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Opinión

28 de Enero de 2019

COLUMNA | Dime en qué colegio estudiaste y te diré a qué país te pareces

Por Ricardo Rosas y Catalina Santa Cruz, Centro de Justicia Educacional de la Pontificia Universidad Católica de Chile Cuando se trata de resultados de pruebas estandarizadas, el promedio de Chile, sabemos, es como el de las marraquetas de Nicanor Parra: “tú te comes dos, yo ninguna, en promedio nos comimos una cada uno”. Desde los […]

Centro de Justicia Educacional
Centro de Justicia Educacional
Por

Por Ricardo Rosas y Catalina Santa Cruz, Centro de Justicia Educacional de la Pontificia Universidad Católica de Chile

Cuando se trata de resultados de pruebas estandarizadas, el promedio de Chile, sabemos, es como el de las marraquetas de Nicanor Parra: “tú te comes dos, yo ninguna, en promedio nos comimos una cada uno”. Desde los tiempos de la PAA, hasta los del SIMCE y la PSU y muchas otras pruebas, se observan diferencias entre los colegios municipales y los particulares pagados, equivalente a más de 110 puntos en la escala PSU. Por ello, nos preguntamos si es razonable hablar de un Chile cuando describimos los resultados de las pruebas de rendimiento cognitivo, o si no será más razonable hablar de tres Chiles diferentes: el municipal, el particular subvencionado y el particular pagado.

La publicación de los resultados de la prueba PISA 2015 (la cual fue aplicada antes de la entrada en vigencia de la Ley de Inclusión) tiende, lamentablemente, a darnos la razón.

En esa oportunidad, se tomó como buena noticia el que Chile liderara los resultados de Latinoamérica, además del incremento de 17 puntos en lectura del sector de educación municipal, comparado con la prueba del año 2012. Ambos resultados son ciertos. Pero dudamos que sean verdaderamente una buena noticia pues las brechas entre la educación municipal y la particular pagada se mantienen en la misma magnitud en las tres pruebas.

Por esto, para analizar correctamente el verdadero rendimiento de Chile, es preciso separar los resultados por tipo de dependencia.

¿Cuál es la principal diferencia entre los tres subsistemas educacionales que explica la brecha en resultados?

Nuestro país tiene una segregación educacional determinada fundamentalmente por el nivel socioeconómico de las familias que asisten a ellos. Según CASEN 2015, la matrícula educacional para estudiantes de enseñanza media al año 2015, era un 43% para el sector municipal, un 51% para el particular subvencionado, y un 6% para el particular pagado. Asimismo, el promedio del Ingreso Nacional Bruto per Cápita (INB) anual estimado para los tres subsectores educacionales es de US$18.697 para el municipal, US$22.453 para el particular subvencionado y US$54.035 para el particular pagado. O sea, el 6% de la población que asiste a la educación particular gana 2,5 veces del ingreso per cápita promedio del país. No asombra constatar que nuestros tres subsistemas educacionales rinden en la prueba PISA de manera muy diferente, pero se agrupan de manera bastante consistente con los países similares a su ingreso relativo.

Al calcular el índice promedio de las tres pruebas (Gráfico 1), los resultados muestran que el “Chile Particular Pagado” ocupa el 5º lugar del ránking, estando ligeramente por debajo de países de alto estándar educativo, como Japón o Singapur y superando a países con los que habitualmente nos comparamos, como Canadá, Finlandia y Corea. En cuanto al “Chile Particular Subvencionado”, este ocupa el lugar 44, con puntajes similares a Bulgaria o Grecia. Por último el “Chile Municipal” ocupa el lugar 59, con un rendimiento parecido al de Costa Rica o México. O sea, en el promedio de conocimientos, los tres Chiles representan prácticamente el espectro completo de puntajes posibles, desde los más altos hasta los más bajos y siendo similar a países de desarrollo muy disímiles, mientras el “Chile Promedio” solo informa sobre el resultado del sector particular subvencionado.

Así las cosas, parece claro que al analizar los resultados de nuestro país en pruebas estandarizadas, lamentablemente, siempre es necesario distinguir por los diferentes subsectores educacionales. Y en el caso de la prueba PISA 2015, los resultados son claros y demoledores: las brechas en nuestro país son tan grandes, que tenemos un sector municipal que rinde al nivel de los países de la parte más baja de la tabla, mientras que el particular pagado se encumbra en lo más alto.

¿Razones para estar orgullosos de tener una educación particular pagada de clase mundial?

De ninguna manera. Más bien tenemos razones para estar avergonzados de no tomar las medidas oportunas para de una vez disminuir las brechas con el sector municipal, las cuales tienen que ver principalmente con el mejoramiento de la calidad de formación inicial docente, la mejora de las condiciones laborales de los profesores en el sector municipal, el aumento de remuneraciones de los profesores al nivel de los mejores profesionales del sector público, la disminución de niños en el aula, y una larga lista de etcéteras, ya conocida desde hace mucho y repetida por expertos de todas las tendencias en todos los foros imaginables.

