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Opinión

13 de Septiembre de 2019

Columna: Mujeres en el Congreso y perspectiva de género en el debate legislativo

La presencia de mujeres elegidas en el Congreso es un elemento clave que contribuye a la incorporación de la perspectiva de género en el debate legislativo, no desde la intervención de grupos de interés o académicas, sino que desde las representantes mismas.

Montserrat Landeros y Diego Pérez
Montserrat Landeros y Diego Pérez
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Desde el 2 de septiembre la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados es integrada por una mujer, la Diputada Sofía Cid (RN), luego de 16 años en que sus miembros solo fueron hombres. Que una mujer integre la Comisión de Hacienda de la Cámara es una noticia relevante que merece atención y análisis, porque permite abrir la discusión sobre la manera en que el Congreso Nacional y sus miembros promueven o no la incorporación de perspectivas de género en el debate legislativo, y las consecuencias que ello tiene en materia presupuestaria. 

De entre 155 diputados de la Cámara solo 35 son mujeres, lo que equivale al 22,6%

A nivel comparado desde hace décadas se ha discutido el concepto de gender mainstreaming, o integración de la perspectiva de género, como una estrategia que busca abordar y combatir las desigualdades basadas en el género. El concepto fue propuesto en 1985 durante la Conferencia Mundial sobre la Mujer, en Nairobi, y ha sido definido por el Consejo de Europa como “la (re)organización, mejora, desarrollo y evaluación de los procesos políticos, de modo que todos quienes intervengan en la elaboración de las políticas incorporen una perspectiva de igualdad de género en todas las políticas, a todos los niveles y en todas las etapas” (1). 

Sofía Cid en el Congreso
Foto: Agencia Uno

Precisamente, entre aquellos niveles y etapas se ha identificado la relativa a la presupuestaria, planteándose el concepto de Gender Responsive Budget, o presupuestos Sensibles al Género, como un elemento crucial para promover la igualdad de género desde los presupuestos, incluyendo en el análisis de estos una perspectiva de género. Esto no significa dividir presupuestos entre hombres y mujeres, sino que discutirlos teniendo en consideración esta perspectiva. Así, y entendiendo que los presupuestos públicos no son meras herramientas económicas, sino que la traducción de prioridades y agendas políticas en recursos concretos, se afirma que los presupuestos no son neutros al género. Por ello, la presupuestación con enfoque de género ‒concepto que por sí solo no es del todo pacífico en cuanto a sus medios y alcances‒ busca hacer visible el impacto de los presupuestos en materia de género como instrumentos promotores de la igualdad de género, en lugar de continuadores de las desigualdades existentes. ONU Mujer ha reconocido la relevancia de esta herramienta, destacando casos exitosos en donde se ha incorporado la perspectiva de género en materia presupuestaria educacional, o países como Marruecos, en donde la nueva Ley Orgánica de Hacienda institucionaliza el Informe de Género como un documento oficial que debe tenerse en cuenta cada año en la ley de presupuestos (2). 

En el caso de la discusión legislativa que tiene lugar en el Congreso de Chile esto es fundamental. Piénsese, por ejemplo, en la ley 20.338, de 2009, que creó un subsidio al empleo juvenil. Aun cuando las estadísticas dan cuenta de que las mujeres jóvenes que no trabajan en gran medida no lo hacen por responsabilidades relacionadas con el cuidado de niños, adultos mayores o labores del hogar, dicha ley no incorporó factores de género que dieran cuenta de esta realidad (o desigualdad basada en el género y fundadas en factores culturales), estableciendo como condición presupuestaria, por ejemplo, que dicho subsidio se otorgara entre hombres y mujeres de manera proporcional a los porcentajes en que hombres y mujeres jóvenes se encuentran fuera del mercado laboral, o que dicho subsidio sería mayor en el caso de mujeres menores de 25 años con uno o más hijos. Otro caso, más contingente, es el relacionado a la discusión que tiene lugar en la Comisión de Pesca del Senado. En ella, la Asociación Gremial de Mujeres de la Pesca Artesanal y el Borde Costero del Biobío recientemente expuso poniendo de relieve que ninguna ley en materia pesquera ha dado cuenta de la participación de las mujeres en este sector, incorporando una perspectiva de género, por ejemplo, mediante cuotas en los organismos pesqueros regulados por ley (Consejos Zonales, Comité de Manejo, Comité Científico, entre otros). 

