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Entrevistas

17 de Septiembre de 2020

Bernardo Larraín Matte: “Cuando Lavín se expresa como socialdemócrata, ahí yo me distancio”

El presidente de la Sofofa afirma que no le gustan los liderazgos poco nítidos y que Lavín no debiera “camuflarse bajo la mirada de la socialdemocracia”. Larraín Matte dice también que el debate constitucional está carente de contenido y que eso genera temor e incertidumbre en el mundo empresarial. “La moneda está de canto y puede caer para un lado o para otro”, señala.

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Tiene 53 años y es tercera generación de una de las familias más importantes del país: el grupo económico Matte. De ahí que su llegada a la cabeza de la Sofofa –gremio que reune a los grandes empresarios- fuera vista con especial atención. Bernardo Larraín Matte era la apuesta por un recambio generacional en el mundo empresarial.

Pero su gestión, que partió en 2017, ha implicado también el complejo desafío de conectar con una sociedad cada vez más crítica y más molesta con su elite empresarial y política. De hecho, él mismo tuvo que cargar con la mochila del caso de colusión de la papelera que afectó a la empresa de su familia.

Desde entonces, el director de Colbún ha querido imprimir un sello distinto. Romper la búrbuja y ser un actor más. Pero la desconfianza ciudadana no ha sido fácil de apaciguar. 

Le quedan seis meses en el cargo. Probablemente, los más intensos y gravitantes de las útimas décadas: un plebiscito constitucional ad portas y una crisis económica gatillada por la pandemia. Para navegar en esta aguas, la Sofofa preparó una hoja de ruta que pretende hacer una nueva comprension del país. 

-En ese documento de la Sofofa se dice que “Chile se encuentra en una encrucijada”. ¿Cuál es esa encrucijada a ojos del mundo empresarial?

-Tanto el estallido social como la pandemia permiten reconstatar ciertas brechas sociales, culturales y económicas que se vienen arrastrando desde hace tiempo. Lo que planteamos es que hay que mirarlas de frente y que tanto el proceso constitucional en curso como la recuperación económica partan por una recomprensión del Chile actual.

¿Y realmente tienen una recomprensión de este nuevo Chile?

-La empresa tiene una mayor comprensión de la calle de lo que algunos quieren presumir. Finalmente, la empresa se conecta con 5 millones de personas que son las que tienen un trabajo asalariado formal en Chile y con quienes son sus clientes. La empresa tiene harta calle.

-Sin embargo, la gente siente distancia, rabia frente a situaciones de abuso, desigualdad de trato, colusión. ¿Cómo lee ese malestar que expresó la calle en octubre? 

-Lo entiendo desde el punto de vista de una sociedad mucho más exigente. En el contexto de ciudadanos más escrutadores, por supuesto que fallas y delitos gravísimos como los que tú mencionas generan un gran rechazo. Eso se expresó o es lo que estaba detrás de las manifestaciones de indignación de octubre. Pero al mismo tiempo uno tiene que decir que el 85% de las personas declaran estar contentas con sus trabajos. Entonces, lo que el empresario percibe es quizás más lo segundo que lo primero. Y lo que el estallido visibilizó fue más lo primero.

“La empresa tiene una mayor comprensión de la calle de lo que algunos quieren presumir. Finalmente, la empresa se conecta con 5 millones de personas que son las que tienen un trabajo asalariado formal en Chile y con quienes son sus clientes. La empresa tiene harta calle”.

¿Éramos un país más precario de lo que creíamos? Pareciera que el diagnóstico de la élite era distinto a lo que pasaba en realidad…

-Eso es cierto. Ha habido una cierta autocomplacencia con los últimos 30 años. Yo reivindico esa etapa. Me siento muy orgulloso de lo se hizo, pero quizá ese orgullo adormeció nuestro espíritu reformista. Y adormeció también nuestra conciencia de que habían brechas que se mantenían y que causaban mucha indignación como el tema de las pensiones, de la salud…

-¿Y qué se hace con eso ahora?

-Mi convicción es que hay que buscar cuáles son las brechas sociales que se pueden cerrar. Y estamos caminando hacia allá. Quizás tendríamos que ir a mayor velocidad, con menos temor… Por eso, con un grupo de empresarios hicimos una carta para plantear nuestra posición respecto a lo que viene con el proceso constitucional y con la recuperación económica. Lo hacemos con optimismo. Nos distanciamos del catastrofismo de que todo lo que viene es para peor. Pero también nos distanciamos de la ingenuidad, de suponer que todo lo que viene va a representar soluciones mágicas para los problemas de Chile. 

