Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Cultura & Pop

24 de Septiembre de 2021

“Los Huesos”, el corto chileno reconocido en el Festival de Cine de Venecia que dialoga con el pasado y el presente del país

Sebastian Utreras

El nuevo cortometraje de Joaquín Cociña y Cristóbal León nació tras el estallido social de 2019. “La idea era hacer un corto que fuera una especie de ceremonia para divorciar a Chile de su tradición oligárquica, algo que estaba en juego en este despertar”, dice Cociña en conversación con The Clinic.

Por

Es el año 1901 y la joven Constanza Nordenflycht decide llevar a cabo un ritual para invocar los espíritus de Diego Portales y Jaime Guzmán. En la ceremonia, sus huesos son desenterrados para reconstruir los cuerpos de estos personajes, quienes se vinculan con el pasado y el futuro de Constanza. La joven, que existió en la realidad, fue amante de Portales y tuvieron tres hijos a los que él no reconoció. A través de este rito, se refleja el quiebre con el pasado oligárquico de Chile y el legado de Guzmán en la Constitución de 1980.

Grabada en formato 16 mm y en blanco y negro, esta animación en stop-motion lleva por nombre “Los Huesos”. Es dirigida por Cristóbal León y Joaquín Cociña (“La Casa Lobo”, “Lucía”, “Luis”), con la producción de Lucas Engel (“Tengo miedo torero”). El pasado 11 de septiembre, el corto de 14 minutos de duración recibió el premio a Mejor Cortometraje en la categoría Orizzonti del Festival Internacional de Cine de Venecia.

Cortometraje “Los Huesos”

Joaquín Cociña y Cristóbal León se conocieron en la universidad a principios de los años 2000, aunque sus caminos se juntaron tiempo después, en 2007. Mientras que Joaquín, quien había estudiado arte, se dedicaba principalmente al dibujo y tenía otros intereses varios, Cristóbal estudió diseño y pasaba horas frente al computador, trabajando en animaciones digitales. Un día, después de ver una exposición con dibujos a carbón, Cristóbal le propuso a Joaquín hacer una animación cuadro a cuadro con aquellos dibujos. 

Es así como surge su primer cortometraje, “Lucía” (2007), donde trabajaron junto a Niles Atallah. Sin mayor experiencia previa, ambos experimentaron en la animación y el stop-motion, mezclando sus intereses narrativos, intereses artísticos y tomando como referencia a algunos de sus directores favoritos. “Nos convertimos en animadores y en cineastas a punta de que los trabajos después de unos años parecían eso. No es que hayamos tomado la decisión. De hecho, yo siempre lo digo, pero nosotros venimos del mundo de las artes visuales, pasamos al gremio del cine y de repente pasamos al gremio de la animación”, dice Joaquín Cociña en entrevista con The Clinic.

La técnica del stop-motion es fundamental para el trabajo de los directores, permitiendo un estrecho vínculo entre el proceso artístico y el resultado final en cada una de sus producciones. “Me pasaba que cuando trabajaba en unos dibujos muy grandes había momentos del proceso que eran hermosos, pero por alguna u otra razón, por error o por necesidad de la obra, uno seguía avanzando. Y lo que queda finalmente es un formato súper muerto. La animación en stop-motion tiene la gracia de que, lo que tú ves como resultado final, es en realidad un registro del proceso”, agrega.

Joaquín Cociña y Cristóbal León / Créditos: Sebastián Utreras

En lo que ellos buscan plantear como el primer cortometraje en la historia de la humanidad, que además sería de origen chileno, los directores se propusieron repensar los orígenes de la animación y, al mismo tiempo, del país. “Se trata un poco de la historia del cine y de reimaginar las tradiciones del cine y de la animación. También se trata de entrar, en términos simbólicos y ceremoniales, a las bases de la historia oligárquica chilena”, comenta su director.

Pensando en un nuevo Chile

Siguiendo líneas como la de su primer largometraje, “La Casa Lobo”, este corto vuelve al pasado y transforma sucesos reales de la historia del país para cambiar, de alguna forma, la historia oficial. A partir de las demandas por una Nueva Constitución durante el estallido y el anuncio de un proceso constituyente, los directores buscaban retratar la ruptura con algunas de las normas más características que fueron establecidas en el período oligárquico y la dictadura militar. 

Para Joaquín Cociña, más que una referencia explícita al proceso que se está viviendo en Chile, estaba “esta idea de hacer una especie de ritual que fuera un reflejo, pero más mitológico o más abstracto, del asunto del estallido”. 

-¿Qué los inspiró a contar esta historia?

