Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Reportajes

11 de Enero de 2022

¿Cómo cargar un cuerpo?: La pregunta con la que viven las mujeres y que hoy protagoniza una exposición en Valparaíso

El collage muestra varias imágenes de la exposición Cómo cargar con un Cuerpo

En la muestra "Cómo cargar con un cuerpo", en el Parque Cultural de Valparaíso, 16 artistas latinoamericanas exploran conceptos como el cuerpo, el ser mujer y la violencia de género. Esta, dice su curadora, Elisa Massardo, a The Clinic "logra uno de sus principales objetivos cuando ‘no gusta’, ¿por qué debería gustarte? Es una exposición que muestra la violaciones de manera directa; cómo se han violado los derechos humanos; que explica lo relegadas que hemos estado históricamente al trabajo doméstico".

Por

Cargar

Del latín carricare. Poner o echar peso sobre alguien o sobre una bestia; imputar o achacar algo a alguien; incomodar, molestar o cansar a alguien; mantener, tomar o echarse sobre sí algún peso; tomar o tener sobre sí alguna obligación o cuidado; matar; romper, estropear o anular algo (…).

Se trata de una idea de la que han hablado muchas escritoras, artistas e intelectuales: las mujeres, en una sociedad patriarcal, cargan con su cuerpo.

Fue algo de lo que se fue dando cuenta Elisa Massardo (33), licenciada en Historia y Estética y editora de la revista de arte contemporáneo Arte Al Límite, en los últimos años. Especialmente en su trabajo en campo, visitando talleres de artistas, exposiciones, ferias, bienales. En los cuales conocí el trabajo de varias artistas latinoamericanas que llamó mi atención dada la calidad visual y conceptual de sus obras.

Elisa Massardo. Crédito: Alejandro Barruel

“Entre varias de ellas había una sensación de invisibilización de su obra a nivel internacional, además de una carencia expositiva en la que sus obras puedan dialogar, comprenderse en un conjunto o como una escena donde se cuestiona qué es ser mujer, cómo se vive, cómo se enfrenta desde el tercer mundo y hacia el resto del mundo”, comenta a The Clinic.  

En este punto, Elisa aclara que el concepto de ‘mujer’ con el que trabaja es amplio, va más allá de la concepción instalada en la cultura hegemónica masculina y que apela a “la carga histórica que tiene este concepto en nuestro continente, Latinoamérica. Una región machista, sangrienta, colonizada, violenta y abusiva, donde también prima cierta alegría, goce, pasión. Acciones que pueden ser contrapuestas pero que están presentes en nuestro ser”.

Durante varios años esas ideas resonaron en Elisa. Hasta que entre abril y junio de 2019 comenzó a organizar, como curadora independiente, una exposición sobre ellas. Pero, claro, vino el estallido social, vino la pandemia, y la muestra solo salió a la luz a mediados de diciembre, en el Parque Cultural de Valparaíso, casi dos años después de lo previsto.

Cómo cargar un cuerpo” reúne a 16 artistas latinoamericanas. Aurora Anita, Bruna Truffa, Camila Lobos, Cheril Linett, Eli Neira y Rocío Hormazábal de Chile; Aisha Ascóniga, Ana de Orbegoso, Genietta Varsi y Teresa Bracamonte de Perú; Hersilia Álvarez y Marisa Caichiolo, de Argentina; Martha Amorocho y María Eugenia Trujillo, de Colombia; Regina José Galindo, de Guatemala y Érika Ordosgoitti, de Venezuela.

https://www.instagram.com/p/CXZBjJfrX-C/

Con ese nombre, la exposición busca invocar al espectador, “hacer que se pregunte cómo carga con su cuerpo, con el cuerpo de un otro (ya sea su pareja, su hijx, su familia), cómo vive con esa carga simbólica que Latinoamérica tiene implícita, con los patrones de belleza occidentales con los que muchxs crecimos”, dice la curadora. “Desde ese lugar nos planteamos cómo se carga, tanto con el peso simbólico, como histórico y social de ser, sentirse, devenir, vivir como mujer”, añade.

“Las artistas que exponen en esta muestra reflejan, de manera cruzada, dialogante, dispuestas, directa, diversos conceptos que cruzan este título y que se vinculan con lo que cargamos las mujeres: fuertes, valiosas, históricas, políticas, luchadoras, abusadas, violadas, sangrientas, políticas, descendientes de pueblos originarios, colonizadas, migrantes, madres, hijas, trabajadoras, con una vida privada, íntima, entre otros”, sostiene Elisa.

