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Actualidad

7 de Octubre de 2020

La primera evasión masiva en el Metro: Así fueron los tensos días previos al estallido social

Foto: Agencia UNO

El primer lunes de octubre del 2019, una avalancha de estudiantes secundarios fue grabado bajando las escaleras del metro U. de Chile y saltando los torniquetes sin pagar. No está claro si fueron los primeros en hacerlo. En esos días, habían rumores de acciones similares en otras partes de la capital. Sin embargo, ninguna se mediatizó tanto como esta y, desde ese día, las evasiones masivas se comenzaron a multiplicar. En The Clinic, revivimos el tenso preludio del estallido social, que comenzó con un alza de 30 pesos del pasaje de Metro y terminó con estaciones completamente incendiadas la noche del 18 de octubre.

Por

Dos semanas antes del estallido social, el Gobierno había presentado la nueva tarifa del transporte público en la Región Metropolitana, que incluía un alza de 30 pesos para los pasajeros del Metro.

El primer lunes de ese mes, quienes reaccionaron a la medida fueron principalmente estudiantes secundarios, quienes poco a poco comenzaron a implementar una nueva forma de manifestación: Las evasiones masivas.

En The Clinic, revivimos el tenso preludio que tuvo el estallido social, las fuertes imágenes que dejaron los enfrentamientos en las estaciones de Metro, y las decisiones de las autoridades que terminaron detonando el 18-O.

INSTITUTO NACIONAL: LA PRIMERA ZONA CERO

A mediados de 2019, la esquina de Arturo Prat con la Alameda se había convertido en una verdadera zona de conflicto. Tomas, desalojos, revisiones de mochilas, enfrentamientos, overoles blancos, gas pimienta, bombas molotovs y lacrimógenas se habían vuelto parte del paisaje del Instituto Nacional. El alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, llegó a hablar de “manzanas podridas” e incluso amenazó con cerrar el establecimiento.

La escalada de violencia continuó hasta agosto, cuando una imagen recorrió todos los portales noticiosos: Un grupo de Fuerzas Especiales de Carabineros se había apostado en el techo del colegio para controlar los incidentes. En un reciente reportaje de The New Yorker, el ex presidente del centro de alumnos, Rodrigo Pérez, recuerda lo humillante que fue esa situación: “Los carabineros orinaban en el techo y esa orina caía a las salas de clases”.

Justamente en ese lugar comenzaron las evasiones masivas en el Metro de Santiago. El lunes 7 de octubre del 2019, el primer día hábil después del alza del pasaje, decenas de estudiantes se congregaron en la entrada del Metro Universidad de Chile y realizaron una avalancha humana para acceder al tren subterráneo sin pagar.

https://www.instagram.com/p/B3U7b1jFSxE/

El hecho fue compartido ese mismo día por CursedIN, una cuenta de Instagram creada por los propios estudiantes con el principal objetivo, hasta ese entonces, de compartir memes. Sin embargo, sus administradores habían asumido cierto compromiso con la movilización: Grabaron la acción, la editaron con la aplicación InShot para darle un ritmo más vertiginoso y se le agregó la canción “La Estampida” del grupo español Ska-P. Una vez publicada, rápidamente se viralizó por las redes sociales.

La avalancha se repitió toda esa semana. El modus operandi era el mismo: Los secundarios se agrupaban y bajaban en masa las escaleras de la estación hasta llegar al andén. La del día miércoles fue especialmente masiva. Al día siguiente, algunos carabineros se apostaron en la estación, pero fueron totalmente sobrepasados por la multitud. El viernes modificaron su plan y pasaron de largo por el centro cívico de Santiago, hasta el metro Bellas Artes, donde volvieron a saltar los torniquetes.

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Si bien el alza del pasaje no afectaba la tarifa escolar, los estudiantes argumentaban que su aumento influía directamente en la economía familiar. En diálogo con The Clinic, uno de ellos explicó que “son nuestras familias las que deben pagar los costos. A mí me lo paga mi mamá y también tiene que pagarse el pasaje a sí misma. Tiene que pagar casi 50 lucas mensuales en ir y volver al trabajo. Entonces, es una cuestión que pesa en el bolsillo”.

