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3 de Marzo de 2021

Normandie, Alameda y El Biógrafo: El desafío de las salas de cine arte de Santiago en medio de la pandemia, el streaming y los efectos del estallido

Cedida/Agencia Uno/Cedida

Luego de once meses, el Cine Arte Normandie, Cine Arte Alameda y Cine El Biógrafo están volviendo a encender la pantalla grande. Sin embargo, ya nada es igual: la pandemia aceleró un proceso de transformación de la industria cinematográfica cuyo detonante mayor es el streaming. ¿Cuál es el valor que distingue a las salas independientes en una época saturada de contenido? En este articulo, The Clinic conversa con las voces representativas de estos tres símbolos culturales y especialistas del cine para vislumbrar el porvenir, que no es tan oscuro como aseguran algunos.

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No es la primera vez que el Normandie, el Cine Arte Alameda y El Biógrafo se enfrentan a aquellas profecías pesimistas que anuncian la muerte de los establecimientos de su género. Sus falsos verdugos fueron primero el VHS, DVD y el Blue Ray y ahora todos apuntan al streaming. A pesar de ello siguen vivos y la pregunta clave parece ser si saldrán del estado de coma en que están.

La esperanza está en el entusiasmo de los espectadores por revivir la experiencia cinematográfica en este tipo de espacios culturales, lo que quedó de manifiesto tras la reapertura de salas a partir del pasado 18 de febrero. No obstante, todo indica que la industria audiovisual vive un proceso de cambio que se vio acelerado por la pandemia

Plataformas como Disney Plus y HBO irrumpen en los hogares y en solo un par de meses, logran disputarle parte de la torta a Netflix y Amazon Prime Video. Según un estudio de agencia Jelly, el 42,4% de los encuestados consume entre tres y cinco horas de streaming al día.

¿Qué cambiará? Algunos críticos de cine advierten sobre un nuevo formato híbrido que va a imperar: los estudios de cine estrenarán películas en las salas y al mismo tiempo en sus plataformas online. Los perjudicados serían las grandes cadenas por un modelo de negocios cuya base es la audiencia masiva y la venta de cabritas o pop corn. Lo que ocurrirá con el cine arte es una incógnita, pero hay algunas luces. 

El Biógrafo/Cedida

Cuando la película se fue a negro

Para el Normandie, Alameda y El Biógrafo la crisis ya se arrastraba desde antes de la pandemia. Las manifestaciones durante el estallido social mermaron la concurrencia a las salas y el toque de queda obligó a suspender las funciones.

En medio de esta tragedia, el Cine Arte Alameda, que se transformó en un lugar ícono de los días de protesta auxiliando a los heridos, sufrió una herida casi mortal, cuando a fines de diciembre de 2019 un incendio destruyó 28 años de historia y lo redujo a cenizas. “Una bomba molotov de los manifestantes no fue. Imposible llegar con una molotov donde se produjo el incendio”, advierten desde el centro artístico. 

Incendio Centro Arte Alameda/AGENCIAUNO

Para recuperarse transitoriamente, la sala de cine se trasladó al Centro de Extensión del Instituto Nacional (Ceina), pero sólo días después se detectó el primer caso de Covid-19 en el país, por lo que tuvieron que apagar sus proyectores durante casi un año.

En lo que parecía un veranito, el Cine Normandie pudo reabrir en noviembre, aunque sólo un par de semanas ya que Santiago volvió retroceder de fase y las butacas comenzaron a juntar polvo nuevamente.

Con la apertura de los cines a partir del pasado 18 de febrero en las comunas en fase 3 o superior, las voces que representan a las tres salas independientes más tradicionales de Santiago se sienten esperanzadas de cara al porvenir. Su ilusión tiene como base el selecto y fiel grupo de espectadores que han tenido por décadas y el exitoso proceso de vacunación. Si bien jamás se han dejado llevar por aquellos presagios que anuncian el fin de las salas, aceptan que han sido duramente golpeados por la pandemia.

