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Selección Nacional

28 de Julio de 2020

Bárbara Hernández, la nadadora de aguas gélidas que debe entrenar en un contenedor de basura

Crédito: Registro Personal

Se ríe al hablar del video que viralizó en redes sociales, donde se ve entrenando al interior de un tacho de basura y donde pide al Ministerio del Deporte que le permita volver a entrenar. No le dieron autorización especial para volver a las prácticas en zonas de cuarentena, pues su deporte no es considerado olímpico. En todo caso, ella es campeona mundial y ha logrado récords en aguas gélidas: el último fue previo a la pandemia, cuando nadó 9,5 kilómetros en el Canal de Beagle en la Antártica. Estas son sus reflexiones.

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“Así entreno en cuarentena, con la esperanza de ser considerada para volver a entrenar antes de mi siguiente competencia internacional en septiembre”. Esa fue la bajada de un video publicado por Bárbara Hernández en Twitter y que alcanzó casi 3 mil RT. En ese clip de 15 segundos, la nadadora de aguas gélidas muestra cómo se prepara para su próxima competencia internacional en Nueva York: con traje de baño y gorra al interior de un contenedor de basura con hielo, en el patio de su casa. Además dice “quiero volver a entrenar, por favor”.

https://twitter.com/Barbarellah/status/1287558226490269696?s=20

Antes de la pandemia, Bárbara -también conocida como la “Sirena de hielo”- venía bien. En 2019 se convirtió en la primera chilena en cruzar nadando el Canal de la Mancha y el Canal de Catalina, dos de los siete desafíos que implica el reto de los Siete Océanos, la gran maratón de los nadadores. Meses más tarde se convirtió en campeona del mundo al nadar durante un kilómetro en el mundial de Bled en Eslovenia, consiguiendo ese récord por tercer año consecutivo. Por si fuera poco, en marzo atravesó otro canal más: el Beagle, en la Antártica, desafiando todos los trayectos anteriores. Propuso a la Asociación Internacional de Natación de Aguas Abiertas un nuevo cruce de 9,5 kilómetros desde Tierra del Fuego en Argentina hasta la Isla Navarino en territorio chileno. “Básicamente una maratón. Fue una hora 55 minutos nadando en aguas a 7 grados. Fui la primera persona en el mundo en nadar una distancia como ésa en ese lugar”, cuenta al teléfono orgullosa. 

Actualmente tiene una línea de financiamiento del Ministerio del Deporte que, según dice, “se va de lleno en pagar inscripciones, pasajes y estadía”. También cuenta con el apoyo de la fundación Impulso Inicial de la familia Luksic, más algunas marcas o empresas que le ayudan por canje o inscripciones, apoyo que solventa el deporte, el entrenamiento y algunos asuntos básicos, pero que no le entrega un sueldo ni le permite costear otros aspectos de vida.

Bárbara Hernández entrenando en el patio de su casa en Recoleta – Registro personal

Llegando a Santiago, ya lista para comenzar su entrenamiento y prepararse para su siguiente competencia en julio, debió recluirse hasta nuevo aviso, pues la llegada del coronavirus a Chile alteró sus planes deportivos y personales. Justo este 2020 había decidido dejar su trabajo como psicóloga y priorizar su carrera deportiva. Su pololo, con quien vivía, quedó cesante también. Sus papás, con local en Patronato, debieron cerrar por la cuarentena. Entonces pensó que reagruparse con su familia era lo más sensato. Allí entrena hoy. 

De hecho, su preparador físico Gabriel Torres adaptó el entrenamiento y lo preparó en seco. Está desde marzo entrenando en la casa, sin piscina, sin agua, “sólo con preparación física de lunes a viernes dos horas diarias y me monitoreo con el Garmin que calcula todo. Además de yoga cuatro veces a la semana”, dice. Hace un mes, junto a su entrenador, decidieron trabajar cardio y debieron adaptarse a la donación de una amiga que le pasó una bicicleta estática. Aunque es “viejita”, cuenta que entrena con ella una hora diaria. La preparación del cuerpo con la temperatura es otro tema que debe entrenar: se da duchas de agua helada y mete su ropa al frío. La medida más reciente fue meterse al contenedor de basura repleto de agua y hielo. 

Bárbara Hernández, la Sirena de Hielo, entrenando al interior de su casa en Recoleta – Registro personal

Al interior de su casa, ha sido complejo: “Estamos todos haciendo malabares con los ahorros, vendiendo lo que podemos, adaptándonos. Continúo haciendo charlas, antes me pagaban como profesional, pero ahora las hago gratis porque siento de verdad que la gente lo está pasando pésimo. Estoy trabajando un montón con los clubes chicos de otros deportes y he hecho charlas para España y EE.UU., además de varios colegios en Chile por amor al arte”. 

Cuando el 13 de julio el gobierno anunció el permiso excepcional para el regreso a los entrenamientos, Bárbara se llenó de ilusión. Pensó que de a poco podría retomar su ritmo. “Pero dieron los permisos especiales para deportistas clasificados en las olimpiadas o en vías de clasificación, y no me consideraron en la nómina porque no soy deporte olímpico. Yo tengo un calendario vigente de competencia, era considerada para volver a entrenar, pero hasta ahora no se va a poder. Sigo aperrando con lo que tenga y después pienso irme a competir igual, aunque sólo haya entrenado en seco”, cuenta.

