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8 de Marzo de 2022

Asuntos de Género de la CEPAL: “La paradoja es que las mujeres trabajamos más tiempo, recibimos menos ingresos y sostenemos la vida, la economía y el bienestar de la sociedad”

Ana Güezmes CEPAL

A poco más de un año de que el organismo revelara que la participación laboral de las mujeres retrocedió en 18 años por la pandemia, este 8M, Ana Güezmes, directora de la División de Asuntos de Género de la CEPAL, advierte que es esencial caminar hacia “una recuperación transformadora con igualdad de género y sostenibilidad”.

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Durante la pandemia quienes se vieron más afectadas en materia laboral fueron las mujeres, según las cifras de la CEPAL. En 2020 la participación laboral femenina en Latinoamérica y el Caribe retrocedió 18 años, alcanzando el 47,7% a nivel regional. Es decir, seis puntos porcentuales menos que en 2019. Los hombres, en cambio, alcanzaron una tasa de un 70,8% de ocupación, dejando más de 23 puntos porcentuales de diferencia entre ambos géneros.

Dichas cifras se desprenden del informe sobre “autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad”, lanzado en febrero de 2021. Este también mostró que las mujeres tienden a ser mayoría en empleos de riesgo en pandemia, considerando que el 73,2% del sector salud son trabajadoras.

Chile fue uno de los países más afectados, por ejemplo, en la pérdida de empleos domésticos, con una caída de un 46,3% en estos puestos. 

Para Ana Güezmes, directora de la División de Asuntos de Género de la CEPAL, uno de los principales problemas es que las mujeres han estado, históricamente, ligadas a sectores más precarizados y vulnerables, tales como el turismo, la manufactura y el empleo doméstico y de cuidados.

En palabras de la especialista, la pandemia de Covid-19, a nivel regional, “ha exacerbado la desigualdad de género que es estructural. Una de cada 3 mujeres en la región vive en situación de pobreza. Hoy, por cada 100 hombres en situación de pobreza, existen 113 mujeres en la misma situación”. 

Además, agrega que la preocupación debe estar en subsanar las brechas laborales y digitales de las mujeres para permitirles encontrar mejores empleos. Esto, considerando que las proyecciones para este 2022 adelantan que “1 de cada 2 mujeres no participará del mercado laboral, una de las llaves maestras para la igualdad”.

Considerando los datos entregados por la CEPAL hace un año, la pandemia generó un retroceso de más de una década en la participación laboral femenina en Latinoamérica. ¿Han cambiado en algo estas cifras en este período?

-Desde entonces, a través de los informes de CEPAL hemos evidenciado la pérdida masiva de empleo de las mujeres, la caída de sus ingresos, la feminización de la pobreza, la falta de ingresos propios y la sobrecarga de cuidados y el trabajo doméstico que afrontan. Y hemos comprobado cómo este impacto atenta contra sus procesos de autonomía económica, pero también física y en la toma de decisiones.

El confinamiento, el cierre de los centros educativos y servicios de cuidado ha tenido un impacto directo sobre la disponibilidad del tiempo y el acceso de las mujeres al mercado laboral. También es importante señalar que 6 de cada 10 mujeres de la región están empleadas en sectores que fueron más afectados por la pérdida de empleo e ingresos como el turismo, la manufactura, el comercio y el trabajo doméstico remunerado, y además la recuperación del empleo de las mujeres ha sido más lenta. Las más afectadas además han sido las mujeres con hijas e hijos pequeños y en ocupaciones más precarias, asociadas al trabajo informal.

En cifras, ¿cuál es la diferencia de trabajo según el género a nivel latinoamericano?

-De acuerdo con Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL, las mujeres dedican tres veces más tiempo al trabajo no remunerado que los hombres, y emplean un promedio de dos tercios de su tiempo en esta actividad y un tercio de su tiempo al trabajo remunerado, mientras que en los hombres la tendencia se invierte con un tercio de su tiempo dedicado al trabajo no remunerado y dos tercios al trabajo remunerado.

