero también en países como Uruguay e Irlanda. Mientras pañuelos celestres abogan por ‘salvar las dos vidas’; a la par, pañuelos verdes demandan ‘un aborto libre, seguro y gratuito’. El debate sigue pese a que Chile hoy cuenta con una ley que despenaliza el aborto en tres causales, su implementación ha avivado el debate y la polémica en torno al tema. ¿Qué hay de mito y evidencia médica al respecto?

Conversamos con la Dra. Dominique Truan Kaplan – ginecóloga, dedicada a la obstetricia de alto riesgo, salud sexual y reproductiva, además de secretaria técnica del Departamento de Ética y Derechos Humanos del Regional Santiago del Colegio Médico, e integrante de la Mesa Acción por el Aborto Libre – para desmitificar pero, por sobre todo, humanizar el aborto. Considerando que se aproxima el 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, humanizar el aborto es clave para entender la trama de violencias que viven las mujeres en el sistema de salud.

DESMITIFICAR EL ABORTO

¿Nos puedes contar cuáles son las principales diferencias entre un aborto legal y uno ilegal?

El aborto legal es seguro porque cumple con estándares sanitarios, es realizado por personal entrenado, por lo que respeta los derechos humanos, es democrático y justo ya que genera igualdad social. La seguridad de un aborto requiere legalidad, aceptación social, e insumos asegurados por el Estado. Cuando es seguro se desmitifica el tabú sobre el aborto porque se generan instancias para educar sobre sexualidad, violencia de género, planificación familiar, enfermedades de transmisión sexual. Ayuda a que seamos una sociedad más consciente, responsable, y empática.  

El aborto ilegal es inseguro ya que no cuenta con espacios sanitarios adecuados ni personal entrenado. Las mujeres acuden al mercado negro y a prácticas riesgosas que las exponen a mayor mortalidad, morbilidad, a secuelas permanentes, y abusos. La ilegalidad de un aborto no permite reparar en mujeres sobrevivientes de violación ni proteger sus derechos sexuales ni reproductivos. La ilegalidad del aborto es una violencia contra la mujer, es  violencia de género.

¿Por qué un aborto inseguro no respeta los derechos humanos?

Dentro de los derechos humanos están el derecho a la salud, a la dignidad, y a la autonomía. El derecho a la salud incluye acceso universal a la mejor atención de salud disponible. Se desprende que el aborto es una prestación más de salud, necesaria para mejorar la salud de las mujeres, su calidad de vida, y disminuir la mortalidad materna e infantil, y el número de abortos totales. Entonces, teniendo los conocimientos sobre cómo hacer un aborto seguro y sin complicaciones, el que una mujer tenga que recurrir a prácticas riesgosas no tiene ninguna lógica desde el punto de vista de la salud pública ni de derechos humanos. No hay que olvidar que Chile está adscrito a todas las convenciones internacionales de derechos humanos, de derechos sexuales y reproductivos, y de eliminación de todas las formas de discriminación hacia la mujer. Por lo tanto, hay una incongruencia entre la firma de estos tratados y la legislación que tenemos.

¿Es un mito que prohibirlo disminuye el número de abortos inseguros?

Es falso que prohibir el aborto va a disminuir su realización. Está estudiado estadísticamente que la mujer que quiere abortar lo va a hacer igual, con o sin ley. La única diferencia al tener una ley es que el aborto se realizará de forma segura. Es más, se ha demostrado que liberar el aborto disminuye la tasa de abortos. Un aborto no es sólo interrumpir un embarazo sino que una instancia de educación sobre sexualidad y planificación familiar.

¿Cuán reales son las imágenes tipo “carnicería” que se viralizan?

