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3 de Agosto de 2021¿Cómo ha sido la vuelta a clases? Las distintas caras del retorno a la escuela presencial
A una semana del regreso a modalidad presencial: ¿Cuáles son las principales razones por las que los padres envían sus hijos a la escuela? ¿Cuáles son las inseguridades que tienen? Aquí, dos familias y dos expertas comentan la situación actual.
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El día de Isa Jachura comienza aproximadamente a las ocho de la mañana. Hora que coincide con el ingreso laboral de su marido, que sale a las 7:50. Ambos tienen tres hijos, el más pequeño tiene 14 años y cursa octavo básico. La siguiente tiene 16 y va en tercero medio. El más grande tiene 22 años y cursa su octavo semestre universitario. Para los tres la modalidad es la misma: clases online.
Viven en Arica, comuna que transita la fase tres del Plan Paso a Paso desde hace dos semanas. Cada uno tiene su computador y suelen conectarse en sus respectivas habitaciones. Los horarios de ingreso a clases varían dependiendo del día, pero no tienden a sobrepasar las nueve de la mañana. El colegio en el que estudian permitió el ingreso de clases presenciales de forma gradual y por grupos, cuidando el aforo con medidas de prevención. Pero para la familia eso no asegura nada.
Isa baja a la cocina, ubicada en el primer piso de la casa. Prepara los desayunos y alista el computador de su hijo más pequeño. Si ella se encuentra abajo, su hijo también. Debe estar pendiente. Sobre todo por la complejidad que tiene el niño para concentrarse, ya que fue diagnosticado con un trastorno que le sigue el amén desde hace ya algún tiempo.
“Yo confío en mi hija porque es mayor y entiende los resguardos preventivos que hay que tomar. Pero en el caso de mi hijo más pequeño, no tengo la confianza suficiente para que esté tantas horas de forma presencial y aguantando el uso obligatorio de la mascarilla debido a su diagnóstico”, asegura. Aunque no se cierra a un eventual retorno: “a lo mejor con las dos dosis de la vacuna en los niños lo voy a pensar. Para ver si los envío en el tercer trimestre (…) sé que los niños necesitan estar de forma presencial, pero por ahora prefiero resguardar a mi familia”.
A más de 1.500 kilómetros al sur del país, Sara Órdenes se encuentra en la carretera que une a La Serena y el poblado rural de Vicuña, en la región de Coquimbo. Su día comenzó a eso de las seis de la mañana. Hora en la que se bañó y alistó los desayunos de sus hijos. El más pequeño tiene 10 años y cursa cuarto básico. La más grande tiene 12 años y va en séptimo básico.
A las siete Sara enciende su vehículo. Sus hijos, ya vestidos, ingresan para cumplir la semana escolar. Pasan a buscar a un compañero de curso del hijo más pequeño y, tras esto, abandonan el barrio de La Florida para llegar a destino: el colegio.
El recinto abrió sus puertas desde que La Serena cursa la fase dos del plan Paso a Paso. Sara Órdenes envía a sus hijos desde entonces.
“Los mandamos porque no tienen con quien quedarse. Yo trabajo en un jardín infantil en el poblado de Vicuña y me ha tocado trabajar en los periodos en los que no hay cuarentena. Entonces no se pueden quedar solos”, dice Órdenes. Además, asegura que “la calidad del aprendizaje es muy distinta de forma online a presencial. Ellos aprenden por la experiencia. Y sobre todo para quienes tienen dificultades para aprender. Ha resultado bien, ya que los profesores trabajan de forma más personalizada”.
A pesar de que la modalidad presencial tiene una intermitencia semanal que separa a grupos de alumnos, existe la posibilidad de mandar a los hijos e hijas de corrido cuando hay cupos disponibles. Sara trata de enviar de esta forma a su hijo más pequeño, ya que tiene algunas dificultades en el aprendizaje y cree que avanza mejor así. “Puede ser que haya un retraso en la obtención de conocimientos, pero lo más importante es que ellos vayan retomando de a poco una vida normal”, finaliza.
Miedo e inseguridad
La tercer y última edición de la encuesta Estamos Conectados (Ipsos Chile – Educación 2020), arrojó que el 58% de los padres no enviará a sus hijos a clases presenciales en lo que queda de año. Esto independiente de los números de contagios.
Para Ruth Arce, directora Pedagogía en Educación Media UDP, esto “tiene que ver con la seguridad de los padres, ya que no tienen la certeza de si estas medidas de seguridad se van a respetar o no en el tiempo”. Pero también “porque se han desarticulado algunas medidas familiares, como los tiempos de demora en los que uno sale de su casa, volver a tomar locomoción colectiva o así. Estos factores han insegurizado a las familias”.
Giovanna Pastene, directora de un jardín infantil ubicado en la comuna de San Ramón, asegura que la decisión de las familias “siempre son a criterio y eso se respeta obviamente. Pero es muy difícil de llevar una educación online sobre todo con niños porque aquí por ejemplo nosotros jugamos con ellos y así se basa su proceso de aprendizaje”.
El recinto volvió a abrir sus puertas hace dos semanas, para la vuelta de las vacaciones de invierno. A pesar de que no hay una totalidad de cupos llenos por el tema de aforo, Giovanna ha sido enfática: “es súper gratificante volver a ver a los niños jugando en el jardín, es como si todo recobrara vida”.