Frente a estas avalanchas no hubo mayor resistencia hasta que la ministra de Transportes, Gloria Hutt, tomó la decisión de cerrar algunas estaciones y amenazó con quitarle el beneficio de la TNE a los evasores. En ese escenario, uno de los estudiantes lanzó una frase que, un año después, suena como un augurio: “Cerrar el Metro es lo peor que pudieron haber hecho. La gente trabajadora va a tener que romper esas rejas y el enojo va a llegar a todos lados”.

LA ESCALADA

El miércoles 16 de octubre, el expresidente del directorio de Metro, Clemente Pérez, fue entrevistado en 24 Horas por las evasiones masivas. En la instancia, el ejecutivo le restó mérito a las manifestaciones. Las ninguneó, señalando que apenas representaban un mínimo porcentaje de los casi tres millones de santiaguinos que ocupan el tren subterráneo diariamente.

En ese contexto, lanzó la frase que lo hizo famoso en los días previos al estallido social: “Cabros, esto no prendió. No son más choros, no se han ganado el apoyo de la población, ni siquiera en Twitter, donde se supone que este tipo de movimientos tiene más apoyo. La gente está en otra, el chileno es bastante más civilizado y yo lo único que he visto es un gran rechazo a este tipo de actitudes”.

Por esos días la movilización estaba en plena fase de expansión. Estudiantes de otros colegios se habían plegado a las evasiones masivas. Los del Instituto Nacional realizaron una alianza espontánea con las alumnas del Liceo 1 Javiera Carrera para evadir el metro Santa Ana.

Durante la tarde se sumaron estudiantes del Liceo Industrial A-20. Llegaron nuevamente hasta la combinación de Santa Ana, en el bandejón central de la Alameda, pero se toparon con las rejas cerradas. La barrera, lejos de intimidarlos, apenas significó un desafío y fue derrumbada por los estudiantes.

https://www.instagram.com/p/B3nvG6AFilL/

Como las manifestaciones iban creciendo, el Gobierno decidió cambiar de estrategia y pasó a la acción. El Ministerio del Interior instruyó a Carabineros para copar las estaciones y evitar las evasiones. Sin embargo, el resultado fueron múltiples enfrentamientos en prácticamente toda la red. Los choques con la fuerza policial se registraron incluso en comunas lejanas al centro, como Puente Alto, La Florida y Maipú.

Además, los estudiantes decidieron incorporarle una nueva etapa a su movilización: Una vez que lograban sortear la barrera policial, se sentaban en el andén, frenando completamente el funcionamiento del Metro. El boicot se hacía insostenible para las autoridades.

Metro Vicente Valdés. Foto: Agencia UNO

EL 18-O

En el mundo político, estos hechos desataron álgidos debates. Esa misma mañana del 18 de octubre, el senador José Miguel Insulza (PS) cuestionaba al diputado Gabriel Boric (FA) porque había calificado este movimiento como “desobediencia civil”. “Yo soy partidario de reprimir con energía”, dijo sin miramientos.

A esas alturas, en las evasiones masivas ya no se veían sólo estudiantes de uniforme. Las convocatorias se habían coordinado y multiplicado por redes sociales, y habían atraído a todo tipo de personas. Sin embargo, ese viernes los accesos amanecieron copados de funcionarios de Fuerzas Especiales de Carabineros.

Metro Moneda. Foto: Agencia UNO

Al mediodía, las redes sociales se llenaron de videos de enfrentamientos, forcejeos, golpizas y detenciones en distintos puntos de la capital. La estación Moneda registró un tumulto en sus dos entradas, mientras que la imagen de un televisor cayendo y explotando en las vías de la Línea 1 se reprodujo en todos los noticiarios de la hora de almuerzo.

Para el Gobierno, la situación se había vuelto intolerable y decidieron radicalizar sus medidas. Durante la tarde, el entonces ministro del Interior, Andrés Chadwick, anunció que aplicarían la Ley de Seguridad Interior del Estado contra quienes participaran de las evasiones.

Dicha acción, en lugar de controlar el caos, produjo el efecto contrario. Esa noche se registraron barricadas y protestas en distintos puntos de la RM y del país. Durante la madrugada se decretó Estado de Emergencia. Al fía siguiente, el saldo era elocuente: De las 140 estaciones de Metro en el Gran Santiago, 41 sufrieron destrozos y varias de ellas resultaron completamente quemadas. Había comenzado el estallido.

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