-Este corto se nos ocurrió durante el estallido y la idea era hacer una especie de ceremonia para separar o divorciar a Chile de su tradición oligárquica, que es lo que creemos que estaba en juego en el despertar, en octubre de 2019. Lo que consideramos que eran dos figuras importantes dentro de esa historia son Diego Portales, que es la figura más importante a nivel simbólico e histórico de la derecha oligárquica y Jaime Guzmán, que es el autor principal de la Constitución de 1980

-¿Cómo este cortometraje dialoga con el Chile actual y los procesos sociales que se están viviendo? 

-Con Cristóbal somos malos para movernos en la última tendencia artística. Tendemos más a revisar las bases de las cosas, creemos que hay mucha belleza en esos momentos iniciales que son muy creativos. Somos buenos para revisar los orígenes y creo que eso es muy actual. Chile está pasando por ese proceso. Estamos tratando de reimaginar un Chile posible y reimaginar las tradiciones en las cuales vivimos audiovisual y culturalmente. Creo que tiene que ver también con sacar a los monumentos de su lugar. Personas que conozco me decían que por qué me metía con Jaime Guzmán, que había muerto asesinado, que hay que tener respeto. Yo creo justamente que no. Si alguien decide por cuenta propia ponerse a escribir la Constitución, te van a agarrar a palos y está bien.


https://www.theclinic.cl/2021/09/23/como-ver-online-y-gratis-la-cordillera-de-los-suenos-el-documental-de-patricio-guzman-que-representara-a-chile-en-los-premios-goya/

El proceso

Joaquín Cociña cuenta que una de las principales referencias para la creación de “Los Huesos” fue el trabajo del polaco-ruso Vladislav Starevich, quien fue uno de los primeros animadores de la historia. En un principio, la intención del animador era grabar insectos. Sin embargo, debido a la potente luz de los focos, estos se escondían o morían. Para dar solución a este impedimento, Starevich utilizó cadáveres de los insectos, a los que les quitó las patas para reemplazarlas por alambres y así poder grabarlos cuadro a cuadro. 

Tras el éxito que obtuvo su primer largometraje, “La Casa Lobo” iba a ser estrenada en cines de Estados Unidos. Sin embargo, su exhibición fue cancelada y finalmente se estrenó en cines, aunque en formato online. Con una excelente recepción, León y Cociña empezaron a trabajar con la United Talent Agency, quienes le hicieron llegar la película a Ari Aster, director de Midsommar. Después de verla varias veces, contactó a los directores chilenos, hasta que después de una reunión donde vio más de su trabajo, se convirtió en el productor ejecutivo de “Los Huesos”. 

Cortometraje “Los Huesos”

La oscuridad y el surrealismo rodean esta cinta y las anteriores. “Esto es casi como un surrealismo de manual. Tiene muchos atisbos de surrealismo y de realismo mágico, incluso. Con Cristóbal tenemos una cabeza muy plástica, donde todo lo que entra a tu trabajo es plástico y puede ser transformado. Y eso tiene que ver mucho con los sueños, donde las cosas no son estables. Esa fluidez energética es súper surrealista, por esa capacidad de que las cosas cambien materialmente, pero también que el espíritu de las cosas pasa de una cosa a otra”, dice Cociña. 

-¿Cómo fue el proceso creativo?

-Partimos con dos ideas originalmente. Una era esta idea de reimaginar la tradición del stop-motion, y para eso tomamos como referencia a Starévich. Nos pareció muy importante que la primera película de stop-motion de la historia fuera hecha con cadáveres. Es algo muy decidor para nosotros, porque no solamente nuestras películas, en general el stop-motion siempre tiene una carga un poco oscura. Pero hay algo en la técnica misma que tiene que ver con darle vida, soplarle vida a algo que está muerto, que es un objeto. Pero en este caso, nos pareció chistoso tomar esa idea original de Starévich y exagerarlo, ocupando cadáveres humanos. Y el proceso más complejo e interesante para nosotros técnicamente fue que animamos con 16 mm, que es una cosa que habíamos esbozado un par de veces. Requiere de un grado de abstracción y magia muy lindo. 

-A partir del trabajo conjunto, ¿de qué manera influyeron las diferentes ideas de quienes participaron en el proceso?  

-Este corto fue hecho en pandemia, y eso era perfecto para nosotros. En general, somos Cristóbal y yo en el set. Para este corto teníamos ganas de ampliar nuestro equipo y Lucas Engel le metió mucha energía a colaborar con otra gente. Estuvo Melissa Luengo, quien hizo los cuerpos. Hizo la cabeza de Jaime Guzmán en base a mi cara y la cabeza de Diego Portales en base a la de Cristóbal. La mitad izquierda del cuerpo son copias de mi cuerpo, la mitad derecha son del de Cristóbal y el torso es de Lucas. Hicimos esta especie de juego donde nosotros nos involucramos en cuerpo y alma al proyecto. Adam Butterfield, un productor norteamericano, vio el corto y nos propuso el trabajo de Tim Fain, quien trabajó en “Black Swan“. Él hizo la música y el diseño sonoro. Hubo muchas manos y cada mano propuso artísticamente con libertad. 

