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Mundo

2 de Agosto de 2019

Duro golpe para los inviernistas: Julio fue el mes más caluroso del que se tiene registro en la historia

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el mes recién pasado fue al menos 1.2° C más cálido que la era preindustrial. Se detectó una significativa alza en las temperaturas del Círculo Polar Ártico, se rompieron récords en Finlandia y Noruega, y hasta masivos incendios forestales en Siberia y Alaska.

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La Organización Meteorológica Mundial (OMM) anunciaron que el mes de julio del 2019 al menos igualó, si no superó, el mes más caluroso en la historia registrada a nivel mundial.

A partir de los datos recabados por el Programa Copérnico del Cambio Climático, administrado por el Centro Europeo para Pronósticos Meteorológicos a Mediano Plazo (ECMWF por sus siglas en inglés), demostraron que los primeros 29 días del mes están a la par que el mes de julio del 2016, que ostentaba hasta ahora el título al mes más cálido de la historia registrada.

Las últimas cifras son particularmente significativas porque julio de 2016 estuvo fuertemente marcada por el fenómeno del Niño, que contribuye a elevar las temperaturas globales. Sin embargo, eso no ha pasado en 2019.

El secretario general de la ONU, António Guterres, aseguró que “siempre hemos vivido veranos calurosos. Pero este no es el verano de nuestra juventud. Este no es el verano de tu abuelo” en referencia a la estación del hemisferio norte.

De momento, se establece que julio del 2019 fue alrededor de 1,2° C más cálido que la era preindustrial. “Esto significa que estamos en camino para que el período 2015-2019 sean los cinco años más calurosos registrados”, acotó Guterres.

Además, reveló que “solo este año, hemos visto récords de temperatura rotos desde Nueva Delhi hasta Anchorage, desde París hasta Santiago, desde Adelaida y hasta el Círculo Polar Ártico. Si no tomamos medidas sobre el cambio climático ahora, estos eventos climáticos extremos son solo la punta del iceberg. Y, de hecho, el iceberg también se está derritiendo rápidamente”.

Por su parte, la secretaria general de la OMM, Petteri Taalas, puntualizó que “julio ha reescrito la historia del clima, con docenas de nuevos registros de temperatura a nivel local, nacional y global”.

“El calor extraordinario estuvo acompañado por un derretimiento dramático del hielo en Groenlandia, en el Ártico y en los glaciares europeos. Incendios forestales sin precedentes se produjeron en el Ártico por segundo mes consecutivo, devastando bosques vírgenes que solían absorber dióxido de carbono y en su lugar los convirtieron en fuentes de gases de efecto invernadero. Esto no es ciencia ficción. Es la realidad del cambio climático. Está sucediendo ahora y empeorará en el futuro sin una acción climática urgente”, agregó Taalas.

Según los datos recabados por la OMM, durante julio una masa de aire caliente proveniente de África llegó a España y luego fue transportada desde Europa Central a Escandinavia. Eso provocó que existan nuevos registros en Noruega y Finlandia entre 27 y 28 de ese mes. En Helsinki por ejemplo se estableció un récord de 33,2° C y en Porvoo de 33,7° C.

También se detectaron drásticos cambios en el clima polar. La estación Nord, situada a 900 kilómetros del Polo Norte, midió una temperatura de 16° C, mientras que al oeste de Groenlandia, la estación de Qaarsut registró una temperatura de 20,6° C. En la estación de Summit Camp, instalada en la cumbre de una capa de hielo y a una altitud de 3200m, se midió una temperatura de 0° C, algo sumamente inusual.

Las altas temperaturas también avivaron la actividad de los incendios forestales en el Ártico, incluso en Groenlandia, Alaska y Siberia. La Agencia Forestal Federal de Rusia estima que, a partir del 29 de julio, las llamas han arrasado con 33.200 kilómetros cuadrados de bosques y aún se mantienen 745 incendios activos.

Esto ha significado que en un mes se hayan emanado más de 75 mil megatoneladas de CO2 desde el Círculo Polar Ártico, comparable a las emisiones anuales de combustibles fósiles de Colombia. La jefa de la división de investigación de atmósfera y medio ambiente de la OMM, Oksana Tarasova, explicó que “al quemar vegetación, los incendios también reducen la capacidad de la biosfera para absorber dióxido de carbono”.

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