No todos los abortos son iguales, hay que diferenciarlos según edad gestacional. Existe un manejo para el primer trimestre y otro para el segundo trimestre. En el primer trimestre, puedes abortar con medicamentos, de forma privada en la casa. La mujer se toma los medicamentos y sangra es su casa. Desde el punto de vista de los síntomas, es como una regla intensificada. Otra opción es hacer una aspiración del contenido uterino con una jeringa, en pabellón, pero de forma ambulatoria y sencilla. Eso está lejos de ser una carnicería, además que en un ambiente de respeto y técnicas limpias y seguras no veo la analogía. En el segundo trimestre se induce un parto prematuro, tampoco veo la carnicería ahí. Los procedimientos médicos y cirugías tienen un contexto y una necesidad, cuyo fin es el bienestar y salud de los pacientes.

¿Qué pasa con los argumentos que defienden “la otra vida”?

Ningún argumento anti-aborto libre tiene validez científica, ni estadística, ni legal. En la determinación del inicio de la vida no hay consenso. Según la religión que se tenga o cosmovisión el inicio de la vida varía. Es una discusión sinfín, por lo tanto deben comandar los números. Y esos números dicen que mientras más libre sea el aborto menos mujeres mueren y menos abortos se realizan al largo plazo.

¿Es real que los fetos sufren dolor durante el aborto?

Hay toda una discusión sobre el dolor fetal. La verdad es que los estudios han demostrado que antes de las 28 semanas no habría dolor como lo entendemos nosotros. Existen reflejos al tacto y al movimiento pero no dolor per sé. Si sintieran dolor tendríamos que dar analgésicos en los partos normales, piensa el dolor que podrían sufrir al pasar por el canal vaginal, con los huesos de la cabeza montándose uno sobre otro.

¿Cómo es todo el procedimiento en un país con aborto legal?

En países con aborto legal, la mujer pasa por una serie de pasos protocolizados de atención. La mujer acude al centro de salud, informa que tiene un embarazo y que lo quiere interrumpir. Es atendida por una sicóloga, asistente social u otra persona entrenada para hacer la consejería, la cual propone las alternativas que tiene como adopción, continuar, o interrumpir el embarazo. Se trata de empoderar a la mujer y ayudarla a decidir lo que ella necesita en ese momento. Se deben tocar temas de salud, derechos y planificación familiar. Después de la conserjería, se realiza una ecografía para certificar la edad gestacional. Según el tiempo de embarazo, se decide qué método emplear. Pueden usarse medicamentos o hacer una aspiración. Yo he estado en clínicas de aborto en Canadá, Estados Unidos, y México y, por lo general, todo el proceso tarda entre cuatro y cinco horas. Son procedimientos ambulatorios que no requieren de una mayor estadía en el hospital ni de licencia.

¿Cuándo estudian ginecología les enseñan a realizar un aborto?

En Chile estamos muy atrasados, somos muy conservadores y eso impidió avanzar en el entrenamiento de técnicas modernas de vaciamiento uterino. Como no tenemos aborto legal, en ginecología nunca nos enseñaron la aspiración que es una técnica mucho más segura y con menos complicaciones que el legrado, que es lo que se sigue usando en el país. A los médicos nos forman usando una técnica que está desaconsejada hace treinta años por la Organización Mundial de la Salud. Una de las ventajas que trajo la nueva ley de aborto fue capacitar a los hospitales en medicamentos y aspiración para realizar abortos.

¿Existe el síndrome post-aborto?

El síndrome post-aborto es una especie de mito urbano, un cuadro depresivo que afecta a las mujeres que abortan. Recuerdo un estudio que hizo la Universidad de California en San Francisco y que se llama Turnaway. Compara a mujeres que querían abortar pero a quienes les negaron el aborto,con mujeres que querían abortar y pudieron acceder a uno. El estudio demuestra que no hay ninguna diferencia que pudiera avalar un síndrome post-aborto. Por el contrario: las mujeres que no pudieron someterse a un aborto – queriendo hacérselo – desarrollaron más síntomas ansiosos y depresivos. Insisto en que el síndrome post-aborto no tiene ningún sustento científico. Mira, si respetas la autonomía de la mujer y es ella quien decide abortar, ¿Cómo esto va a generar depresión? No tiene ningún sentido. Por el contrario, las mujeres se empoderan.

