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16 de Febrero de 2022

Influencia medieval y arquitectura de fantasía: Las claves de la casa de Boric en el barrio Yungay

Influencia medieval y arquitectura de fantasía: Las claves de la casa de Boric en el barrio Yungay Foto: Agencia UNO

Yungay es el primer barrio republicano de la historia de Santiago. Sin embargo, hace 70 años, comenzó la fuga de sus habitantes más pudientes hacia el sector oriente y el sector se congeló en el tiempo. The Clinic conversó con el arquitecto Dino Bozzi, académico de la UC y experto en temas patrimoniales, a propósito de un posible revival de un barrio en decadencia con el aterrizaje del Presidente electo.

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Gabriel Boric finalmente definió que su casa presidencial quedará emplazada en el barrio Yungay. Esto es en pleno centro de Santiago y a menos de 10 minutos de La Moneda.

Consiste en una residencia patrimonial ubicada en la esquina de dos calles que se llaman igual: Huérfanos. Por un lado, la conocida arteria capitalina. Por el otro, un pequeño pasaje homónimo que se escinde perpendicularmente hacia el norte.

La casona tiene 500 metros cuadrados, 13 dormitorios, nueve baños, un patio interno y muchas ventanas que aportan con luz natural. El arriendo cuesta más de 3,3 millones de pesos.

Desde que fue electo, el futuro mandatario se mostró reacio a vivir en el sector oriente de la capital. Sus esfuerzos se concentraron en buscar una vivienda cerca del palacio presidencial, como un gesto práctico, pero también simbólico.

Yungay: el primer barrio republicano de Santiago

Hacia 1818, Santiago era básicamente la Plaza de Armas y su entorno. Es lo que en el mundo del urbanismo denominan “el triángulo fundacional”, un área urbana que comprende el cerro Santa Lucía, la Alameda y el río Mapocho.

“Ahí ocurría Santiago, todo el resto era campo”, afirma Dino Bozzi, académico de la Escuela de Arquitectura de la UC.

Sin embargo, hacia la segunda mitad del siglo XIX, vino un período de auge económico que le empezó a exigir mayor capacidad a las zonas urbanas.

Plano de Santiago dibujado por Claudio Gay (1831), la zona del barrio Yungay era completamente agrícola en los albores de la República. Fuente: Memoria Chilena

Ante ello, el gobierno de José Joaquín Prieto decidió erigir una nueva zona residencial en la capital. El terreno elegido fue un predio agrícola que pertenecía al padre de Diego Portales, empresario y estrecho colaborador del gobierno conservador.

En 1941, el Presidente firmó el decreto que ordenaba la construcción del primer barrio puramente chileno, sin ningún vestigio colonial español. Le pusieron Yungay, en honor a la batalla que puso fin a la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839).

Un barrio heterogéneo

En esos años, el barrio Yungay quedaba en el trayecto del antiguo camino a Valparaíso, hoy avenida San Pablo. También se instaló una estación de trenes en esa zona, que actualmente está en ruinas.

Si bien siempre fue pensado como un barrio residencial, en sus márgenes se produjo un interesante desarrollo industrial y artesanal.

Surgieron los primeros esbozos de una industria pesada en Chile. También se multiplicaron oficios de artesanos, como panaderías, zapaterías, sastrerías, pequeños talleres mecánicos, etc.

De hecho, las tapicerías y fábricas de muebles se mantienen hasta ahora en el barrio.

Además, fue un lugar propicio para la bohemia. En las zonas cercanas a los terminales abundaban los bares, las quintas de recreo, los burdeles y las fuentes de soda.

Bozzi explica a The Clinic que este barrio fue heterogéneo desde sus orígenes. En la zona se instaló la élite, pero también sectores medios y bajos.

“Siempre fue bien mezclado. De hecho, en la Plaza Yungay se instaló una estatua al Roto Chileno, que homenajea al soldado de la tropa, no al general”, comenta.

En una de sus crónicas, Joaquín Edwards Bello definía los segmentos más pobres que habitaban Yungay como un “barrio sórdido, sin apoyo municipal. Sus calles se ven polvorientas en verano y cenagosas en invierno”.

“Se adivina que es un barrio nuevo, de esos que brotan como setas en las ciudades de América. Mujeres de vida aireada rondan las esquinas, desgraciadas del último grado que se hacen acompañar por obreros astrosos al burdel de la calle Maipú”, menciona punzante.

Monumento al Roto Chileno, Plaza Yungay. Foto: Agencia UNO

Barrio Yungay: un Santiago detenido en el tiempo

Dino Bozzi apunta que una de las características esenciales del barrio Yungay es que tiene distintos tipos de vivienda.

Están los palacios: grandes edificios utilizados por una sola familia. Uno de los más icónicos es la casa roja de calle Cueto donde vivía Ignacio Domeyko. El científico polaco se avecindó por más de 50 años en una residencia que era similar a las haciendas del valle central.

Casa de Domeyko. Foto: Monumentos Nacionales

“Cuando yo te digo que habían palacios, hablo de edificios grandes, pero de una construcción bastante austera. Eran palacios de madera, pintura y estuco, no de oro, ni mármol, ni piedras preciosas”, aclara el arquitecto.

