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Reportajes

30 de Diciembre de 2020

Réquiem por los que ya no están

Para muchos de ellos no hubo una última caricia, un último abrazo, un último ritual, ni pudieron siquiera ser cargados por sus familiares. Todos, salvo Sepúlveda, forman parte de los 16.443 fallecidos inscritos por Covid19 que, al cierre de esta edición, reportaba el Minsal. A modo de homenaje, aquí repasamos algunas historias de quienes partieron este año aquejados de coronavirus.

Por

Osiel Sebastián Araya, 13 años, primer menor de edad fallecido de COVID19 en Chile

Falleció el 7 de mayo en el Hospital Luis Calvo Mackenna

Tenía 13 años. Nueve de ellos los vivió como un niño sano, y cuatro con múltiples enfermedades que decantaron en un trasplante de médula, realizado el 16 de enero de este año en el Hospital Luis Calvo Mackenna. Desde esa intervención, Osiel Sebastián Araya, Sebita, como le decían sus padres y amigos, no volvió a pisar una calle ni mucho menos su casa. El hospital se convirtió en el lugar desde el que se comunicaba a través de su celular y donde jugaba juegos en un televisor adaptado para él. La emergencia por el COVID19 lo obligó a tener una de las más duras estadías que un niño puede pasar en cualquier recinto de salud: desde marzo las visitas se limitaron y cada ingreso de sus padres implicaba un riesgo para su frágil salud. La primera semana de mayo, el temor de que una visita contagiara a uno de los menores hospitalizados se convirtió en una certeza: según la versión oficial del hospital, la madre de Sebita, sin saber que había contraído el virus, lo visitó. El pequeño no tardó en dar positivo y rápidamente se agravó. Falleció el 7 de mayo. La única persona de su círculo familiar que pudo verlo antes de morir fue su padre, quien le dio un último beso en la frente la víspera de su partida.

Al funeral no pudieron asistir más de 15 personas. Entre ellas, no pudo estar su madre porque aún estaba en cuarentena.

Crédito: Fotografía cedida

René Sánchez, 67 años, primer médico chileno en morir a causa del coronavirus

Doctor del Hospital Sótero del Río y Clínica Vespucio

Falleció el 26 de mayo en la Clínica UC San Carlos de Apoquindo

En el último llamado que hizo con su familia antes de que fuera intubado, les pidió a todos que estuvieran tranquilos.

René Sánchez trabajó hasta el último día. “Estuvo durante un mes luchando por superar esta enfermedad”, explicó el doctor Gonzalo Menchaca, director del Hospital Sótero del Río, cuando se refirió públicamente sobre el fallecimiento del internista, médico cirujano y  gastroenterólogo. Sánchez fue hospitalizado y a los tres días intubado. Luego falleció. Francisco, uno de sus hijos, conversó con CNN Chile sobre lo cariñoso, preocupado y cercano que era su padre. Terco, también. Pedirle -contó su hijo- que se quedara en casa y que no siguiera atendiendo pacientes fue una misión absolutamente imposible. En el homenaje virtual que le hicieron en el sitio del Hospital Sótero del Río, hay un mensaje de un hombre llamado Sebastián Caro: “Pude ver su trabajo y sacrificio de cerca. Muchas veces realizando procedimientos en el pasillo del hospital atestado de pacientes. Le agradezco doctor todas las atenciones que le dio a mi padre, y también su visita en los últimos momentos de su vida”.

Crédito: Colmed

Luis Sepúlveda, 70 años, el primer caso -y chileno- de COVID19 en Asturias

Escritor

Falleció el 16 de abril en el Hospital Universitario Central de Asturias

Antes de que siquiera se confirmara el primer caso en Chile -el 16 de marzo-, el escritor Luis Sepúlveda, quien residía hacía 23 años en la región de Asturias, en España, dio positivo a COVID19. Era el 29 de febrero. Su padecimiento no fue ni fugaz ni muy rotundo. La salud del autor de “Un viejo que leía novelas”  fluctuó entre días peores y leves mejorías, que terminaron con Sepúlveda intubado y, luego, fallecido.

A su funeral, por las estrictas medidas sanitarias que tenía España en esa fecha, sólo pudieron ir tres personas, entre ellas su señora, la poeta Carmen Yáñez y una nieta. Días después, la viuda hizo una aparición en su cuenta de Facebook para agradecer las muestras de afecto recibidas virtualmente y también el homenaje que centenares de residentes de Gijón, le realizaron alzando libros de Sepúlveda con el fin de recordar su obra y vida. El escritor dejó seis hijos y un viaje pendiente al Chile post estallido, que siguió con tanta atención en sus últimos meses de vida.

Crédito: EFE

Nelson “Pipo” Arancibia, 70 años: El solitario adiós de un humorista que trabajaba a escenario lleno

Humorista

Falleció en la Clínica Santa María

El apodo “Pipo” surgió de manera casual en el Festival de la Iglesia de Andacollo cuando él tenía 25 años. Nelson Manuel, su nombre de pila, fue a dicho evento para ayudar a unos amigos músicos a acarrear instrumentos. Esa inocua jornada terminó siendo un punto de quiebre: quien debía subir a realizar el bloque humorístico tuvo un problema de última hora. Nelson, sin expectativas, se ofreció para subir al escenario como relleno. La producción aceptó. Le preguntaron su nombre para presentarlo y uno de sus amigos contestó por él: “¡Pipo, se llama!”. A Nelson, contó después en una entrevista televisada, le costó años amigarse con el apodo.