ABORTO Y SALUD REPRODUCTIVA EN CHILE

¿Cuál es la importancia del aborto en la salud reproductiva?

En Chile, en los años sesenta, se generó una revolución en materia de salud materna y planificación familiar. Con la incorporación de la anticoncepción a la atención primaria, junto a la atención profesional del parto y al aborto terapéutico se logró una potente disminución en la mortalidad materna. Se marcó una diferencia importante entre Chile y el resto de Latinoamérica. Por ejemplo, tengo profesores que me contaban que hacían abortos que llamaban ‘abortos preventivos’ a mujeres que iban y les decían ‘si no me hace el aborto, yo me lo voy a hacer clandestinamente’.

Si el aborto fue legal, ¿Qué pasó?

Cambió un mes antes que se fuera la Junta Militar. Desde ahí tuvimos un retroceso total en el tema del aborto, nunca más se habló, dejó de existir como tema, pasó al tabú. Me llama mucho la atención que incluso los médicos que hacían abortos cambiaron radicalmente. Después que volvió la democracia hubo 17 proyectos para re-legalizar el aborto y nunca logró concretarse. Ahora hace poco volvimos a una legislación que permite el aborto terapéutico pero es una ley sumamente restrictiva, engorrosa, que no soluciona el problema real. En Chile, sólo el 5 por ciento de los abortos son terapéuticos y el resto son abortos libres o sin causales. Entonces, atendemos a este 5 por ciento pero el 95 por ciento restante sigue a merced de un aborto inseguro. Menos mal existen redes feministas que se hacen cargo de lo que el Estado no cumple, con mujeres que se apoyan en esta situación tan injusta y precaria.

¿Cómo está Chile en relación al mundo?

Haría una distinción entre Latinoamérica y el resto de occidente. Si Chile se compara con Latinoamérica está bastante decente. La mortalidad materna por aborto es baja y la criminalización de mujeres es baja. Uruguay, por ejemplo, se convirtió en el segundo mejor país de América (después de Canadá) en términos de salud y mortalidad materna después de legalizar el aborto a libre demanda. Nos superó con creces. Y sólo por tener la voluntad de prevenir muertes evitables de mujeres jóvenes. Si nos comparamos con Honduras o Guatemala, en donde no hay acceso a los anticonceptivos y existe un nivel de violencia sexual y violaciones mucho mayor, no estamos mal. Ahora, si Chile se compara con países como Canadá o Europa Occidental, estamos a años luz en la forma de enfrentar la salud y los derechos individuales de las personas. Inglaterra legalizó el aborto libre hace 60 años, Canadá tiene aborto libre sin límite de edad gestacional; algunos estados de Estados Unidos (como California) tienen aborto libre hasta la semana 24, en los países nórdicos no aceptan la objeción de conciencia en el sistema público. Así de claras tienen las cosas.

¿Y en qué faltar para dejar de estar a años luz?

Primero, liberalizar las leyes porque las libertades personales debieran ser sagradas. Hay que diferenciar de una vez por todas al Estado y a la Iglesia. En este marco, se tiene que legalizar el aborto y el matrimonio igualitario para empezar. Y otra cosa de la cual no se habla mucho: la sanción. En Chile hay una costumbre de negar las responsabilidades. Si hay un médico que recibe acusaciones de violencia o de falta de ética, tiene que ser sancionado. No puedo entender que en Chile haya una ley de aborto pero que todavía haya hospitales públicos sin médicos que los realicen. Hay mucha tolerancia a aceptar lo inaceptable e, incluso, lo ilegal.

Los médicos son un poder fáctico.

El médico en Chile sigue siendo muy paternalista, nos cuesta trasladar las decisiones a los pacientes. Somos un gremio al que le cuestan los cambios y reconocer errores. Estamos al debe en términos de saber de derechos humanos, y entender que la medicina cambió. Que el paternalismo quedó obsoleto y que el trabajo del médico trasciende lo técnico. Hay mucho prejuicio y juicios de valor hacia las mujeres. Por ejemplo, la violencia obstétrica es eso: asumir que la mujer no sabe nada, por lo tanto el médico se hace cargo de tu embarazo. Un momento ahí: el embarazo no es una enfermedad, y nuestro rol es acompañar a la mujer.