Foto: Agencia Uno

En el caso de la Diputada Sofía Cid creemos que su integración a la Comisión de Hacienda de la Cámara abre la oportunidad de reforzar la integración de la perspectiva de género en la discusión legislativa a nivel presupuestario, tal como ya lo están haciendo las Comisiones de la Mujer y Equidad de Género creadas en 2018 tanto en el Senado como en la Cámara (3) desde una perspectiva más amplia, con el objetivo de discutir los proyectos que aborden asuntos de interés para las mujeres. De la misma forma, que una mujer vuelva a integrar la Comisión de Hacienda de la Cámara después de 16 años es una oportunidad para que, en conjunto con la Comisión de la Mujer y Equidad de Género, se compartan estrategias entre las diputadas para desarrollar la perspectiva de género, incorporándola en la discusión legislativa. En el mismo sentido, que una diputada integre la Comisión de Hacienda alcanza mayor relevancia respecto de la contribución que podría tener el incorporar la perspectiva de género a la discusión de la Ley de Presupuesto para el año 2020. El presupuesto público es el instrumento de política económica y social que determina la asignación y ejecución de los recursos disponibles, y si bien en su elaboración intervienen diferentes actores del Estado, los parlamentarios que forman parte de las comisiones de Hacienda cuentan con mayor protagonismo para influir en su determinación, siendo esta una instancia que permite redefinir prioridades políticas, reconociendo cómo el presupuesto público impacta de forma diferenciada a hombres y mujeres.

Foto: Agencia Uno

La importancia de la participación, idealmente igualitaria, de las mujeres en las comisiones tanto del Senado como de la Cámara, así como en todos aquellos órganos de decisión política, económica y social, no solo es una exigencia democrática básica para representar los intereses de toda la sociedad, sino que es parte de un mínimo que permite incorporar la perspectiva de género en la discusión y adopción de decisiones políticas, eliminando los desequilibrios existentes entre hombres y mujeres. En marzo de este año, asesoras parlamentarias de distintas bancadas dieron cuenta de esta situación a la Comisión de Hacienda de la Cámara mediante una carta en la que manifestaron su malestar frente a la forma en que algunos diputados miembros de la comisión se refieren al género femenino, invitándolos a reflexionar respecto a la escasa participación de mujeres en dicha instancia, no solo porque hasta ese entonces ninguna diputada la integrara, sino que también en referencia a la escasa invitación de mujeres a exponer, en contraste al alto número de hombres invitados (4). 

Foto: Agencia Uno

Pero, ¿basta que más mujeres sean elegidas como representantes en el Congreso para que la perspectiva de género se incorpore al debate legislativo? No. En este punto es ilustrativa la distinción entre representación descriptiva y sustantiva. Mientras la representación descriptiva alude a la capacidad de representar a otros en tanto los representantes se asemejan y de alguna manera son similares a los representados (en este caso, mujeres representando mujeres), la representación sustantiva se refiere a la capacidad de actuar en interés de los representados, de una manera que responda a sus intereses (5) (es decir, hombres podrían representar satisfactoriamente intereses de las mujeres,). Con todo, y teniendo en cuenta las diferencias entre los distintos grupos de mujeres (de clase, origen étnico, edad, situación laboral, etc., todo ello en relación a la idea de interseccionalidad), puede afirmarse que la presencia de mujeres elegidas en el Congreso es un elemento clave que contribuye a la incorporación de la perspectiva de género en el debate legislativo, no desde la intervención de grupos de interés o académicas, sino que desde las representantes mismas. 