“Un acto de generosidad”

“La curatoría es un acto de generosidad: estás compartiendo lo que amas y lo que te ha inspirado”, declaró el aclamado cineasta Martin Scorsese en su reciente ensayo “I’ll Maestro: Federico Fellini y la magia perdida del cine” publicado en Harper’s Magazine. En tiempos donde los algoritmos dominan a los usuarios del streaming, la curatoría de películas es una de las principales características que definen a las salas independientes.

La crítica de cine, Ana Josefa Silva, la define como la elección de una obra artística por parte de una persona con experiencia para luego ofrecerla a un público determinado. “Efectivamente es un acto de generosidad”, concuerda la periodista a propósito de Scorsese. “Las salas de cine arte eligen sus películas no pensando en sí les va a facturar la taquilla, la eligen pensando que es una oferta que le tienen a su público con cariño”, explica. 

Tras el incendio y la pandemia, el Cine Arte Alameda lanzó su propia plataforma online y su directora, Roser Fort, explica que el canal ofrece largometrajes y material audiovisual, “pero elegidos con pinzas”. Y es en este punto donde “Centro Arte Alameda TV” se desmarca de otras plataformas de streaming masivas.

“Es diferente tener un volumen muy amplio, pero no necesariamente de calidad”, comenta Fort, añadiendo que “nuestra oferta es de calidad y con películas premiadas en los distintos festivales internacionales”. En este espacio digital destacan largometrajes de prestigiosos cineastas como David Lynch, Werner Herzog, Jim Jarmusch, Gus Van Sant y más.

Centro Arte Alameda TV/Captura Twitter

Ana Josefa Silva menciona que los canales digitales como el del Centro Arte Alameda han ayudado a que la audiencia “pierda el miedo” a ese rótulo de “cine arte” que tiende a alejar a las personas. “La gente se imagina que es algo difícil, enredado, complejo, y que tienes que estudiar cinco años para entenderlo, y no. Cine arte o cine independiente es el término que se utiliza para diferenciar al arte de la industria”, señala. Pero eso no significa que sea mejor o peor. “Son opiniones subjetivas”, recalca la periodista.

Scarlett Bozo, gestora cultural del Cine Arte Normandie, comenta que el cine arte es un gusto adquirido y que “una vez que lo conoces es muy fácil que te guste (…) Nosotros trabajamos con colegios y universidades para formar audiencias. Para que te guste tienes que conocer la experiencia, vivirla”. 

Cine Arte Normandie/Cedida

La preferencia por exhibir aquellas obras que no provienen de la industria hollywoodense, es un valor añadido, explica Silva, ya que es “un tipo de cine que de otra forma no veríamos y que permite comparar nuestra realidad con la de otras sociedades del mundo“. 

En ese sentido, la cartelera del cine ubicado en Barrio Lastarria es quizás la más segmentada de todas.

“El cine El Biógrafo se caracteriza por ofrecer cine no-norteamericano”, precisa Carolina González, encargada de Comunicaciones y Programación del recinto. La sala exhibe principalmente cine europeo, pero también cine japonés, ruso, de la Europa del Este y hasta hindú. “Pero no norteamericanas”, subraya. “No porque tengamos un problema con ellas. El asunto es que hay muchas salas donde exhiben películas norteamericanas, y pocas salas donde exhiben cine europeo”, argumenta.

El Biógrafo/Cedida

El streaming: ¿una amenaza para el cine tradicional?

Sin público no hay proyecto”, asegura la directora del Centro Arte Alameda. “Pero público hay”, añade confiada. Y para corroborarlo -indica- sólo basta evidenciar el gran número de espectadores que llegó hasta las salas independientes durante las primeras funciones de la reapertura.

