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Opinión

8 de Julio de 2019

Columna de Joaquín Castillo Vial: Un encapuchado en la Alameda

El venezolano Andrés Bello es de esos personajes cuyo mito está mucho más presente que su contenido: suele vérsele encapuchado frente a la Casa Central de la Universidad de Chile, institución que fundó y dirigió, impertérrito frente a las luchas que protagonizan manifestantes y carabineros en plena Alameda. De ahí que sea una buena noticia la reciente aparición de Repertorio americano. Textos escogidos, la antología de textos de Andrés Bello, editada por Iván Jaksic y publicada por Penguin Clásicos. Con este volumen, la amplia variedad de temas sobre los que escribió Bello se hacen accesibles al público general más allá del clásico “Discurso de instalación de la Universidad de Chile”, presente en antologías de distinto tipo.

Joaquín Castillo
Joaquín Castillo
Por

Joaquín Castillo Vial
Subdirector IES / @jcastillovial

Es común que próceres, héroes o personajes públicos se conviertan en mitos, que sus nombres y rostros se transformen en estampas, estatuas y emblemas. De paso, los matices de sus vidas van paulatinamente desdibujándose y olvidándose debajo de rasgos oficiales demasiado repetidos, naturalizados. Es lo que pasa con los piececitos de niño con que Gabriela Mistral se convierte en la madre de la patria, con la contienda desigual de Arturo Prat con la que todos aprendimos de valentía y patriotismo, o con los violentos arranques creativos de Violeta Parra con los que la folclorista se posiciona como una fuerza indomable de la naturaleza.

En este sentido, se vuelven poco relevantes los recovecos de la personalidad, las contradicciones vitales o los episodios menos honrosos de Mistral, Prat o Parra, pues complejizan una historia que, por su sencillez, es útil para construir un concepto de la nación y de la comunidad. La fama, en ese sentido, tiene doble filo: sitúa a los personajes en un pedestal, donde se mantienen apartados sin recibir la debida atención —excepto, por supuesto, para quien quiera desenmascararlos y mostrar las puras miserias que se esconden bajo el relato oficial—.

El venezolano Andrés Bello es de esos personajes cuyo mito está mucho más presente que su contenido: suele vérsele encapuchado frente a la Casa Central de la Universidad de Chile, institución que fundó y dirigió, impertérrito frente a las luchas que protagonizan manifestantes y carabineros en plena Alameda. De ahí que sea una buena noticia la reciente aparición de Repertorio americano. Textos escogidos, la antología de textos de Andrés Bello, editada por Iván Jaksic y publicada por Penguin Clásicos. Con este volumen, la amplia variedad de temas sobre los que escribió Bello se hacen accesibles al público general más allá del clásico “Discurso de instalación de la Universidad de Chile”, presente en antologías de distinto tipo.

Como señala Jaksic en el prólogo de la compilación, la obra de Bello es inseparable del contexto histórico en el que vivió el intelectual venezolano. En su juventud, fue un eficiente funcionario de la corona. Por ello, el colapso del imperio español y los agitados avatares de la independencia le hicieron ver con cautela los cambios sociales y políticos que desdibujaban el orden imperial y que hacían incierto el futuro de Hispanoamérica. Sin embargo, su pasión en el trabajo intelectual no se traducía en un radicalismo político. Por el contrario, su observación e interpretación de la realidad del continente americano siempre enfatizó la necesidad de una continuidad entre el imperio español y la realidad independiente de las antiguas colonias. Si creyó inicialmente en una solución monárquica para las nuevas naciones, fue convenciéndose poco a poco de la conveniencia de instituciones republicanas, sobre las cuales escribió y reflexionó con detención.

Asimismo, su sólida y erudita formación en los clásicos latinos y castellanos le permitió mirar la sociedad desde una perspectiva múltiple. Eso se nota en sus escritos, que versaron sobre temas tan diversos como poesía medieval, lingüística y gramática, derecho internacional, historia de Venezuela o filosofía del conocimiento, entre muchos otros. Sin embargo, su obra siempre se estructuró en torno a un principio cardinal: “La preocupación fundamental de Bello fue el orden, problema particularmente urgente para un continente que luchaba por construir estructuras sociales y políticas viables luego del colapso del imperio español”. Esa pasión por el orden es la que está detrás de esfuerzos tan extraordinarios como el Código Civil o de la Gramática de la lengua para el uso de los americanos. Esta última, sobre todo, es una obra clave en su pensamiento: la preocupación fundamental de Bello respecto al ordenamiento hispanoamericano poscolonial era evitar la dispersión que vivió Occidente luego de la caída del imperio romano y la transformación del latín en las lenguas romances. Para el venezolano, en la lengua castellana y todo su acervo histórico se encontraba la posibilidad de pensar un futuro integrado para el continente.

Quizás lo más interesante de la figura de Andrés Bello es su notable actualidad. No solo por su capacidad para conjugar una reflexión erudita con la acción política —las instituciones que fundó, tanto en el plano educativo como en el legal, siguen vigentes—, sino también por los énfasis que su obra vuelve relevantes y que nos interpelan. ¿Qué función cumple la poesía (o la literatura en general) en nuestra educación cívica? ¿Qué nos puede enseñar la historia para pensar nuestro ordenamiento futuro? ¿Qué tipo de rupturas o continuidades pueden establecerse con un orden que ha entrado en crisis? Estas y muchas otras preguntas que despierta Repertorio americano pueden hacer de Andrés Bello mucho más que una estatua en plena Alameda.

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