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Opinión

10 de Febrero de 2022
Columna de Yenny Cáceres: Embriagados de amor
Columna de Yenny Cáceres: Embriagados de amor

Columna de Yenny Cáceres: Embriagados de amor

Estar en otro lugar y olvidarte de todo. Esa es la fascinación que provocan estas películas. Es evasión pura, es la fantasía de encontrar el amor, un otro que te entienda y te apañe, aunque sabemos que la realidad suele ser jodidamente más compleja que eso.

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Me encantan las comedias románticas. Las veo todas, hasta las asquerosamente malas, que son las que más abundan. Pero a veces, uno se topa con sorpresas. La última gran comedia romántica que vi es Palm Springs (2020), con Andy Samberg. No sé si fue porque la vi el primer año de pandemia o porque en casa estábamos obsesionados con Samberg y su serie Brooklyn Nine-Nine, pero esa película fue una salvación por lo disparatada y porque justo cuando no podías asomarte ni a la esquina te podías evadir, estar en otro lugar y olvidarte de todo, aunque fuera por una hora y media.

Esa es la fascinación que provocan estas películas. Es evasión pura, es la fantasía de encontrar el amor, un otro que te entienda y te apañe, aunque sabemos que la realidad suele ser jodidamente más compleja que eso. Las comedias románticas tienen una estructura que se repite, diversas categorías, y ahí está la genialidad cuando algunos son capaces de darle una vuelta de tuerca al género.

https://www.theclinic.cl/2022/01/28/columna-de-yenny-caceres-fragmentos-de-una-mujer/

Palm Springs pertenece a la categoría que podríamos llamar atrapados en el tiempo, en que la máxima representante es El día de la marmota (1993), esa comedia en que Bill Murray volvía a vivir el mismo día una y otra vez. En Palm Springs, Nyles (Andy Samberg) y Sarah (Cristin Milioti) quedan atrapados en el tiempo durante un matrimonio al que llegan como invitados y sin muchas expectativas. Nyles está metido en una relación terminal y Sarah es la hermana de la novia, la bicho raro que llega sola. Nyles y Sarah enganchan, pero el problema es que vuelven a despertar, al infinito, en el día de ese matrimonio. Así, la pareja pasa rápidamente del éxtasis inicial del enamoramiento al hastío, hasta que se lanzan a buscar las más insólitas formas para salir de este bucle temporal.  

Palm Springs pertenece a la categoría que podríamos llamar atrapados en el tiempo, en que la máxima representante es El día de la marmota (1993), esa comedia en que Bill Murray volvía a vivir el mismo día una y otra vez.

Parece una ironía que esta película se estrenara en el festival de Sundance, justo antes del inicio de la pandemia y de que todos, a nuestro modo, tuviéramos que vivir después nuestro propio día de la marmota. Samberg, comediante fogueado desde sus tiempos en Saturday Night Live, tiene el registro ideal para este papel, y forma una pareja perfecta junto a Cristin Milioti, que no es la típica rubia de Hollywood, sino que una chica más terrenal y, por lo mismo, más encantadora, como lo demostró en un capítulo de la primera temporada de Modern Love.

Porque en esto de las comedias románticas, el casting es crucial. Ahí tenemos a Julia Roberts, la reina del género, protagonista de Notting Hill (1999), uno de los clásicos indiscutidos, en la subcategoría que –citando la frase más famosa de esta película–, podríamos bautizar como “No olvides que tan solo soy una chica, parada frente a un chico, pidiéndole que la ame”, o sea, un romance entre polos opuestos. Julia es nuestra mejor amiga desde que se humillaba hasta lo indecible frente a la perfecta y por cierto, muy rubia Cameron Diaz, en La boda de mi mejor amigo (1997). Desde entonces, a Julia y su sonrisa arrebatadora le perdonamos todo, incluso bodrios como Comer, rezar, amar (2010), el tipo de películas que de tan malas llegan a ser buenas, porque, sinceremos, a quién no le gustaría terminar en una playa de Bali junto a Javier Bardem.

https://www.theclinic.cl/2021/12/24/columna-de-yenny-caceres-el-milagro-de-maradona/

El subgénero de los polos opuestos ha derivado en cruces cada vez más descabellados. El último, que se estrenaba en salas justo por estos días, en la previa del 14 de febrero, es Cásate conmigo (2022), una comedia que imagina a Jennifer Lopez como una cantante famosísima, a punto de casarse en el escenario del Madison Square Garden con otro cantante, también famosísimo –interpretado por Maluma–, hasta que se entera que la engañó con su asistente, y decide casarse con alguien del público, que resulta ser Owen Wilson, un profesor de matemáticas divorciado.

