Entrevistas
9 de Abril de 2022José Reyes-Rojas, el hijo comunista de Claudio Reyes: “No tengo una conversación pendiente con mi papá”
Es músico, padre, comunista y está cursando un doctorado. Esta semana causó polémica porque salió a pedir disculpas a nombre de su padre, un humorista de amplia trayectoria en televisión que ha devenido en comentarista político. En entrevista con The Clinic habla del momento en que decidió separar aguas: "Me sentí con la responsabilidad de marcar una distancia como militante, como persona, como papá y como hijo".
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No parece un humorista. Claudio Reyes (61) está con el ceño fruncido, visiblemente molesto. Ante las primeras preguntas, trata al Presidente Boric de “guatón atorrante”, lo compara con el Che Copete y le da lecciones de vestimenta con enojo.
Después apunta a Bárbara Figueroa, embajadora de Chile en Argentina. Dice que tiene cara de “Cromañón”, “Neandertal” y “mono aullador”. Quien escucha todo esto es Ricardo Delgado, dueño del canal El Facho Cola, quien apenas interviene. Solo sonríe y lo bandejea.
Al otro de lado de la pantalla, el video lo ve su hijo mayor, José Reyes-Rojas (35). Su reacción no fue espontánea, lo estuvo meditando algunos días. Lo que vino después fue una declaración de principios: publicó un hilo en Twitter donde pidió disculpas por los dichos de su padre. No fue una decisión fácil.
José tiene dos hijos. Una no es su hija biológica y, pese a que ya no tiene relación con su madre, asegura que la sigue viendo con recurrencia. “La crié como si fuera mía”, asegura. Tras estudiar música en la Universidad de Chile, se dedicó un tiempo a ser profesor. Pero al final encontró su espacio en la academia y actualmente está cursando su tercer año de doctorado en Educación en la UC.
Paralelamente, lleva una vida artística. Se hace llamar Pepe Santiago para cantar tango. Y también forma parte de La Urdemales, agrupación pionera de la murga estilo uruguayo en Chile.
La tardía vida política de José Reyes
Hay un hito que José Reyes fija como el comienzo de todo. Fue cuando se sumó como voluntario a la reconstrucción del país tras el terremoto del 2010. Destacó rápidamente por su carisma y su ascenso en política fue meteórico. Al año siguiente, ya era uno de los candidatos a presidente de la Fech por la lista Luchar.
Allí compartió lote con varios personeros del actual oficialismo, como la diputada Gael Yeomans y la ministra de la Mujer, Antonia Orellana. A fines del 2011, la agrupación conquistó la secretaría general con Felipe Ramírez, quien quedó detrás de Gabriel Boric (presidente) y Camila Vallejo (vicepresidenta).
No obstante, con el pasar de los años, sus vínculos se fueron estrechando con el Partido Comunista (PC). Se decidió a militar a inicios del 2020 y formó parte activa de la campaña territorial en las últimas elecciones. Cerró filas tras Daniel Jadue en las primarias, y luego se puso a disposición de Boric, el mismo que lo había vencido 10 años atrás.
– En tus años universitarios eras conocido por tener cierta chapa de “independiente”, pero finalmente te decidiste por ser comunista…
Sí, en un momento pensé que ser independiente no tenía ningún sentido, al menos para mí. Significaba no colectivizar lo que nos pasa todos los días y tratar de incidir realmente, poder compartir y aprender de los otros compañeros. Me di una vuelta larga, pero siempre me sentí comunista.
– Y te involucraste en la campaña de Boric. ¿Pensaste que en una de esas podía ganar Kast?
No, nunca tuve temor. Siempre sentí que nos íbamos a poner todos detrás de Gabriel para tratar de armar un proyecto común, que es lo que tenemos ahora y que me tiene súper ilusionado.
– ¿Cómo choca esa mirada con los comentarios de tu padre sobre el Presidente?
Desde hace un tiempo que mi papá, además de hacer humor, es comentarista. Tiene un programa en la Agricultura (Gato por Liebre) donde habla de esa forma en la que habla. Siempre ha sido súper transparente y ha dicho lo que piensa. Es honesto, por así decirlo. Suelen aparecer sus cuñas cada cierto tiempo, pero ahora me afectó.
Que hablara de “guatón atorrante” o los insultos que le dijo a Bárbara Figueroa… Me sentí interpelado, porque en el discurso fanático de derecha se trata muy mal a las personas que son comunistas por el hecho de serlo. Es una forma histórica de maltrato y menoscabo, que en algunos casos se ha traducido en persecuciones. Entonces, me sentí con la responsabilidad de marcar una distancia como militante, como persona, como papá y como hijo.
“Desde hace un tiempo que mi papá, además de hacer humor, es comentarista. Tiene un programa en la Agricultura donde habla de esa forma en la que habla. Es honesto, por así decirlo. Suelen aparecer sus cuñas cada cierto tiempo, pero ahora me afectó”.
“No tenemos una relación tan cercana”
– Esas diferencias con tu padre imagino que también se dieron en vivo. Pienso en la típica once familiar con mucha tensión porque se habla de política…
Sabí que no es tan así como te la imaginas. Nosotros no tenemos una relación tan cercana como para tener instancias como la once o la discusión en el almuerzo. Lo veo algunas veces, no tantas, durante el año. Tenemos una buena relación, al menos yo siento eso (se ríe). Yo lo quiero mucho y, cuando lo veo, me gusta compartir con él. Me cuenta sus historias y también lo encuentro súper divertido. Tiene buenas salidas, es súper creativo. Pero no hemos tenido esa instancia de discutir fuertemente un tema político.