Porque la principal conclusión de estos resultados, es que la desigualdad de nuestro país ya no se trata solo de un asunto de comparación interna. Respecto de los resultados de Chile en pruebas internacionales, se ha instalado la opinión, repetida incluso por connotados columnistas, que el sector particular pagado no rinde a la altura de los mejores. Los resultados que hemos mostrado desmienten de manera rotunda esa apreciación.

Más de la mitad de los adolescentes de Chile recibe una educación que no se condice con el promedio reportado, tanto por las organizaciones internacionales, como las nacionales. En realidad, estos estudiantes, presentan conocimientos que son comparables con los que obtienen los países de más bajo rendimiento que participan de esta medición.

Tenemos, entonces, en nuestro sistema educacional algo que se parece cada vez más a un sistema de Apartheid: el 6% de la población de Chile tiene acceso a una educación de estándares comparables a los de los mejores países europeos y asiáticos, pero que es exclusiva y excluyente: solo accedes al sistema, si tienes el dinero para comprarlo. Y cómo prácticamente toda la elite política, empresarial y académica de nuestro país proviene de ese 6%, es muy difícil tomar medidas que la incentiven a considerar la posibilidad de enviar a sus hijos al sector público. A no ser que sea evidente que la calidad educativa entre dependencias escolares sea equivalente. Y eso implica, en primer lugar, priorizar de manera real la inversión en educación pública de calidad, al menos en montos equivalentes a lo que se invierte en la educación privada.

Dadas esas condiciones, quizás, podamos contar con una educación verdaderamente inclusiva en nuestro país.

Gráfico 4: Resultados PISA Promedio entre las tres pruebas (Lectura, Matemáticas y Ciencias) por país según su riqueza medida en INB per cápita del 2015 ajustado por paridad de poder adquisitivo (PPP), según lo reportadopor el Banco Mundial. En el caso de Chile, se muestran resultados PISA de las tres dependencias educacionales por separado, además del promedio Chile. Para la estimación del INB per cápita de cada dependencia, se calculó un promedio ponderado del ingreso, según la proporción de cada quintil de ingreso en cada dependencia educacional, según datos CASEN 2015.

Países

INB per cápita PPP 2015

PISA Lectura

Ranking Lectura

PISA Matemáticas

Ranking Matemáticas

PISA Ciencias

Ranking Ciencias

PISA Promedio

Ranking Promedio

Singapur

$ 83.760

535

1

564

1

556

1

552

1

Hong Kong

$ 58.120

527

2

548

2

523

10

533

2

Japón

$ 42.270

516

8

532

6

538

2

529

3

Macao (China)

$ 98.320

509

13

544

3

529

7

527

4

Chile PP

$ 54.035

511

10

534

5

530

6

525

5

Estonia

$ 28.090

519

6

520

9

534

3

524

6

China Taipei

$ 14.400

497

24

542

4

532

4

524

7

Canadá

$ 43.960

527

3

516

10

528

8

523

8

Finlandia

$ 42.450

526

4

511

13

531

5

523

9

Corea

$ 35.300

517

7

524

7

516

11

519

10

Eslovenia

$ 30.520

505

15

510

14

513

13

509

11

Irlanda

$ 54.230

521

5

504

18

503

19

509

12

Alemania

$ 48.690

509

12

506

16

509

16

508

13

Países Bajos

$ 49.250

503

16

512

11

509

17

508

14

Suiza

$ 65.210

492

28

521

8

506

18

506

15

Nueva Zelanda

$ 36.090

509

11

495

21

513

12

506

16

Noruega

$ 64.280

513

9

502

19

498

24

504

17

Dinamarca

$ 50.190

500

19

511

12

502

21

504

18

Polonia

$ 25.690

506

14

504

17

501

22

504

19

Bélgica

$ 45.330

499

21

507

15

502

20

503

20

Australia

$ 45.270

503

17

494

25

510

14

502

21

Vietnam

$ 5.610

487

32

495

22

525

9

502

22

Reino Unido

$ 40.660

498

23

492

27

509

15

500

23

Portugal

$ 28.720

498

22

492

29

501

23

497

24

Suecia

$ 48.510

500

18

494

24

493

28

496

25

Francia

$ 41.100

499

20

493

26

495

27

496

26

Austria

$ 49.520

485

33

497

20

495

26

492

27

Promedio de la OCDE

$ 41.270

493

*

490

*

493

*

492

*

Rusia

$ 24.060

495

27

494

23

487

32

492

28

Tabla 1: Resultados PISA para las tres pruebas (Lectura, Matemáticas y Ciencias) y el promedio de las tres pruebas por país según su riqueza medida en INB per cápita del 2015 ajustado por poder de compra, según lo reportado por el Banco Mundial. En el caso de Chile, se muestran resultados PISA de las tres dependencias educacionales por separado, además del promedio Chile. Para la estimación del INB per cápita de cada dependencia, se calculó un promedio ponderado del ingreso, según la proporción de cada quintil de ingreso en cada dependencia educacional, según datos CASEN 2015. Seguido del reporte del puntaje obtenido en cada prueba y en el promedio, se presenta el lugar del ránking que ocupa el país en ese índice. La tabla se encuentra ordenada según el ranking del promedio de las tres pruebas (última columna. El promedio de todos los países participantes en PISA 2015 y de los países que pertenecen a la OCDE no fueron considerados en los ránkings y se señalan con “*”.

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