En esto de las comedias románticas, el casting es crucial. Ahí tenemos a Julia Roberts, la reina del género, protagonista de Notting Hill (1999), uno de los clásicos indiscutidos, en la subcategoría que –citando la frase más famosa de esta película–, podríamos bautizar como “No olvides que tan solo soy una chica, parada frente a un chico, pidiéndole que la ame”, o sea, un romance entre polos opuestos.

Otra muestra reciente de este subgénero es Long Shot (2019), en que Charlize Theron, que tenía el cargo de secretaria de Estado, en Estados Unidos, y además aspiraba a la presidencia, se enamoraba de un periodista antisistémico (Seth Rogen), al que contrataba para que le escribiera sus discursos y al que –las coincidencias abundan en las comedias románticas–, cuidó como niñera cuando era chico. ¿Ridículo? Muchísimo. De hecho, como fan de Seth Rogen, con dolor tengo que admitir que la película era mediocre y que entre ambos actores había cero química.

A Seth Rogen lo amamos desde Ligeramente embarazada (2007), que dirigió Judd Apatow, un genio que ha sido capaz de renovar el género de las comedias románticas desde Virgen a los 40 (2005), con Steve Carell. Apatow encumbró como objeto del deseo a Rogen en esta cinta, donde el encuentro fugaz de una noche terminaba con Katherine Heigl, en el rol de una ambiciosa conductora de televisión, embarazada del personaje de Rogen, un chico más bien inmaduro y sin un trabajo fijo.

Rogen representa una nueva masculinidad e instala otro tipo de héroe romántico, alejado de los cara-bonita y de los sujetos cínicos, infieles y maltratadores de mujeres, al estilo del Mr. Big de Sex and the City. Rogen es un tipo bueno y normal, quizá un poco gordo (pero vamos, nadie es perfecto), uno con el que te sentarías a maratonear una serie durante un fin de semana, un tipo que te hace reír y no un pastel egoísta que se manda a cambiar al primer pestañeo, como ocurría con el insufrible Mr. Big. Un amigo, un compañero, un partner o como le quieras llamar.

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Con esa premisa, la comedia romántica que siempre recomiendo a mis amigas, la película que me cambió la vida y que es un antídoto para las relaciones tóxicas, tiene un título que no es nada de romántico pero que encierra una gran verdad: Simplemente no te quiere (2009). Pertenece a la categoría de historias corales, que reúne a un gran elenco de actores conocidos, en que la exponente más clásica es Love Actually (2003).

Con esa premisa, la comedia romántica que siempre recomiendo a mis amigas, la película que me cambió la vida y que es un antídoto para las relaciones tóxicas, tiene un título que no es nada de romántico pero que encierra una gran verdad: Simplemente no te quiere (2009).

Por Simplemente no te quiere pululan Bradley Cooper, Jennifer Connelly, Ben Affleck, Justin Long, Drew Barrymore y Jennifer Aniston, otra especialista en el género, cada uno metido en relaciones más o menos fallidas, con infidelidades, hombres con miedo al compromiso y matrimonios a punto de naufragar. La vi en un avión a Europa, porque en un avión es el mejor lugar donde ver estas películas, en esos viajes eternos donde las horas son iguales y todo ya importa un carajo, y donde puedes llorar sin que nadie te vea.

Lo que más me impactó es algo que es tan obvio como invisible para muchas mujeres y que mis amigos, en cambio, mucho más pragmáticos, siempre tuvieron claro. Que si un tipo no te llama o no te busca, como dice el título de la película, es porque simplemente no tiene quiere. Y que si eso es así, es mejor hacer el duelo y buscar un amor como el que nos merecemos.

*Yenny Cáceres es periodista y autora del libro “Los años chilenos de Raúl Ruiz” (Catalonia-Periodismo UDP), ganador del Premio Escrituras de la Memoria 2020.

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