TEMOR E INCERTIDUMBRE

-Habla de temor. ¿Hay miedo en el empresariado por lo que viene a partir del plebiscito? 

-Hay una incertidumbre que puede gatillar temor. La moneda está de canto y puede caer para un lado o para otro. Y, claro, cuánto la moneda está de canto, está en un equilibrio frágil. 

-¿Y qué es lo que alimenta ese miedo?

-El temor se origina por la incertidumbre. Si bien estamos en un mundo cada vez más incierto, cuando la incertidumbre se extiende a una impredecibilidad del marco institucional regulatorio general, ahí se torna complejo. O sea, cuando el debate del proceso constitucional no está dotado de contenido, hay más incertidumbre… 

-Por ejemplo…

-Si alguien teme que el Banco Central va a dejar de ser autónomo, créeme que eso va a implicar un camino complicado en materia de estabilidad macroeconómica, que es fundamental para Chile. Y ese temor surge de la especulación. No hay un debate profundo, donde los actores políticos digan: “Mire, aquí hay ciertas materias donde tenemos un mínimo común”. Entonces no hay claridad de si estamos frente a una mera especulación o podría ser una realidad. 

-¿Esto pasa, entonces, por transparentar las posiciones?

-Sí, y por aclarar cuáles los mínimos comunes. Eso generaría inmediatamente una reducción de incertidumbre. No es un temor al proceso en sí mismo, es un temor a un proceso carente de contenidos. Y hay un segundo temor: que este proceso se dé en un contexto de expresión violenta, de cancelación, de funa. Eso genera una incertidumbre compleja, porque inmoviliza y puede arriesgar el otro proceso en curso que es la recuperación económica. Ambos procesos –constitucional y económico- tienen vasos comunicantes bien profundos. 

“No es un temor al proceso en sí mismo, es un temor a un proceso carente de contenidos. Y hay un segundo temor: que este proceso se dé en un contexto de expresión violenta, de cancelación, de funa. Eso genera una incertidumbre compleja, porque inmoviliza y puede arriesgar el otro proceso en curso que es la recuperación económica”.

Como es claro que la discusión constituyente se dará en un momento de alto desempleo, con pobreza, ¿cree que eso podría condicionar el debate?

-No hay duda que si la crisis económica se profundiza o se extiende, eso va a tensionar el proceso constitucional. 

-¿Por qué?

-Porque las personas cifran una cierta expectativa en el proceso constitucional. Y si éstas no se realizan, porque la situación económica empeora, eso le va a generar una tensión a la discusión constitucional. Y viceversa. Si el proceso constitucional sigue estando lleno de incertidumbres en cuánto a las definiciones, en cuánto a si existe un ambiente polarizado, violento, eso también va a incidir en la recuperación económica…

-Y en ese escenario, ¿cuál debiera ser el rol del gobierno? Hay quienes dicen que el Presidente no está liderando el proceso… 

-Cuando yo digo que estos dos procesos (constitucional y económico) están carentes de contenido, de mirada a largo plazo, lo digo respecto de todos los sectores políticos, incluido el gobierno. Creo que el ministro Ignacio Briones hace esfuerzos gigantescos para instalar temas de largo plazo, pero la política, incluso de su propio sector, no le permite hacerlo. Hay una responsabilidad compartida. 

“Creo que el ministro Ignacio Briones hace esfuerzos gigantescos para instalar temas de largo plazo, pero la política, incluso de su propio sector, no le permite hacerlo. Hay una responsabilidad compartida”. 

REBARAJAR EL PODER

Este proceso constitucional implica también redibujar el mapa del poder. ¿Los empresarios están dispuestos a ceder poder? 

-Mira, los empresarios no tenemos que plantearnos en el debate público diciendo qué estamos dispuestos a entregar. Los empresarios tenemos que plantear nuestra opinion sobre qué es una buena política pública y cuál es una mala política pública. ¿Se preguntará por qué nosotros tenemos el derecho de expresar esa opinión?

-Sí.

-Porque somos un actor que se llama empresa, que es protagonista del desarrollo del país. En ese rol interactuamos todos los días con regulaciones, con leyes, con instituciones del Estado, con la política. Pero entiendo tu punto. El poder existe. Hay que organizarlo, distribuirlo, estructurarlo. Una buena parte del proceso constitucional, se trata de eso. Lo entiendo. El principal rol de una Constitución es cómo se estructura el poder. 