El humor de Pipo escaló rápido. Se hizo conocido por sus cassettes “Humor con espionaje”, por sus agudas imitaciones a Augusto Pinochet y por hacer sus clásicas rutinas “sin censura” que posteriormente llegaron al programa Coliseo de Selección de Mega. Antes de declarada la pandemia, Pipo Arancibia seguía subiéndose a escenarios y haciendo rutinas con su filuda lengua, la misma que en 2014 en el Festival de Dichato lo hizo tener una exitosa y comentada participación, y la que por décadas hizo reír a familias completas que veían sus rutinas en televisión o en vivo. 

Pipo vivía en Santiago con su señora, Norma Acevedo, hasta que fue ingresado de gravedad a la Clínica Santa María con un serio cuadro respiratorio a causa del COVID19. El 4 de junio, al mismo tiempo en que los casos de contagios aumentaban considerablemente,  la chispa y el humor de Pipo se apagaron para siempre. 

Crédito: Agencia Uno

Carlos Espinoza, 74 años: 56 días batallando en una UCI

Empresario

Falleció el 17 de mayo en la Clínica Santa María

Carlos Espinoza tuvo 56 días de agonía y una historia que fue contada, día a día, a través de Twitter por Daniela (34), la menor de tres hermanos. Los primeros síntomas de COVID19 que tuvo Cralos, dueño de un garage en Estación Central y quien vivía en la comuna de Maipú, los tuvo junto a  Silvia, su señora, después de un viaje de tres días en Lima, Perú. Un periplo que tenía una carga emocional: era el regalo de aniversario de parte de Carlos, Marcela y Daniela, sus tres hijos. 

El matrimonio partió el 11 de marzo -a ocho días de anunciar el primer caso de COVID19 en Chile-. El 14, empezaron con síntomas. El 17, con ayuda del consulado de Chile en Perú, llegaron a Chile en pleno cierre de fronteras y con los primeros síntomas. Con el desconocimiento de que el COVID19 puede provocar malestar estomacal también, se aferraron a la idea de que podía ser una infección de ese tipo, y para no preocupar a sus hijos, prefirieron bajarle el perfil a los más de 39 grados de fiebre que el hombre ya tenía. Eso, hasta el 23 de marzo, cuando el hijo mayor del matrimonio decidió llamar a una ambulancia, cuando su padre ya tenía síntomas respiratorios severos.

El ingreso no tuvo retorno. Durante los 56 días de lucha de su padre, Daniela escribió su evolución por Twitter, mientras él figuraba intubado y con un progreso fluctuante dentro de su gravedad. “Su papá, dentro de su condición, está levemente mejor”, escribió Daniela el 4 de abril. “17 días luchando con pequeños avances”, consignó el 15 de abril. “El panorama sombrío, no poder abrazarse para contenerse. Por lo menos ya me traje a mi mamá para la casa, lloramos, añoramos un milagro, evadimos y los días son horrendos. Nadie merece esto, nadie”, escribió el 08 de mayo. 

El 17 de mayo se cerró la historia sin una despedida, sin poder abrazarse siquiera en un funeral con estrictas restricciones sanitarias: “Ha partido una parte de mí, mi lugar seguro, mi refugio, un hombre bueno y un gran hombre. Luchaste 60 días, te amo papá. Descansa en paz”.

Crédito: Registro familiar

Lorena Durán, 42 años, primera funcionaria de salud fallecida a causa del COVID19

Funcionaria del Consultorio General Rural de Lastarria en Gorbea, Temuco

Falleció el 29 de abril en el Hospital Regional de Temuco

Con aplausos, con globos, con distancia, sus dos hijas, su marido, y amigos de la familia despidieron a Lorena Durán Herrera la mañana en que entregaron su cuerpo en Temuco.  Lorena, contaron sus familiares, era amable, atenta, cariñosa y  comprometida con su trabajo, donde estuvo por casi 10 años como funcionaria administrativa en el Consultorio General Rural de Lastarria en Gorbea, en el sur de Temuco. Ahí, su misión era recibir a los pacientes en el Servicio de Orientación Médica Estadística (SOME), el área encargada de gestionar todas las horas de atención abierta. Ahí, es donde se mantuvo hasta que tuvo los primeros síntomas de contagio a mediados de marzo.

Su caso fue uno de los primeros que se contabilizó en la región. Lorena se agravó rápido. No ayudó que se hiciera un PCR, porque salió negativo hasta que llegó al Hospital Regional de Temuco, donde quedó internada, con problemas respiratorios.

Ahí estuvo 39 días con ventilación mecánica hasta que durante la madrugada del miércoles 29 de abril se convirtió en la primera funcionaria de salud fallecida por COVID19 en Chile.

Para Lorena, a quienes sus compañeros de trabajo llamaron “mártir”, no hubo velorio, sólo los aplausos con distanciamiento social, mientras su carroza salía camino al cementerio. 

Crédito: Confusam

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