“El trabajo doméstico y de cuidados no remunerado representa entre el 15,7% y el 24,2% del PIB en la región y que son las mujeres quienes aportan cerca del 75% de este valor. La paradoja es que las mujeres trabajamos más tiempo, recibimos menos ingresos y sostenemos la vida, la economía y el bienestar de la sociedad en su conjunto con nuestro trabajo de cuidado, tanto en los hogares como en la primera línea del sector salud o educativo donde somos mayoría”. 

Dos trabajadoras municipales de la sección de aseo y ornato de la Municipalidad de Valparaíso recorren las calles de la comuna mientras hacen aseo.
Créditos: AGENCIA UNO

¿Y para este año, qué podemos esperar del desempleo femenino?

-Las proyecciones para 2022 de la CEPAL indican una participación laboral del 51,3% en las mujeres y de 73,8% para los hombres. Esto aún significa que 1 de cada 2 mujeres no participará del mercado laboral, una de las llaves maestras para la igualdad. Sumado a esto, en los 11 países de la región que disponen de datos, un promedio de cuatro de cada diez mujeres no están conectadas y/o no pueden costear la conectividad. Las brechas digitales también limitan oportunidades de crecimiento y de autonomía.

“Para aquellas mujeres que sí participan del mercado laboral, el desempleo sigue siendo una problemática que por efectos de la pandemia alcanzó cifras peores que las de la crisis del 2008: en 2021 las tasas de desocupación de las mujeres permanecieron en cifras de dos dígitos y se ubicaron alrededor de 11,8%, mientras que para los hombres llegaría a 8,1%”.

¿A qué se le atribuye, entonces, esta diferencia?

-Las altas tasas de desocupación para las mujeres estarían relacionadas, entre otros factores, con una sobrecarga de trabajos de cuidados, cambios en la demanda de trabajo asociados con las necesidades de nuevas habilidades para los empleos del futuro, la persistencia de brechas digitales de género, la contracción de sectores altamente feminizados y los mejores niveles de recuperación en sectores económicos tradicionalmente masculinizados.

La principal razón de la salida del mercado laboral de las mujeres se debió a las demandas de cuidado en los hogares. ¿Qué iniciativas se podrían implementar, para permitir que estas trabajadoras puedan retomar su vida laboral?

-Los sistemas de cuidados y las políticas que tengan por objetivo redistribuir la carga del trabajo no remunerado serán potentes herramientas para que las mujeres puedan reinsertarse en el mercado laboral en igualdad de condiciones, pero también para una recuperación transformadora con igualdad.

“La imprescindible reapertura de las escuelas, servicios de cuidado infantil, clubes deportivos y espacios que permitan a los niños, niñas y adolescentes volver a instituciones seguras, es central para la garantía de sus derechos y sin duda será un factor que habilite las posibilidades de búsqueda y reinserción laboral de las mujeres”. 

¿Existe algún ejemplo en la región que sea destacable?

-Experiencias como el Sistema Distrital de Cuidados de la Ciudad de Bogotá donde el principio de redistribución y corresponsabilidad rigen la política pública son clave para que las mujeres dispongan de tiempo para la procura de ingresos propios, perfeccionamiento profesional y desarrollo laboral

“Otro ejemplo es Costa Rica, que tiene desde hace ya varios años la Red Nacional de Cuido y Desarrollo Infantil, cuyo objetivo es alcanzar un sistema de cuidado y desarrollo infantil de acceso público, universal, con financiamiento solidario, que articule diferentes modalidades de prestación pública y privada de servicios para niñas y niños de 0 a 6 años”.

¿Y algo más cercano a Chile?