“LA EDUCACIÓN SEXUAL ES UN DERECHO HUMANO”

¿Por qué crees que existe tanto rechazo a la educación sexual?

Es ignorancia. Existe la creencia que si enseñas educación sexual, estás impulsando a tener relaciones sexuales. La educación sexual es un derecho humano que se traduce en mejor salud, en bienestar físico y psicológico. Si educas a una persona no sólo van a disminuir las infecciones de transmisión sexual o embarazos no deseados, sino que va a tener más herramientas para elegir y va a tener relaciones de pareja más saludables. Si uno le enseña a los niños a comer sano, ¿Por qué no les enseñas a usar condón o a decidir cuándo y con quien tener relaciones sexuales?

¿Cuál es la relación entre educación sexual y aborto?

Cuando tú tienes más educación sexual y más acceso a anticonceptivos, el aborto desciende dramáticamente. Siempre habrá fallas de los métodos anticonceptivos, pero son mínimas si se usan correctamente. Lo que pasa es que hay mujeres que no están empoderadas de su sexualidad, que no asumen que están teniendo relaciones sexuales, y que, por lo tanto, no se cuidan o se enfrentan a barreras de acceso a los métodos. Ahí la importancia de la educación sexual porque es libertad y autodeterminación.

Es que volvemos al mito: la educación sexual sólo es anticoncepción.

La educación sexual no es solamente que te enseñen a usar preservativos y otros métodos anticonceptivos. Tiene que ver con conocer tu anatomía, deseos, emociones, límites, e intimidad. Tiene que ver con entender el consentimiento y saber decir que ‘no’ sin miedo. Hay un problema grande en el mundo sobre la intimidad, el respeto. No creo que adolescentes sean violadores a los 14 años, es gente que no entiende el consentimiento ni la intimidad. La educación sexual debe venir de los padres, colegios, universidades y otras instancias de aprendizaje y cultura. Si dejamos a los jóvenes solos, conociendo la sexualidad por internet y pornografía, no tendremos adultos sanos sexualmente.

MEDICINA PARA MUJERES PERO SIN MUJERES

¿Por qué crees que hay tanto tabú en torno a la ginecología y la obstetricia?

Todo el proceso reproductivo de la mujer es tabú porque es sexual. A mí me llama la atención la idealización de la maternidad. Existe una creencia que la mujer se realiza sólo en la maternidad mientras que cada mujer necesita y quiere cosas diferentes. Creo que ahora se habla más sobre sexualidad, libido, el dolor de las pérdidas espontáneas, los duelos perinatales, depresión postparto, infertilidad, etc.

Es que todo lo que limite la maternidad es un dolor.

Por lo general cuesta hablar de los dolores. A los médicos nos cuesta mucho también. Hay una idea que si no pregunto o hablo se evita el dolor o recordar el evento doloroso, pero la pena y la frustración siguen ahí. Creo que naturalizar los procesos es más sano, e incorporar las pérdidas y la muerte a nuestras vidas como lo que es: algo inevitable, triste y real.

Si no hablamos de eso, menos hablamos del aborto si está penalizado.

Claro, a las mujeres les da miedo que las acusen o que las discriminen. Existe una penalización social del aborto, además de la penalización legal. En Chile no se toca el tema del embarazo no deseado, como decíamos antes, se asume que todas las mujeres quieren ser madres y que todos los embarazos son deseados.

Y la nueva ley, ¿Tiene alguna potencialidad en ese sentido?

Esta ley ha permitido preguntarnos sobre qué valores tenemos como sociedad. A replantear los servicios de salud y asumir una realidad que estaba siendo negada por todos.  Gracias a esta ley se han dado discusiones sobre la prevención en salud y a tomar decisiones. Esta ley ha permitido entrenar a los equipos de salud en los procedimientos a realizar, el uso de fármacos y la necesidad de trabajar en equipo con salud mental para la consejería. Y algo crucial que tiene esta iniciativa es el respeto a la autonomía de la mujer, al ponerla al centro de la decisión.