¿Cómo ve ese rebaraje del poder?

-Tener poder no es negativo en sí mismo. Depende cómo se ejerza. Por eso nosotros, desde que asumimos en la Sofofa, hemos apostado por ejercer el poder en forma transparente, bajarnos de un pedestal, sin dictar cátedra y entrando a la cancha de lo público, tal como entran organizaciones no gubernamentales, grupos de ambientalistas, academias, universidades. O sea, sin subirse a un pedestal, sin recurrir a los pasillos de la informalidad. 

 

5 de agosto del 2020, Santiago. En la foto Ricardo Ariztía, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Juan Sutil, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), y Bernardo Larrain Matte, presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA), se retiran del Palacio de La Moneda, tras finalizar la reunión con el Presidente de la República, para la implementación del plan “Paso a Paso y para la reactivación económica. Foto: Agencia Uno.

¿Diría que ya no existen los poderes fácticos que alguna vez denunció Andrés Allamand? 

-El concepto “fáctico” es, por definición, un ejercicio del poder en las penumbras, que influye por detrás. Yo creo que eso se rompe con el concepto de la transparencia y de pararte sobre lo que eres, que es lo que nosotros hemos hecho. De repente siento que para muchos actores, es atractivo quedarse con la caricatura del poder fáctico, de la influencia indebida, de los pasillos, de la acción oscura, pero no es así.

“Tener poder no es negativo en sí mismo. Depende cómo se ejerza. Por eso nosotros, desde que asumimos en la Sofofa, hemos apostado por ejercer el poder en forma transparente, bajarnos de un pedestal, sin dictar cátedra y entrando a la cancha de lo público”.

SIN CAMUFLARSE

¿Bernardo Larraín va por el Apruebo o por el Rechazo? 

-Yo soy presidente de Sofofa y decidimos ser prescindentes respecto de qué votarará cada uno. Sí  seremos muy activos en el debate de contenidos y de los procedimientos. Pero básicamente nosotros desdramatizamos el resultado del plebiscito. En ambos resultados –Apruebo o Rechazo- va a haber o una nueva Constitución o una reforma sustancial. Los chilenos van a decidir qué opción los convence más. 

La propuesta de Pablo Longueira de votar por el Apruebo para licuar una eventual derrota del Rechazo, ¿le parece atendible esa estrategia? 

-La mirada empresarial tiene criterios distintos a la mirada política. No quiero decir un lugar común, pero la empresa hoy está pensando en si subir su nivel de contratación, en si invertir. No está mirando la elección presidencial del próximo año. 

No le creo…

-No estoy diciendo que los hitos de los próximos meses no sean relevantes. Obviamente que lo son. Lo que digo es que la empresa está mirando los próximos 10 años. Nosotros tomamos un poquito más de distancia. Y cuando un dirigente político se expresa, está pensando cómo queda posicionado su sector político. El empresario tiene que convivir con eso. Solo digo en ese sentido que ojalá que haya una centroderecha moderna y una socialdemocracia moderna que miren al futuro. 

“Pero básicamente nosotros desdramatizamos el resultado del plebiscito. En ambos resultados –Apruebo o Rechazo- va a haber o una nueva Constitución o una reforma sustancial. Los chilenos van a decidir qué opción los convence más”.

Joaquín Lavín se ha declarado socialdemócrata. ¿Le resulta convincente su postura? 

-En general, a mí me gustan los liderazgos políticos nítidos. Todos podemos constatar que Chile requiere cerrar brechas sociales en salud, pensiones, segregación urbana, pero yo prefiero que un sector se exprese más claramente respecto a cómo lo va a hacer. ¿Con más Estado? ¿Desde la sociedad civil, con colaboración público-privada? Ambas posturas persiguen un mismo objetivo, pero hay una nitidez diferenciadora en cómo hacerlo. No me gusta cuando se empiezan a confundir los instrumentos con el objetivo. 

-¿Y cómo se entiende eso respecto de Lavín?

-Yo creo que una persona como Joaquín Lavín, que representa a un sector político relevante, tiene que buscar una mirada distinta de la socialdemocracia. No camuflarse bajo la mirada de la socialdemocracia. Y aprovecho de decir que ojalá que la socialdemocracia estuviera representada con más robustez por sus propios liderazgos, que hoy están bastante ausentes en el debate público.