Por este mismo motivo, Scarlett Bozo afirma que esta no es la peor crisis que ha sufrido la sala de calle Tarapacá. “La peor época del cine Normandie fue a principios de los 90 y tenía que ver con un periodo en que no teníamos público”. En esta ocasión, en cambio, el panorama es distinto. “Ahora, al igual que en la reapertura de noviembre, hemos tenido una super buena respuesta del público. Sería distinto que a esto se le sumará que la gente no está yendo al cine. Eso es realmente una crisis profunda”, valora.

“Creo muy difícil que no haya público porque el cine ha vivido más de cien años y ha tenido que superar etapas super difíciles como la televisión, los videos y ahora Netflix”, puntualiza. 

Por otro lado, Carolina González de El Biógrafo, reconoce las comodidades que proporciona el cine por streaming. No obstante advierte que es una experiencia donde la concentración está constantemente amenazada por diversos factores externos. “Te paras, vas al baño, comes o tomas algo, suena el celular, se te despertó la guagua y el vecino pone música fuerte… puede haber montones de distracciones diferentes. Igual ves la película y la disfrutas, pero no la vives como en la sala”, recalca. 

Netflix/Pixabay

Cine arte online

Como no todo es Netflix o Amazon, también han ido en aumento las plataformas que apuestan por el “cine arte” bajo la práctica de la curatoría: Mubi, Criterion Channel y Filmin son algunas de las más prestigiosas. En esa línea, Christian Ramírez, crítico de cine y fundador del microcine Sala K, considera que el crecimiento de esa oferta digital se debe a la escasez de salas independientes que proyectan ese tipo de obras de forma presencial. En cambio, señala, el foco de plataformas como Netflix, Disney Plus y sus competidores “está en lo masivo. De ahí la escasa presencia de clásicos en sus respectivas parrillas de programación”, detalla.

La periodista Ana Josefa Silva considera que hay un “futuro interesanteen el modelo híbrido que han adoptado ciertas salas independientes como el Centro Arte Alameda. “Tenían un público, y ahora ese público se les está agrandando gracias al streaming”, explica.

Sin embargo, en el Cine Arte Normandie han decidido no tomar esa opción. “El Normandie siempre ha apostado por el cine en sala”, argumenta la gestora cultural del recinto. “Es el formato original y creemos que ese es un valor que no te da la pantalla chica”, agrega, opinando además que la lógica digital “no es un negocio que parece tan prometedor, ni que nos interese mucho”, sentencia. Desde Centro Arte Alameda respaldan esta teoría, pues confiesan que el formato streaming no genera los mismos ingresos que el cine presencial. “Y además, la experiencia cinematográfica y el visionado en una sala de cine, es irremplazable”, añade Roser Fort.

Lo cierto es que la irrupción del streaming en el mercado multiplicó las posibilidades del espectador para disfrutar de películas y series. Por ello mismo, Carolina González, encargada de la programación del cine del barrio Lastarria, concluye que la diversidad de ofertas son una ventaja para el público, cuya preferencia es siempre subjetiva. “Hay gente que no le gusta ir a la sala de cine y efectivamente la prefiere ver en su casa. Está perfecto, para eso existen las plataformas. Y al que le gusta la sala de cine va a seguir yendo. Todos tenemos alternativas y eso es mucho mejor. El único ganador es el espectador”, resalta. 

Presentación de la película “Monos” (Alejandro Landes) en el Centro de Extensión del Instituto Nacional (Ceina), febrero de 2020/Cedida

¿Y quién sería el perdedor? Para el periodista Christian Ramírez, el problema con la sobreoferta de películas lo tienen las salas y plataformas que las exhiben, puesto que tienen que competir por conquistar a un espectador que tiene cada vez más opciones y menos tiempo. Incluso -señala- la curatoría por sí sola no es una ventaja en el mercado. “Debe estar acompañada de algo más”. Para el fundador de Sala K, ese “algo” debe apuntar a mejorar la experiencia del público. Por ejemplo, a través de “encuentros con cineastas, material extra, formación de espectadores. Eso marcará la diferencia en el futuro”, sentencia. 