Asimismo, en el barrio se erigieron edificaciones más humildes, como cités y conjuntos de vivienda familiar, como los colectivos obreros. También se levantaron campamentos de migrantes pobres en terrenos agrícolas ubicados en lo que hoy se conoce como barrio Brasil.

La zona también recibió un importante despliegue de equipamiento público. Hay áreas verdes significativas, como la Plaza Yungay, la av. Portales o la misma Quinta Normal. También se construyeron iglesias, liceos públicos y centros de salud en toda el área.

Parroquia de San Saturnino, una de las más icónicas del barrio Yungay. Foto: Agencia UNO

Por su parte, la calle Huérfanos conecta dos de los espacios públicos más relevantes de Santiago: el cerro Santa Lucía y la Quinta Normal. Sin embargo, en su paso por el barrio Yungay, aún posee adoquines, hay rieles de tranvías a la vista y faroles de fines del siglo XIX.

Para Bozzi, el grueso del barrio “quedó congelado en el tiempo” a raíz de una progresiva migración de sectores pudientes al oriente de la capital. Este fenómeno, de mediados del siglo XX, desincentivó la inversión en la zona. “El barrio Yungay dejó de ser un lugar de negocio”, asegura el arquitecto.

Liceo Amunátegui, ubicado a pocas cuadras de la futura casa de Boric. Foto: Agencia UNO

Una “casa de fantasía” para Boric

En términos de estilo, Bozzi explica que en la arquitectura del barrio Yungay “prima el eclecticismo”. Es decir, se mezclan distintas influencias culturales y estilísticas en la construcción.

Esto está íntimamente relacionado con la oleada de migrantes que se avecindaron en Chile durante la segunda mitad del siglo XIX, plantea. Es decir, se mezclaron tradiciones arquitectónicas europeas, norteamericanas y del resto de Latinoamérica en un solo barrio.

La casa elegida por Gabriel Boric es un buen ejemplo. Partiendo por el techo, que está plagada de almenas, una coronación propia de fortificaciones medievales.

Futura casa de Boric. Foto: Portal Inmobiliario

Por otro lado, en su fachada hay elementos propios de las edificaciones del sur de España, como las ventanas en arco o el balcón. Sin embargo, esto se mezcla con perforaciones verticales que hacen recordar la arquitectura fantasma, propia del sur de Estados Unidos, afirma Bozzi.

Al arquitecto también le llama la atención cierto aspecto italiano del edificio, particularmente un primer piso que aparenta ser muy sólido. “No es una arquitectura inspirada en nuestras tradiciones o que responda a las características climáticas del valle central”, complementa.

A su juicio, estamos ante “una arquitectura que trata de contar un cuento que, no es que sea mentira, pero sí tiene un poco de fantasía”.

Detalle de la arquitectura de la futura casa de Boric. Foto: Portal Inmobiliario

El interior de la casa de Boric: un espacio de intimidad

Una de las cosas que más le llaman la atención a Bozzi es la enorme disección de la casa patrimonial. “Es bien poco moderno. La lógica contemporánea de una casa piensa en un gran salón, a veces incluso conectado con la cocina”, dice.

Sin embargo, en esta casona no pasa eso: “El living no se ve muy grande, tiene un pequeño patio y no sé cuántas habitaciones”, subraya.

Interior de la futura casa de Boric. Foto: Portal Inmobiliario

“Si el Presidente invita a comer a un embajador o a un primer ministro, es curioso que los reciba en recintos pequeños. Tiene una escala bastante doméstica. No tiene una expresión de palacio”, agrega.

No obstante, para el académico, este tipo de arquitectura funciona como una analogía de lo que trata de transmitir con su gobierno. Es decir, hacer política en espacios contenidos, íntimos y cercanos.

Interior de la futura casa de Boric. Foto: Portal Inmobiliario

El impacto de Boric en el barrio Yungay

Dino Bozzi plantea que uno de los efectos inevitables que traerá la llegada de Boric al barrio Yungay será el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes.

Su residencia en la zona implicará lo que denomina una “prestancia” propia del cargo de Presidente, que ahora se va a instalar en “un barrio en decadencia”.

Esto conlleva, no solo que el barrio Yungay se ponga de moda por la llegada de Boric. También habrá mayor atención a las labores de aseo, seguridad y arreglos en el área urbana. “Se recogerá la basura y se controlará el microtráfico del sector”, afirma.

Sin embargo, no descarta que la decisión de Boric implique riesgos, principalmente por la conflictividad social latente en el país.

Sin ir más lejos, Cumming fue una de las estaciones de Metro que fue incendiada durante el estallido social. Y está a pocas cuadras de la futura casa del mandatario.

Sin embargo, Bozzi subraya que es un acierto “no hacerle el quite al conflicto”. Además, asegura que si Boric se instalara “en San Damián, que es donde vive Piñera, el conflicto no deja de existir”.

“Por supuesto va a ser jodido. Es muy probable que lo que veamos en momentos sea la calle Huérfanos cerrada, que haya que cercarla si hay grandes manifestaciones porque ahí vive el Presidente”, puntualiza.

Pero el arquitecto subraya que “Santiago nunca ha sido una ciudad libre de conflictos. Por el contrario, una buena capital es la que enfrenta esos conflictos y los resuelve”.

“La ciudad es la esencia misma de la política. Urbanismo y política tienen las mismas raíces, significan lo mismo. Resolver los problemas de la ciudad, es resolver los problemas de la política”, concluye.

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