– Ese “camuflarse” de Lavín, ¿le genera desconfianza? 

-No, no me genera desconfianza la persona de Joaquín Lavín. Al contrario, creo que él ha dicho cosas muy interesantes, pero esa expresión va en contra de la nítidez. La política es sana cuando hay muchos sectores políticos compitiendo de buena forma por llegar a administrar el Estado, pero que lo hacen desde sus propias convicciones.

“Yo creo que una persona como Joaquín Lavín, que representa a un sector político relevante, tiene que buscar una mirada distinta de la socialdemocracia. No camuflarse bajo la mirada de la socialdemocracia. Y aprovecho de decir que ojalá que la socialdemocracia estuviera representada con más robustez por sus propios liderazgos, que hoy están bastante ausentes en el debate público”.

-Hace unos meses, usted decía que Lavín era un liderazgo interesante porque rompía la inercia. ¿Cambió de opinión? 

-Yo valorizo los liderazgos políticos que rompen inercias, que mueven el tablero. Lavín es innovador, tiene una mentalidad abierta para incorporar ideas nuevas al debate. Eso lo sigo valorando. Pero la innovación no puede ser a costa de tus convicciones. La innovación debe ser desde tus convicciones. Y cuando Lavín se expresa como socialdemócrata, ahí, en esa expresión, yo me distancio… Valoro la política que se expresa desde la convicción. 

-En línea con los liderazgos que rompen inercia, ¿cómo observa el surgimiento de Daniel Jadue?

-Efectivamente, ha roto la inercia. Y la ha roto a tal punto que –según muestran las encuestas- su nivel de apoyo excede el de su partido político. Ahora, en el caso de Daniel Jadue, yo tengo diferencias de fondo. No es que uno valorice el romper inercias en sí mismo. Se valoriza romper inercias con ideas que sean compatibles con el desarrollo de Chile para los próximos 10 años. En ese sentido, me parece que las ideas que plantea Jadue, están mirando más hacia el pasado que hacia una economía del siglo XXI. 

¿Le parece añejas las postura de Jadue? 

-O sea, se ha expresado respecto de situaciones geopolíticas como la situación con Bolivia, ha planteado la nacionalización de los fondos de pensiones. ¿Qué significa nacionalización, cuando esos fondos son propiedad de los trabajadores? Entonces, es muy complejo cuando un político prioriza su ideología por sobre el conocimiento de la realidad. 

Pero si está subiendo en las encuestas, ¿será que hay algo su discurso que conecta con un sector de la sociedad? 

-Yo creo que la sociedad está empatizando con los gestores. Los primeros lugares de las encuestas son casi todos alcaldes. Por lo tanto, no es un empatizar con los planteamientos políticos de Daniel Jadue, simplemente es empatizar con la figura del alcalde. Es un tema de cercanía. 

¿Es de los que cree que Chile no está preparado para un Presidente comunista? 

-No es que no esté preparado. El tema es que no le convienen las ideas que están detrás de una candidatura comunista. No por tenerle temor al Partido Comunista, sino porque sus contenidos, sus planteamientos, están profundamente equivocados con lo que es la sociedad actual.

“No es que uno valorice el romper inercias en sí mismo. Se valoriza romper inercias con ideas que sean compatibles con el desarrollo de Chile para los próximos 10 años. En ese sentido, me parece que las ideas que plantea Jadue, están mirando más hacia el pasado que hacia una economía del siglo XXI”.

-Hay quienes dicen que Chile se izquierdizó. ¿Qué dice usted?

-Puede que la política se haya izquierdizado, pero no el país. Hay un desacople entre la ciudadanía y la política.  Además, es un poquito prematuro para decir si Chile se fue hacia uno u otro sector.

-¿Pero no es sintomático que aún no se visualice una opción presidencial de centro?

-Falta todavía. Yo esperaría a que en ese tiempo se empiece a llenar el mapa político con actores que, con nitidez y desde sus posiciones políticas claras, entren a la cancha. Ojalá que surja un candidato de la socialdemocracia… 

-¿De la verdadera socialdemocracia? 

-O sea, de la socialdemocracia que uno conoce en todas partes del mundo. No sé si es verdadera o no, pero me refiero a la socialdemocracia que es protagonista de la política mundial. Me sorprende que en Chile se empiece a establecer que hay ciertos sectores políticos que están obsoletos porque Chile cambió. 

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