Foto: Agencia Uno

En el sentido expuesto, si bien la Ley de Cuotas permitió avances en los grados de participación y elección de mujeres al Congreso Nacional, sigue existiendo una brecha de género importante en materia de representación parlamentaria. Mientras de entre 155 diputados de la Cámara (6) solo 35 son mujeres, lo que equivale al 22,6%, en el Senado hay 10 senadoras de un total de 43 miembros (7), lo que equivale al 23,3%. Esta subrepresentación de mujeres también se refleja en la conformación de las comisiones. En el caso de la Cámara, de sus 30 comisiones permanentes la única que no cuenta con participación de diputadas es la de Control del Sistema de Inteligencia del Estado, integrada por 7 hombres. Con todo, existe una baja participación de diputadas en las comisiones de Ciencia y Tecnología, Pesca, Acuicultura e Intereses Marítimos; Hacienda; Obras Públicas, Transporte y Telecomunicaciones y Salud; todas ellas hoy están integradas por 12 diputados hombres y solo una diputada. Por su parte, en el Senado, de 22 comisiones permanentes 8 de ellas no están integradas por ninguna senadora. Este es el caso de las comisiones de Hacienda, Relaciones Exteriores, Constitución, Defensa Nacional, Transporte y Telecomunicaciones, Régimen Interior, Ética y Transparencia; y, de Seguridad Pública. 

Hay 10 senadoras de un total de 43 miembros, lo que equivale al 23,3%.

Por todo lo anterior esta discusión es pertinente y necesaria. Por ejemplo, en la Comisión de Salud de la Cámara se discuten permanentemente materias relacionadas con seguridad obstétrica, derechos sexuales y reproductivos y enfermedades prevalentes en mujeres. ¿No es acaso insuficiente que ante 12 diputados solo una diputada pueda plantear estas materias desde una perspectiva de género, dando cuenta de la manera en que el impacto de estos temas es distinto respecto a las mujeres? A su turno, en la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado, solo desde agosto de este año se han discutido los proyectos sobre matrimonio de parejas del mismo sexo y la Ley General de Educación, con el objeto de propiciar la participación de mujeres y hombres en igualdad de derechos en las comunidades educativas. Sin embargo, en el debate no participó ninguna senadora. Por otro lado, análisis más teóricos han sugerido que desde sus inclinaciones políticas las mujeres son menos proclives al uso de la fuerza y la violencia, particularmente en materia relaciones exteriores (8); ¿cómo, entonces, una mirada distinta, podría influir el debate en las comisiones de Defensa o de Relaciones Exteriores del Senado, que hoy no integran a ninguna senadora? 

Comisión de Hacienda 2019
Foto: Agencia Uno

La Comisión de Hacienda del Senado, con 5 miembros permanentes, no está integrada por una mujer desde el año 2013, en que Ximena Rincón fue miembro (antes solo la integró y presidió Evelyn Matthei). Por ello, que una diputada vuelva a integrar la Comisión de Hacienda de la Cámara ‒una de sus comisiones clave‒ después de 16 años es una hecho que abre la discusión a cómo la perspectiva de género forma parte del debate legislativo, desde los mismos parlamentarios. Pero también a cómo los medios dan cuenta de esta participación. Sobre esto, no es trivial que al dar a conocer que la Diputada Cid integraría la Comisión de Hacienda, hubo medios que afirmaron que ella tendría su primera “prueba de fuego” en la Ley de Presupuestos 2020 (9). ¿De qué diputado hombre se ha dicho que tendrá que sortear una “prueba de fuego”? 

Comparativamente, Chile cuenta con buenas estadísticas desagregadas por género que permiten el análisis de políticas públicas desde una perspectiva de género. También es una buena noticia la creación de las Comisiones de la Mujer y Equidad de Género en ambas cámaras y el activo rol que ha asumido el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género en la discusión de diversos proyectos de ley. Sin embargo, todo ello, por sí solo, no satisface la necesidad de incorporar con mayor suficiencia una perspectiva de género en todas las políticas, a todos los niveles y en todas las etapas. En el caso de la presupuestación con enfoque de género ello no significa, con simpleza, otorgar más presupuesto fiscal a iniciativas enfocadas a las mujeres, sino que incorporar un enfoque de género, desde una perspectiva más compleja, amplia y llena de desafíos, a la forma en que los parlamentarios integran las comisiones, debaten, legislan y asignan recursos desde el Congreso Nacional. 

Montserrat Landeros, abogada

Diego Pérez, abogado y magíster en Políticas Públicas

Bibliografía:


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