Reconocimiento internacional

Aunque León y Cociña ya habían estado en algunos de los festivales de cine más importantes a nivel mundial en ciudades como Rotterdam, Berlín y San Sebastián, Joaquín asegura que ninguno de los dos dimensionó la envergadura de Venecia. En esta instancia, el premio a Mejor Cortometraje fue recibido por Lucas Engel, ya que los directores no pudieron asistir a la ceremonia de clausura. 

“La verdad, con ‘La Casa Lobo’ ni siquiera sabíamos si la película iba a lograr tener éxito en términos internos como largometraje. Ni siquiera estábamos seguros de eso, porque era una apuesta un poco tonta: ocupar una metodología que habíamos hecho para cortometraje y estirarla a un largo. Y terminó ganando premios en Berlín. Como le fue bien a ‘La Casa Lobo’, perdimos un poco el pudor”, cuenta el director. 

Cortometraje “Los Huesos”

-¿Qué significó para ustedes haber sido seleccionados en la categoría Orizzonti del Festival Internacional de Cine de Venecia y haber recibido el premio en esta sección?

-Lucas fue siempre muy pujante con asumir que esta era una película que podía tener éxito. Cuando empecé a cachar el ruido alrededor, entendí que esto era como un Óscar. Y ganarlo fue increíble, yo creo que lo más lindo es que ganó en la sección de Cortometrajes. No estaba la sección de Cortometraje de Animación, entonces para el gremio de la animación es súper importante que los cortos empiecen a abrirse espacio sin apellido. Lo que a mí me pone muy feliz es que tanto “La Casa Lobo” como “Los Huesos”, al analizarlas con paños fríos, son películas improbables de que tengan éxito. Es muy esperanzador que tengan reconocimiento en circuitos internacionales, porque abre mucho espacio. Si yo tuviera 18 años y quisiera hacer animación, y viera que “Los Huesos” ganó en un festival, la raja. 

-¿Qué opinas de la animación y el mundo del cortometraje hoy en Chile? ¿Cómo ves el panorama a futuro?

-En 2007, cuando trabajamos en Lucía, existía animación en Chile y muy poquita. En el año 1996 no había casi nada, habían héroes como Tomás Welss, Vivienne Barry. Producto de los fondos y la democratización de las tecnologías, este es el mejor momento en la historia de la animación en Chile. Sin ponernos de acuerdo, los animadores estamos creando lo que se va a recordar como las bases de la animación chilena. Pero en algún momento, va a existir un campo cultural de la animación. Todavía es incipiente, “La Casa Lobo” es el primer largometraje de animación stop-motion chileno. Es muy bonito ver cómo hay variedad de manos y cabezas, pero también una conexión con esta mezcla de ficción, fantasía y política que está en “Historia de un oso”, en “Bestia”. Yo creo que es un momento muy bueno y el futuro me lo imagino aún mejor.

***

“Los Huesos” ahora espera su estreno en salas nacionales. En la próxima edición del Festival Internacional de Cine de Valdivia, entre los días 11 y 17 de octubre, el corto será exhibido por primera vez en Chile como uno de los cortometrajes de apertura del festival. “Me hace muy feliz que se estrene en Valdivia. Soy muy fan del Festival de Valdivia porque es un festival maravilloso. Queremos que el corto se vea lo más posible”, dice Cociña. 

“Estamos trabajando en que se pueda ver no solo en Valdivia este año, sino que en otras regiones también. Pronto habrán noticias de distintos ciclos y cines dentro del circuito alternativo en especial, donde queremos que se vea el corto porque creemos que es muy contingente y que la gente va a disfrutar mucho. Si bien es un corto que tiene mucho tema local, lo que ha funcionado universalmente, sigue teniendo el tema local y creo que acá a la gente le va a encantar”, agrega Lucas Engel, productor del cortometraje.

Además, ambos directores ya se encuentran trabajando en su próximo largometraje junto a Catalina Vergara, Globo Rojo y Diluvio. La cinta tendrá a la actriz Antonia Giesen como protagonista y en el guión contar´a con el trabajo de Alejandra Moffat, quien también fue co-guionista en “La Casa Lobo”.

Afiche “Los Huesos” / Créditos: Javier Rodríguez

Volver al Home

Notas relacionadas

Deja tu comentario