Ana de Orbegoso.
Martha Amorocho. Marcas en la piel
Eli Neira – Enemigo interno
 Aisha Ascóniga – Desaparecidas

Cambios y permanencias

A pesar de que la exposición estuvo pensada para hacerse hace dos años, la licenciada en Historia y Estética no duda en afirmar que esta sigue vigente. “Es increíble cómo ha agarrado fuerza”, puntualiza.

“Claro que sigue vigente y es increíble cómo ha agarrado fuerza. Mucho de lo que pensamos en el inicio se ha ido haciendo real, concreto, prácticamente tangible. Imagina que hay obras que acusan las violaciones y el abuso de manera directa, como hace Martha Amorocho y meses después de la postulación a los fondos aparecen Las Tesis dando vuelta el mundo con una intención similar”, ejemplifica, agregando que la muestra también cuenta con una obra de Eli Neira defecando sobre la Constitución del 1980, una performance que ella realizó en 2012. “Y actualmente se está escribiendo una nueva Carta Magna dado a que la misma gente, de todo Chile, así lo quiso”, comenta.

Sin embargo, la curadora advierte que sin dudas se han modificado los conceptos y el impacto de los contenidos de la exposición: “Fueron dos años que cambiaron al mundo y aun así las problemáticas permanecen continuas. Eso es lo fuerte de nuestra región, la violencia de género no transa, los números han aumentado durante la pandemia, los femicidios siguen realizándose. Y esto se ve en la exposición, a través de obras como la de Camila Lobos o Hersilia Álvarez. Es decir, el mundo cambió, pero no la continuidad de la violencia sobre quien es o se siente mujer”.

https://www.instagram.com/p/CXy-TU3vTVQ/

En esa línea, dice que no es arbitraria la decisión de que la muestra estuviera en Valparaíso, una de las localidades de Chile con más violencia hacia las mujeres. “Sin lugar a dudas la discusión constante, el visibilizar y visualizar la violencia de género, de manera concreta, real, grotesca incluso, son formas de mostrar que ya basta, que no se puede seguir de esta manera”, dice.

“Creo, además, que la educación desde la primera infancia es fundamental y para todxs. Se debe inculcar el respeto personal, los límites corporales, se debe aprender a gritar. Y por gritar, me refiero a justamente lo que se puede ver en la exposición, artistas que gritan contra la violencia, contra la injusticia, contra la política, contra los abusos, contra formas de cuerpos impuestos de manera exógena, contra el peso, contra todo lo que nos impide la calma, la tranquilidad”, afirma.  

Habitar un cuerpo

Desde la literatura feminista se ha ahondado en que los cuerpos de las mujeres han sido frecuentemente una suerte de “objeto de regulación”. Cuerpos reglados y disciplinados con el objetivo de encajar en ciertas normas que ven a la mujer de una u otra forma. En ese sentido, algunas investigadoras han afirmado que las mujeres en muchos casos no viven o habitan en su cuerpo.

Elisa, sin embargo, plantea lo contrario. “El cuerpo siempre se habita. A menos que estemos desconectados química o biológicamente, se habita. Quizás no nos gusta cómo lo habitamos, dónde lo habitamos, qué pasa cuando lo habitamos, pero no nos encontramos desapegados de nuestra materialidad y es bueno hacer presente esta discusión”, sostiene.

“Las mujeres en Latinoamérica, desde muy pequeñas crecemos llenas de prejuicios sobre nuestra corporalidad, somos censuradas de manera constante a nivel privado, íntimo social y legislativo. No se nos permite amar nuestros cuerpos y desde ahí, movimientos como el Body Positive o Body Neutrality son fundamentales, pero en español: Positivar el cuerpo, neutralizarlo, aceptarlo, amarlo. El trabajo de Rocío Hormazábal, activista contra la gordofobia, es fundamental al respecto porque se sitúa a ella, a través del retrato, con sobrepeso, en la casa de una Barbie”, comenta.  

En su opinión, el impacto que genera esta obra es “hermoso, tanto por la sensibilidad que transmite como por los cuestionamientos que lxs espectadores se generan: ¿cuántas veces tú, yo u otras mujeres se sienten como esta imagen de Barbie exitosa, multitask, con un cuerpo de proporciones irreales, con un novio “atractivo”? Y ojo con los adjetivos porque tanto lo “atractivo” como el “existismo” es y siempre será subjetivo. Esto es parte de lo que es ser o sentirse mujer en nuestro continente, es una especie de lucha constante contra lo que el mundo, de manera exógena trata de imponer como objetividad, pero no es así”.

https://www.instagram.com/p/CYAfMpcOvsG/

En esa línea y pensando en cómo muchas mujeres hacen público su cuerpo para romper con la dominación tradicional, por ejemplo, al manifestarse a pecho desnudo, Elisa considera que la relación de las mujeres con sus cuerpos va evolucionando “de manera radical”. “Veo que va evolucionando de manera radical. La aceptación que hay actualmente sobre lxs cuerpxs y aquí sí que el lenguaje inclusivo es fundamental, dada la no binariedad o fluidez del género, veo que no solo de manera individual sino colectiva estamos aceptando nuestras diferencias, valorándolas y mostrándolas. Es hermoso”, expresa.  