Yo nunca viví con él, ponte tú. Además, en la adolescencia yo no tenía las ideas tan claras, entonces tampoco desarrollé una oposición desafiante ni mucho menos. No tenemos una dinámica de peleas.
– Pero hubo gente que se tomó lo que dijiste de manera súper beligerante. Es cosa de ver tu Twitter…
La gente más fanática de derecha en Twitter me ha dicho de todo. Que soy la vergüenza de la familia o “cómo traicionas a tu papá que se desvivió por ti y que por las noches no dormía”. Tienen esa imagen romantizada de la familia y la paternidad, pero yo le resto dramatismo. Cuando publiqué, traté de establecer diferencias éticas y políticas, pero en ningún caso significan una falta de cariño a mi papá. Son cosas distintas.
– ¿Han podido conversar después del episodio?
No, nada. No hemos conversado, aunque en general no hablamos regularmente. Hasta el momento, todo muy tranquilo, nada fuera de lo común. No se ha dado ninguna discusión ni un mensaje de reproche.
– ¿Y en el WhatsApp familiar se ha comentado algo?
Nada. He recibido sí mensajes de apoyo de amigos, amistades o compañeros de estudio. Pero en la familia no se ha armado ninguna polémica.
“La gente más fanática de derecha en Twitter me ha dicho de todo. Que soy la vergüenza de la familia o ‘cómo traicionas a tu papá que se desvivió por ti y que por las noches no dormía’. Tienen esa imagen romantizada de la familia y la paternidad, pero yo le resto dramatismo”.
“Cuando tratan mal a tu papá en masa igual es heavy”
La mamá de José Reyes falleció hace cinco años. Cuando habla de ella, la recuerda con nostalgia. Cuenta que de ella “saqué más el compromiso social, la conciencia más colectiva, otro tipo de valores vinculados al trato y al cariño. Y también una política preocupada por los seres humanos”.
– Simón Boric, hermano de Gabriel, salió al paso de las críticas a tu padre y lo trató de “Papito corazón”. ¿Qué te pasó con ese comentario?
Igual fue fuerte. Yo a Simón le tengo un enorme cariño, trabajamos juntos en un programa de radio de la Fech que se llamaba “Libre y Gratis”. Antes de twittear, hablé con él. Traté de extenderle una disculpa por el trato y por el tono. Él también fue buena onda y me dijo que no quería pasarme a llevar.
– ¿Te afectó lo que dijo?
Obvio que me afectó. Afecta que a tu papá lo traten mal. Afecta lo que genera cada publicación, porque las redes sociales son voraces. Uno pone algo sobre alguien y todos opinan sin buena intención. Cuando tratan mal a tu papá en masa igual es heavy. Y que aparezca gente que lo apoya desde ciertos discursos igual es heavy.
– ¿Sientes que tienes una conversación pendiente con tu papá?
No, él tiene las cosas bien claras respecto a su posición política. Ha ido afirmando harto sus posturas en un nicho político. Y yo también tengo mis cosas súper claras, me he formado harto y he participado en distintas cosas. Él debería responder por sus acciones. A mí no me corresponde pedir disculpas, pero me sentí con la responsabilidad de marcar cierta distancia desde la familia, plantearme como una persona que piensa distinto a él. Pero no tengo una conversación pendiente.
“Afecta que a tu papá lo traten mal. Afecta lo que genera cada publicación, porque las redes sociales son voraces. Uno pone algo sobre alguien y todos opinan sin buena intención. Cuando tratan mal a tu papá en masa igual es heavy”.
“El límite es la dignidad del otro”
– ¿Pero sientes que se transgredieron algunos límites?
Sí, absolutamente. Se traspasaron algunos límites del debate ético. En el escenario público, todas las personas son susceptibles de recibir críticas. Desde mi papá que está en el mundo del espectáculo, hasta las personas que están en el mundo de la política. Pero cuando empezamos a meter otro tipo de epítetos, lo que le dijo a Bárbara, son cosas totalmente fuera de lugar. Son límites que no tenemos que normalizar. Eso me motivó a reaccionar, decidí no permanecer indiferente.
– ¿Crees que se le puede exigir un estándar ético a personas que no necesariamente tienen algún tipo de responsabilidad pública, como tu papá por ejemplo? ¿o en verdad aquí debiera primar el derecho a decir lo que quiera sobre una autoridad?
Mi papá es comediante, pero también es comunicador. A estos programas no lo invitan a hacer reír, no lo disfrazan para que haga su humor. Acá su mensaje llega a muchas personas y, si alguien tiene la posibilidad de comunicar y que te escuche mucha gente, se tiene que preocupar de los mensajes y opiniones que está dando.
Independiente si es una autoridad o no, esto es un tema transversal y tiene que ver con la dignidad humana. Yo creo que ese es el límite. No es censura ni que nadie pueda opinar de nada, todos tenemos la libertad de expresarnos y decir nuestras ideas, pero el límite es la dignidad del otro. Humillar, insultar o provocar un daño a la integridad de otra persona traspasa ese límite.
– ¿Cómo va a ser tu reacción cuando te encuentres nuevamente con tu papá?
No me lo imagino. De verdad siento que tengo muy buena onda cuando lo veo. Una cosa es la posición política, y otra cosa es el cariño. Él es mi papá y siempre lo voy a querer.