-La creación de sistemas integrales de cuidado que están desarrollando en la actualidad Argentina y México y es una prioridad del futuro gobierno de Chile requiere compromisos económicos de largo alcance que tengan en cuenta la sostenibilidad financiera. Para ello es preciso incorporar en las políticas macroeconómicas y especialmente las políticas fiscales los objetivos en materia de distribución social de los cuidados.

Una mujer feriante sostiene una lechuga en sus manos mientras mira hacia su derecha.
Créditos: AGENCIA UNO

La situación a nivel nacional

De acuerdo a las cifras del INE de febrero 2022, en nuestro país disminuyó el desempleo y las mujeres ocupada. Sin embargo, fueron también las que más aumentaron los empleos informales (15,4%) en los últimos 12 meses.

Así, uno de los principales desafíos es no sólo acrecentar la participación laboral femenina, sino que también que se haga en puestos de trabajo de calidad y seguros. De hecho, fue el propio INE que, entre abril y junio de 2020, detectó la salida de 828.456 mujeres del mercado laboral. Para Güezmes, a pesar de que se ha logrado que parte de ese grupo vuelva a ocuparse, “aún persisten las brechas de género”.

En sus palabras, “gran parte de estas diferencias se explican porque un número importante de mujeres no buscó trabajo o tenía disponibilidad para poder aceptar un empleo. Y ello por causa de responsabilidades familiares ligadas a los cuidados de dependientes como niños y niñas, adultos mayores, personas con necesidad de cuidados especiales permanentes”.

¿Cómo se puede enfrentar de manera estructural este problema a largo plazo, considerando los efectos de la pandemia en la formalidad de los empleos?

-Esta situación es preocupante, porque parece que la historia de crisis pasadas se repite: se observa que sectores altamente masculinizados se recuperan más rápido que aquellos con mayor presencia de mujeres. Por ejemplo, en el Panorama Social 2021 se mostraba que al primer trimestre de 2021, la construcción había retomado niveles de empleo similares a los que tenía antes de la pandemia, mientras que el sector de alojamiento y comidas -que empleaba antes de la pandemia a un importante número de mujeres- experimenta una recuperación más lenta..

Los impactos tanto de la pérdida de empleos como los mayores niveles de desempleo afectan más a las mujeres de los quintiles de ingresos más bajos, quienes además encuentran más dificultad para emplearse en sectores formales de la economía.

Una mujer vestida de negro trabaja sentada frente a su computador.
Créditos: AGENCIA UNO

¿Hay que transformar el mundo laboral para garantizar la equidad?

-Enfrentar estos problemas implica trabajar para lograr una transformación con igualdad de género. Ello requiere potenciar el empleo de mujeres en sectores dinamizadores que tradicionalmente son masculinos como los vinculados a las energías renovables, a la ciencia, innovación y tecnología, a la economía circular, entre otros.

Desde CEPAL hemos advertido la necesidad de invertir en la economía del cuidado. Ello no solo permitirá atender las demandas de quienes necesitan cuidados y liberará, así, el tiempo de las mujeres que los cuidan para poder insertarse al mercado laboral. También tendrá efectos multiplicadores en la generación de empleo, en particular para las mujeres que tradicionalmente se han empleado en empleos vinculados con la economía del cuidado. 

Sabemos que hay una relación entre la dependencia económica femenina y la pérdida de sus libertades. ¿De qué manera el fomentar su participación laboral podría beneficiar su autonomía? 

-Este es un año clave para caminar decididamente hacia una década de acción para un cambio de década: una recuperación transformadora con igualdad de género y sostenibilidad. Este año, el tema sobre el cual hacemos foco este 8 de marzo es “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”.

“La pandemia ha puesto en evidencia la íntima vinculación entre el cuidado de las personas y del planeta. Y la realidad nos exige respuestas que no pueden esperar. Es necesario y urgente revertir la desigualdad social y de género, en forma sinérgica con la dimensión social, ambiental y el desarrollo económico, priorizando la sostenibilidad de la vida y el cuidado del planeta. Para ello se requieren pactos sociales, económicos y fiscales”.

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