La curadora dice esperar que las generaciones futuras no vean censurados sus gustos, su comodidad, su ser, por una sociedad conservadora que busca tapar, eliminar, bloquear: “Espero que la relación con lxs cuerpxs vaya en aumento en pro de la aceptación y que podamos hacerlo público, siempre, ¿puede haber algo más natural que el cuerpo humano? Y aun así lo vestimos, lo tapamos, lo odiamos… eso debe cambiar hacia arriba, hacia abajo, hacia los lados, en todo el territorio”.

Asimismo, respecto de los derechos de las mujeres, invita a pensar concretamente en los derechos reproductivos y, nuevamente, en “cómo cargar un cuerpo” cuando una mujer es violada, cuando no desea ser madre y se cuida “de todas las formas posible, menos con abstinencia, y queda embarazada igual”.

“Te toca cargar con un cuerpo que no es tuyo, y es ahí donde el habitar del que me preguntabas anteriormente se hace complejo, porque tu “territorio”, tu “corporalidad” se ve afectada, interrumpida, apropiada. El aborto debe ser seguro, libre y gratis, es parte de una lucha histórica en la que el peso de la religión ha sido realmente impresionante y es que nuestro continente ha sido muy colonizado, ha estado bajo el yugo de poderes hegemónicos de manera perpetua. La colonia pareciera seguir existiendo, pero ahí está la lucha que la mujer latina no se ha cansado de dar”, dice.

Gustar o no

Pensando en todo lo anterior, Elisa reflexiona que “es complejo ser mujer en este continente. Ser, devenir, sentirse, vivirse, pensarse, el verbo que queramos usar. No creo que fuera de él sea más sencillo, pero vivimos acá, desde acá nos pensamos y habitamos”.

Por eso, dice que todos debieran ver la exposición. El texto de muro invita a ver la muestra o pensarla dos veces, primero como si fuera 2019, luego desde la actualidad. “Evidentemente, desde cómo cargar un cuerpo y, perdón lo reiterativo, pero, ¿cuántas veces nos lo hemos planteado?”, se pregunta.

Entre quienes ya han visitado la muestra, hay muchos buenos comentarios. Hay, incluso, algunas teóricas del arte que están trabajando sobre la relevancia de la misma.

“Creo que hay, sin embargo, dos cosas fundamentales que no habíamos pensado previo a la exposición y que se han ido generando en base a conversaciones, una, el grito. Como acción en la que incurren tanto las artistas, como nosotras con Nicole Ahumada, mi mejor ‘contraparte’ para crear esta muestra y quien es en realidad una gran compañera de trabajo; porque gritar es una acción en la que nosotras, como mujeres y también las disidencias, siempre incurrimos y que se debería aplicar más seguido: grita cuando te toquen y no quieras; grita, cuando tu cuerpo se vea censurado; grita, cuando te obliguen a algo que no quieres. Por ahora, solo grita y lucha”, dice.

https://www.instagram.com/p/CYH5LjhpR_M/

Por otra parte, hay un comentario que no ha dejado de resonar en su cabeza: “no me gustó la exposición”. “Y esto sí lo pensamos antes porque está en el colofón del libro objeto que creó Genietta Varsi para muestra. Creo que esta exposición, logra uno de sus principales objetivos cuando ‘no gusta’, ¿por qué debería gustarte? Es una exposición que muestra la violaciones de manera directa, en primer plano (Martha Amorocho); que muestra cómo se han violado los derechos humanos de las mujeres (Regina José Galindo); que explica lo relegadas que hemos estado históricamente al trabajo doméstico, pero también lo hermoso que puede ser cuando se hace por gusto (Aurora Anita y Bruna Truffa)… que muestra tanto, que visibiliza y plantea una escena de artistas que llevan trabajando más de 10 años y que jamás habían estado en el mismo espacio expositivo, que muestra tanto y no nos cansaremos de mostrar más”, dice.

Cargar, finalmente, es algo que muchxs son obligadxs a hacer. Pero ¿quiénes quieren ver y reflexionar sobre esa palabra y ese hecho?

También puedes leer: Zoológicos humanos o cuando vergonzosas prácticas del pasado se niegan a morir


Volver al Home

Temas relevantes

#valparaíso

Notas relacionadas

Deja tu comentario