Experiencia cinematográfica = Experiencia colectiva y urbana 

Desde el Cine Arte Normandie reconocen que las plataformas digitales representan un desafío pero al mismo tiempo recalcan aquellas cualidades propias de la sala de cine que la tecnología no podrá alcanzar. Una de ellas es la relación entre el séptimo arte y la ciudad. “El cine tiene que ver con una experiencia urbana. Cuando vas al cine te relacionas con la ciudad. Y es completamente distinto a ver una película en tu casa, ya que es una experiencia privada. Es como lo individual versus lo colectivo”, plantea Scarlett Bozo. 

Cine Arte Normandie/Cedida

La mayoría de las salas de “cine arte” siempre han estado insertas en el casco histórico de Santiago, a diferencia de las multisalas que, por lo general, forman parte de los centros comerciales. El Cine Arte Normandie está ubicado en Calle Tarapacá; el Cine Arte Alameda estaba justamente en plena Alameda; y el Cine El Biógrafo pertenece al histórico Barrio Lastarria

“Cuando vas al cine es un panorama. Te juntas con un amigo, con tu pareja, o incluso sólo. Pero el hecho de tomar el metro, caminar por las calles de Santiago, tomarte un café antes, tomarte una cerveza después, comentar la película… Es diferente a terminar tu trabajo y ponerte a ver la tele y apretar el botón de Netflix”, ejemplifica la gestora cultural del Normandie. 

Aquella experiencia urbana y colectiva sustenta el optimismo de Ana Josefa Silva respecto al futuro de las salas independientes. “La experiencia de convivir en una sala con otros espectadores es irremplazable”, asegura. “Se trata de un grupo social que no se conoce entre sí, pero que se ríen juntos y se le caen las lágrimas juntos. Esa es una experiencia humana que no tiene reemplazo”.

Sin embargo, la también columnista apunta que el verdadero “cambio dramático” lo sufrirán las cadenas de cine. A diferencia de las salas independientes, “sus verdaderas ganancias están en la venta de confiterías y en la masividad de espectadores”, explica. Por tanto, se trata de un modelo de negocios que combina ver películas con otras variables. “Era una conjunción armónica, pero ha colapsado. Y ellos sí que fueron terriblemente golpeados”, asegura. 

El fundador de Sala K, Christian Ramírez, coincide con dicha apreciación. Lo más probable, advierte, es que las multisalas se reduzcan. “Ya no conviene tener un modelo de 20 pantallas en un mall. No saldrá a cuenta”. Incluso, anticipa, es posible que vuelvan a emitir películas independientes “pues el negocio de la exhibición sin duda cambiará post-pandemia”.

Cine Arte Normandie/Cedida

Una nueva película comienza

Mientras estuvieron cerradas las salas mejoraron sus espacios, renovaron butacas y modernizaron sus equipos, manteniendo siempre aquel estilo tradicional que los caracteriza.

En el espacio de calle Tarapacá hay una evaluación positiva. “La gente cree mucho en este cine. Nos damos cuenta por la recepción que tenemos. Desde el primer día, como un rito. Hay un cariño muy grande con las salas”, comenta una de sus encargadas. Actualmente tienen en cartelera “El Agente Topo” y “Tenet”, de Christopher Nolan. 

El Cine Arte Alameda pondrá énfasis en lo que catalogan como “marzo feminista“, con largometrajes dirigidos por mujeres que se tomarán la cartelera. Además, exhibirán cintas como “Tengo Miedo Torero”, “El Príncipe” y “Harley Queen”. Además, Roser Fort asegura que la venta será online para garantizar la trazabilidad.

El Cine El Biógrafo también abrió desde la primera semana de marzo con todas las medidas sanitarias correspondientes, aunque aún no han revelado la cartelera. Quizás exhiban cintas de Europa del Este o de Asia, para conquistar a aquellos amantes del cine independiente que están muy atentos a la oferta programática de este espacio cultural de Barrio Lastarria.  

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