Pero es difícil con el tema de las tres causales

Las causales son un acuerdo legal que se ha dado en el mundo con más o menos éxito. Pero si vamos al fondo del problema. Si es mi cuerpo, mi embarazo, mi salud, ¿Por qué debo tener razones consideradas válidas por otros para interrumpir un embarazo? Son decisiones muy íntimas y personales, en las que el prejuicio no tiene lugar. Hay una frase que escuché en un congreso que me conmovió en relación a la edad límite para abortar: “el aborto debe realizarse lo más temprano posible y lo más tarde que sea necesario”. Los dramas que viven las mujeres que desean interrumpir un embarazo tardío te hacen reflexionar sobre en qué fallamos como sociedad para tener que llegar a eso. Falta de acceso a la salud, miedo, violencia, humillación, pobreza, desinformación. Creo que las causales no dan respuestas a las necesidades reales de las mujeres. Para respetar los derechos de las mujeres, como individuos autónomos, ley de aborto debe ser a libre demanda.

Si ya las tres causales cuestionan la autonomía de la mujer, ¿Qué decir la objeción de consciencia institucional?

Por definición, la conciencia es personal. Las instituciones pueden tener valores pero no consciencia. Si no entendemos eso, llegamos a fraudes como el nuestro de que instituciones no presten un servicio legal aludiendo a una conciencia que una institución no puede tener. No es objeción de conciencia si una institución al servicio de la salud niega un servicio tan fundamental como interrumpir un embarazo de riesgo y la posibilidad de tener conciencia personal a los profesionales y empleados que trabajan en ese hospital. Me parece que es un despropósito desde el punto de vista de salud, derecho, legal, y de sentido común. La objeción institucional es una violación de derechos porque afecta el acceso a la atención de salud y a la información de las mujeres.  

Y en términos prácticos, ¿Cómo afecta?

Por el momento, los únicos que han objetado institucionalmente en Santiago son la Clínica Indisa (para causal violación) y la Clínica de Los Andes. La Universidad Católica está haciendo los trámites después del fallo al protocolo de objeción de conciencia. En todo caso, todos los hospitales deben tener redes y protocolos de derivación ya que dar información y consejería no se debe objetar. Creo que falta la presión ciudadana. A mí me llama la atención, ¿Cómo las mujeres no se organizan y dicen ‘yo me salgo de esta clínica o de esta Isapre porque no me representa más’? Si una clínica o una Isapre se quedan sin clientes, nadie va objetar.

¿Y tus colegas están dispuestos a hacer abortos?

Por supuesto, los hacen. Sobre todo los más jóvenes que vienen con una mentalidad más abierta. Creo que es cosa de tiempo y sensibilización con la temática del aborto para que se generalice más la práctica y se vea como una prestación de salud más. Siempre habrá conservadurismo pero la idea es que no afecte nuestro trabajo. Tú puedes ser conservador en tu vida privada, el tema es que eso no afecte a terceras personas que necesitan un servicio. La idea es que seas capaz de separar tus valores de tu atención como médico del servicio público.

¿Qué les dirías a tus colegas ginecólogos y obstetras?

Estoy desilusionada de mi gremio. Veo poco compromiso hacia la defensa de los derechos de las mujeres. Hay mucho machismo y conservadurismo. Hace falta formación en temas de derechos humanos y de salud sexual y reproductiva. Tenemos que incorporar las ciencias sociales en nuestro quehacer diario. Como médicos estamos al servicio del otro, no hay que perder de vista esto, porque si lo haces se te va toda la humanidad.

Por Daniela Navarro y Camila Mella – Comisión de Contenidos – La Rebelión del Cuerpo 

*Agradecemos a Trinidad Bórquez por la transcripción de la entrevista.

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