Bárbara Hernández – Cedida por THD Lateral

¿Extrañas el agua?

-Para la gente es muy difícil entenderlo. Yo tengo claro que todo el mundo echa de menos su vida antes de la pandemia, pero para mí el agua es mi hogar. Llevo nadando 27 años de mi vida y tengo 34. Es un proceso muy angustiante porque me falta la mitad del alma. No es que eche de menos ir a carretear o salir con mis amigos, no. Estar en el agua es una sensación que no se compara con nada y ningún otro tipo de deporte o ejercicio se compara con la sensación de estar en el agua, menos cuando le he dedicado tantas horas de mi vida a eso.

¿Cuántas tiempo le dedicabas al entrenamiento en el agua?

-Piensa que yo entreno cuatro horas diarias de lunes a sábado, más toda la preparación física y todo lo demás. O cuando nado en aguas abiertas, lo mismo. Yo sueño que estoy nadando, sueño que estoy compitiendo, sueño que estoy en el hielo, sueño que estoy en Patagonia. Es súper angustiante para mí, he tratado de bancármelo lo mejor que he podido e ir un día a la vez nomás.

Bárbara entrenando en su patio – Registro personal

¿Cómo te adaptas ante la incertidumbre?

-No me puedo quedar pegada en lo que no tengo, entonces lo que hago es estructurar mi vida y entrenar con lo que encuentre. Ordeno mis días y entreno sabiendo que voy a volver al agua, literal, contra viento y marea. Voy a esperar lo que tenga que esperar, y todo lo que haga en tierra me va a servir cuando vuelva al agua. Pero esta metodología de entrenamiento obvio que me carga. Estar arriba de una bicicleta, entrenar todo el día y estar toda sopeada no es motivador para ningún nadador. Ninguno de nosotros está acostumbrado a eso. 

“Yo sueño que estoy nadando, sueño que estoy compitiendo, sueño que estoy en el hielo, sueño que estoy en Patagonia”.

¿Cuál es el lugar de ustedes?

-Lo nuestro es estar en la naturaleza, en el agua o por último en una piscina. Entonces nada, lo único que me queda es adaptar el entrenamiento, fortalecer áreas que nunca trabajé de forma tan intensa como las piernas, por ejemplo. Para los deportistas, para mí al menos, la motivación es la competencia, es volver a entrenar y estar en lo mío. No es “ah, quiero bajar de peso, porque quiero mantenerme o tener calugas”, no; es preparar mi cuerpo para que vaya en armonía con mi propósito.

Más allá de lo anecdótico del video que subiste a redes sociales, es revelador de la precariedad de cómo se viven los deportes en Chile y cómo son los deportistas los encargados de subsanar eso.

-Sí, yo creo que somos muchos los que estamos en situaciones parecidas y cada quien se adapta de la mejor forma posible. Muchas veces me han preguntado: ¿por qué sigues? Yo no tengo sueldo por esto, ni voy a tener, ni esto me va a ayudar a pagar una casa llegado el momento en que me retire, ni nada. No me da comida. No. Para mí esto es mi pasión, es lo que me hace feliz, es por lo que he trabajado duro toda mi vida. Para mí es un orgullo competir por Chile. De alguna forma siento que compito por todos esos deportistas, por toda esa gente que resiste a puro aguante. Pero claro, también siento que estoy al margen de todo.

¿Cómo ves reflejado eso?

-Puedo ser la campeona del mundo en algo, pero al no ser un deporte olímpico no tengo prioridad. Cuando me enfrenté al asunto de los permisos, al final mi pregunta era: ¿Qué más tengo que hacer? No les basta con que sea reconocida a nivel internacional, ni que marcas inglesas me escriban porque quieren hacer una línea para las gorras y trajes de baño, no basta con que en las regiones de ciudades australes del país la gente quiera que vayas, para visibilizar sus espacios y te busque, te quiera, ni con que seas una imagen de lo que son los pueblos originarios, porque los yaganes son los que nadaban así a cuero pelao como nado yo…. Ni que no pida un sueldo por esto y que lo haga por puro amor a la bandera. No basta. Eso es lo que a mí más me duele. Pero nada, ya filo, voy a persistir y voy a hacerlo igual, llevo mucho tiempo invertido en esto. 

“Además, al final todos tenemos nuestro propio Canal de la Mancha en esta pandemia. Así como yo me metí en mi tarrito con agua, millones de chilenos han estado tratando de arreglárselas como pueden, con todas las falencias. Y en ese punto empatizo con la gente y por eso sigo”.

Claro, seguir es hacer justicia por ti.

-No solamente. O sea, esto es lo que me hace feliz, no te lo niego, pero con esto siento que visibilizo algo que muchas autoridades quisieran obviar, y al mostrarlo, siento que logro que la gente empatice conmigo. Además, al final todos tenemos nuestro propio Canal de la Mancha en esta pandemia. Así como yo me metí en mi tarrito con agua, millones de chilenos han estado tratando de arreglárselas como pueden, con todas las falencias. Y en ese punto empatizo con la gente y por eso sigo.

*Nota de la redacción: Días después de la publicación de este artículo, y tras 143 días de espera, la nadadora de aguas gélidas fue autorizada por el Ministerio del Deporte para volver al entrenamiento en agua.

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